Territorio
No todos los caminos conducen a El Banco
Sin vías para el progreso
Ante el evidente deterioro de las calles, las autoridades hablaron acerca de la crisis vial que actualmente atraviesa el importante municipio, ubicado en el extremo sur del departamento del Magdalena.
“Me contaron los abuelos que hace tiempo, navegaba en el Cesar una piragua, que partía de El Banco, ‘viejo puerto’, a las playas de amor en Chimichagua…”: así mismo, como rindiéndole culto a la nostalgia, como pensando que todo tiempo pasado fue mejor, es descrito en esencia el municipio de El Banco por varios de sus habitantes, que ven con impotencia, cómo los frutos del olvido hacen mella en el presente, reflejado en el estado de su sistema de tránsito y en sus deterioradas vías, otrora símbolos de progreso y fraternidad regional.
El Banco, tierra de leyendas, cultura y tradición, fue fundado por colonos hacia 1536, cuando Don Gonzalo Jiménez de Quesada navegaba por las aguas del Río Grande de la Magdalena como único camino fácil para emprender su exploración a las tierras altas de la geografía nacional, donde finalmente fundaría a Santa Fe de Bogotá.
Fue así que, la citada localidad magdalenense fue aprovechada estratégicamente como punto de embarque y desembarque, gracias a la más importante ruta que lo fortalecía en ese entonces, las aguas del magno afluente, el cual sigue avanzando al mismo ritmo portentoso, caso contrario al que exponen las nuevas y principales vías del municipio.
CONTEXTO ACTUAL
OPINIÓN CARIBE, realizó un recorrido testimonial por algunas de las arterias de la población ribereña, evidenciando aspectos que denotan el descuido y deterioro de su malla vial. Sumándole a ello la falta de autoridad vehicular que hoy muestra al municipio como un ‘pueblo sin ley’.
Ante la problemática, el medio indagó e intentó consultar a diferentes personalidades y mandos de esa jurisdicción, para que explicaran las razones de dicho ejemplo de negligencia.
Sin embargo, vale anotar que la población cuenta con tres principales vías de acceso, dos desde el Norte y una que apunta hacia al Sur. La primera es la carrera 15, que lo comunica con el vecino municipio de Guamal; la segunda, la avenida principal, en este caso la más cuestionada, ubicada entre las calles 7 y 8, que inicia en la carretera que con 297 kilómetros separan al municipio de Santa Marta, atravesando el Cesar, para luego ingresar al casco urbano y recorrerlo totalmente de extremo a extremo, desembocando prácticamente en las orillas del Magdalena y, la tercera vía, la calle 10, donde se encuentra ubicado el puente que comunica a El Banco con el resto del país. A las tres principales vías se suman un gran número de calles y senderos de la comuna uno, localizada en su parte cetro y noroccidental y, quizá la de estratos más bajos, que se encuentran absolutamente destapadas.
LAS AUTORIDADES
Ante la preocupante circunstancia se consultó al secretario de planeación del municipio William Gámez, quien en un acto de negligencia manifestó no poder dar información al respecto.
Pero casi a manera de paradoja, el que sí habló sobre el caso fue Víctor Rangel López, alcalde electo de la comunidad banqueña.
Según el nuevo burgomaestre, durante el desarrollo de su campaña electoral y en sus cuatro periodos como concejal, fue consciente del deterioro y mal estado de las vías, sin olvidar el desorden vehicular, en el que motociclistas, mototaxistas, conductores de motocarros y demás vehículos hacen de las suyas. Sumado a la falta de semaforización y demás señales de tránsito, así como ala ausencia de cultura vial, los conductores de motos sin cascos y sin otros elementos de seguridad.
“Debemos construir y fomentar un banco de proyectos y hacer lo necesario ante los órganos de cofinanciación del orden nacional, así como debemos acudir ante nuestra electa gobernadora, Rosa Cotes, para que nuestro municipio sea incluido en el presupuesto del plan de ordenamiento nacional”.
Al menos eso último expresó el que a partir del primero de enero de 2016 regirá los destinos de El Banco, en el marco de los próximos cuatro años.
Sin embargo, en materia de movilidad, fue abordado Francisco Salazar, concejal electo en el debate del pasado 25 de octubre, quien así mismo hace parte del movimiento significativo Opción Ciudadana, al cual pertenece Ricardo Ríos, excandidato a la alcaldía y excarta política del aún máximo mandatario municipal, William Lara.
