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Editorial

Innovación y emprendimiento para Santa Marta

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Cuando Rodrigo de Bastidas divisó desde la mar estas ensenadas con imponentes montañas protectoras para fundar Santa Marta, probablemente soñó con un lugar estratégico para la colonia por su ubicación, la paz de sus aguas, su clima, sus montañas, la desembocadura del rio y hasta por los mismos indígenas que habitaban estas tierras en la época prehispánica. Empero, estas virtudes que aun conservamos y que alimentaron el sueño de Bastidas, seguramente se quedaron cortas en su mente cuando vemos la ciudad que es hoy, con tantas cosas valiosas y con otras tantas por trabajar. Sin embargo, lo que debe preocuparle al samario hoy es permitirse soñar, así como lo hizo Bastidas, por Santa Marta, en la ciudad en la que queremos vivir, y esto debe ser coherente con los retos y las bondades que nos ofrece un mundo globalizado, siendo que, las claves para lograr la sostenibilidad, la competitividad, el crecimiento económico y el bienestar social deben ser la innovación y el emprendimiento.

Por estos días, la innovación y el emprendimiento son palabras que se encuentran de moda, que venden libros y llenan auditorios. No es un capricho semántico referirse a estas palabras para dirigir el sueño de los samarios, teniendo en cuenta que las dinámicas mundiales han cambiado; Giddens lo ha dicho cuando afirma que estamos en presencia de una sociedad globalizada y ésta no solo se encuentra cimentada en una economía de mercados, sino que también en una sociedad donde es el conocimiento y la información lo que define al hombre, así como alguna vez lo fue el trabajo para las sociedades industriales; también es característico pensar que el crecimiento debe estar de la mano de la sostenibilidad en el tiempo, lo cual incluye en ese gran colchón temas como el medio ambiente, la reivindicación de derechos sociales, las expresiones de autonomía, el respeto por los derechos humanos y la calidad y acceso a servicios vitales como la educación, la salud, el agua y las energías renovables.

Después de haber descrito a grosso modo las prioridades y características de nuestra sociedad actual, nos preguntamos ¿Dónde entra allí la innovación y el emprendimiento? Es que a través de estos se da una facilitación y dinamización para el cambio y progreso socioeconómico. La creación de empresas, las llamadas PYMES, han sido un gran motor para la economía, lo que ha permitido que el ciudadano promedio pueda explotar ideas propias con independencia y aumentar sus oportunidades de crecimiento. Esto ha permitido que las economías de las ciudades se impulsen y que se de una maximización del bienestar. Por otra parte, la innovación, tal como lo indica Porter, es una variable determinante en la competitividad, puesto que hace que se rompan las condiciones consolidadas y obligan a que cada vez más la competencia sea mejor. Esto es notable por las tendencias de protección de la propiedad intelectual que cada vez más toman fuerza y son incentivo para los creadores. Entonces, el samario del futuro debe tomar mayores riesgos que catapulten su crecimiento y tomarse enserio el hecho que todos somos responsables de generar valor en Santa Marta.

Si seguimos bajo el mismo hilo conductor de la sociedad del conocimiento y el contexto globalizado, la investigación y el desarrollo tecnológico son claves en la Santa Marta Post-490 años, lo que implica que las universidades son estratégicas para la ciudad. La tecnología es un elemento de competitividad, puesto que ésta logra mayor eficiencia, lo que implica una reducción en los costos para cualquier empresario y son los centros educativos superiores los que pueden contribuir a impulsar proyectos e ideas que proyecten a Santa Marta hacia un escenario de competitividad y sostenibilidad. Sin embargo, no solamente se debe ver a la universidad con un criterio económico, sino también con un importante criterio social, ya que para que los samarios tomen iniciativas que generen bienestar y tengan mayores oportunidades de crecimiento, solo es posible si existe contacto con el conocimiento, puesto que, para ser coherentes con el mundo actual, el hombre globalizado debe tener acceso al conocimiento. El papel de la universidad debe ser crítico y, de acuerdo con los postulados de Theodor Adorno y Guillermo Hoyos Vásquez, la educación que ésta imparta, entre más impertinente, más responsable es para la sociedad, porque será impulsora de cambios y dará sentido a las decisiones sobre el horizonte de la ciudad.

