Columnistas
Democracia legítima

Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez
Las democracias deben ser siempre legítimas, integradoras, posarse por encima de coincidencias y divergencias ideológicas, asumir con entereza que su normal desarrollo debe ser claramente definido y reiterado respecto de contener el más alto interés que quepa o pueda ser en directo beneficio ciudadano y comunitario. Entrañar firme convicción y ser un hecho histórico que afiance legitimidad, autonomía, visión crítica, constructiva y estar en disposición de participar en todo lo que institucionalmente trascendente sea.
Es de tener en cuenta que uno de los principales objetivos de la democracia es acortar las distancias existes entre la sociedad mexicana y las autoridades, las cuales han permitido a debe el crecimiento de los más diversos fenómenos sociales que han impactado e impacta en materia grave la credibilidad y la pérdida de legitimidad en la actuación de los gobiernos y servidores públicos.
No se puede perder de vista que la legitimidad de la autoridad que se ejerce desde el gobierno se obtiene de la aplicación responsable, ética y expedita de la Ley y las funciones de todos y cada uno de quienes integran gobierno, así como respecto de la protección más amplia de los derechos humanos y demás otras acciones y actuaciones que sumadas a través de todos los mecanismos democráticos existentes, permitan a la ciudadanía participar activamente en los procesos mismos que a la democracia integran.
Son muchos y más los elementos que deben incorporarse al catálogo de acciones y procedimientos ya existentes en tal dirección, replantear permanente y continuamente nuevos diseños aunados a estrategias y actividades de todo orden. Se trata de adentrarse en verdaderos desafíos en términos organizacionales para su correcta implementación, por lo que resulta tanto crucial como vital la participación amplia, extensa, decidida y bien informada de los ciudadanos interesados en el constante perfeccionamiento del Estado de Derecho y del régimen social y democrático, debiéndose acudir en ello y para ello en la creatividad, la iniciativa constructiva y la participación comprometida de quienes se interesen en comprenderlo, para poder comunicarlo y explicarlo; y, en todo caso, para proseguir la vía de una activa participación corresponsable en esa legitimación democrática.