Santa Marta tiene mucho que aportar y los samarios podemos capitalizar esas grandes bondades naturales, históricas y de conectividad, en buenas ideas de emprendimiento, a lo que se puede decir que Don Rodrigo de Bastidas fue un gran visionario. Una sierra sagrada, con abundante biodiversidad, la cercanía al mar y la capacidad de conectarse con el mundo a través del puerto hace que la ciudad tenga las condiciones propicias para destacarse entre las demás ciudades. Sumado a todo esto, entre los avances del mundo global, el internet ha impuesto una versión 2.0 de las cosas, a la que todos pueden tener acceso y logra mejorar la calidad de vida de las personas. Pensar en crear una plataforma en la que desde tu celular conozcas que ruta de transporte público es la más adecuada para llegar a casa, o que puedas encontrar información en una app para saber qué cosa nueva se puede descubrir en una ciudad ya no es una sorpresa, pero cada vez más podemos utilizar la tecnología para hacer mucho más fácil nuestras vidas e incluso, utilizarla en economías estratégicas para la ciudad como el turismo, fortaleciendo la promoción e información de la ciudad y mejorando su oferta hotelera, siendo mucho más atractiva para ser visitada.

La Santa Marta que viene después de éstos 490 años tampoco puede no considerar el hecho que enfrentamos unos fuertes cambios climáticos, que condicionarán la vida como la conocemos y, es por esto que debemos proteger lo que es nuestro mayor tesoro y eje de referencia ante el mundo, el medio ambiente. El calentamiento global es un hecho y no puede quedarse dormida la ciudad esperando a que sucedan hechos lamentables. Las sequías son prueba de ello y no son lo único; la subida del nivel de los océanos amenaza. El samario del futuro debe apostarle a generar mayor sentido de pertenencia que sea capaz de proteger lo suyo, ya sea manteniendo embellecida la ciudad, cuidando los desechos que generamos y tratando de reducirlos, utilizar energías renovable y protegiendo nuestras fuentes de agua. Todo esto es una obligación. La revolución ambiental pronto dejará de ser sorpresa y debemos prepararnos para asumirlo como ciudad, fomentando un desarrollo sostenible para las futuras generaciones.

La Santa Marta con la que debemos soñar tampoco puede olvidarse de lo que fue y lo que es. En ésta visión de ciudad no podemos olvidar que tenemos una deuda histórica con los hermanos mayores y la ciudad debe mirarlos a ellos con respeto e incluirlos en sus decisiones. Barranquilla, después de haberse separado del río, hoy busca nuevamente contactarse con él y recuperarlo; Santa Marta debe hacer lo mismo con sus ancestros y cumplir el sueño de Bastidas. Esto nos permitirá ser incluyentes y rescatar un patrimonio valioso para la humanidad, el cual tiene epicentro en nuestra ciudad y es imperativo su reivindicación. A su vez, las complejidades sociales que han surgido del desplazamiento y la violencia deben superarse y hacer una ciudad que pueda recibir a todos con los brazos abiertos y generar oportunidades para volver a empezar. El objetivo de ciudad emprendedora e innovadora no puede olvidar que tiene un deber social y que debe hacer realidad el hecho que todos podamos vivir en armonía y con bienestar.

Lo más seguro es que ésta visión de ciudad se quede corta 490 años después, como lo fue la de Bastidas hace 490 años atrás, y este solo sea un sueño de tantos soñadores, pero debemos perpetuar el amor y la pasión por Santa Marta en las siguientes generaciones, lo que inevitablemente hará que podamos darnos la posibilidad de anhelar cada vez más una mejor Santa Marta y encontrar las respuestas a los retos que nos imponga crecer como ciudad. No es tarde nunca para volver a empezar y replantear los objetivos. ¡En tu cumpleaños deseamos lo mejor para ti. Feliz cumpleaños Santa Marta!

Editorial@opinioncaribe.com