Francisco Salazar respondió a la inquietud formulada sobre la problemática del tránsito de la localidad, asegurando y reconociendo que las avenidas de El Banco necesitan de controles, señales y autoridades.
“Es cierto que el tránsito de nuestro municipio está muy desordenado, por lo que hay que organizarlo con un grupo especial de la Policía. De igual forma, mi idea es radicar un proyecto de unos semáforos que ya estaban pero no sé qué pasó. Estos estarían en ciertos puntos estratégicos y de esa forma mejorar el desarrollo de la movilidad”, apuntó el futuro coadministrador.
De otro lado, una vez mencionada la fuerza pública, OPINIÓN CARIBE entrevistó al teniente coronel Diego López, subcomandante de la Policía del Magdalena, quien manifestó que a dicha comandancia no se le ha solicitado sus servicios conforme a que al parecer no existe un convenio, proveniente de la administración local que se haga cargo.
¿INVERSIÓN SIN RESULTADOS?
Ante la precaria situación y la falta de respuestas por parte de la alcaldía de esa población, situada el extremo sur del Departamento, el medio accedió a un informe de septiembre de 2013, realizado por la gobernación del Magdalena, encabezada por Luis Miguel Cotes Habeych.
En el reporte se evidencia cómo el gobernador y el alcalde William Lara firmaron dos convenios interadministrativos en aras de ejecutar obras de infraestructura para el beneficio de la movilidad vehicular entre la cabecera y la zona rural del municipio.
En ese entonces, Lara expresó que “uno de los convenios establece un aporte de la Gobernación por la suma de 42 millones de pesos, los cuáles servirán para proporcionar gasolina a toda la maquinaria pesada que viene adelantando las obras, ya que el traslado hacia dichos sectores es considerable y el gasto es mayor”.
Mientras que el ente departamental indicó que “el otro acuerdo consiste en el aporte de la suma de 110 millones de pesos para la construcción y mejoramiento de andenes en el municipio, teniendo en cuenta que la localidad es bastante amplia y el tráfico peatonal es alto. Además existe una gran cantidad de vehículos entre motocicletas, particulares y de carga pesada”.
No obstante, vale anotar que de acuerdo con un reporte de la alcaldía de El Banco, las obras de restauración de vías de la zona rural se ejecutaron por parte de la Unidad de Gestión del Riesgo y el Ejército Nacional que aportó la maquinaria y el trabajo de ingeniería.
Por su parte, Luis Miguel Cotes Habeych resaltó en su momento que “el gobierno departamental siempre se ha preocupado por contribuir con todos estos proyectos que sean de beneficio y progreso para la región”.
Lo extraño de todo es que en el casco urbano, el contexto arroja a la vista una realidad diferente a lo pactado, teniendo en cuenta, además, que no todas las calles disponen de pavimentación o asfalto.
Una muestra fiel recae en la avenida principal, la cual registra desniveles, cráteres y grietas como si fuera una burda copia de los adoquinados senderos romanos, pero en este caso no todos los caminos conducen a El Banco, debido a que la movilización de automotores se ve entorpecida.
EL RÍO, SU MEJOR VÍA Y UNA ODA AL PASADO
Lo cierto es que por ahora los habitantes de ese importante municipio observan con resignación cómo hasta el momento el río Magdalena que ha sido su mayor y más importante vía en la historia que luce intacto por las bondades de la naturaleza, está irónicamente ignorado tanto como fue ignorado el que fuera uno de los más importantes aeropuertos del Magdalena y la región Caribe.
Ya el comercio no fluye como antes y en esta época, la citada actividad económica alude al fantasma de un gran Guillermo Cubillos, leyenda aún viviente en los senderos que recorren todo El Banco, que con solo escuchar su nombre evoca un dorado de nostalgia, siendo este último personaje su mayor símbolo de la bonanza, luego de que a bordo de una piragua inspirara el desarrollo de la región y las letras de un pasado que aún enamora.
Se trataba de la piragua de Guillermo Cubillo Ospina, comerciante y reconocido navegante nacido en 1863 en el municipio de Chía, Cundinamarca, el cual, con los años se trasladó a La Dorada, localidad del departamento de Caldas, donde una vez instalado se dedicó al transporte de mercancías entre esa jurisdicción y El Banco.
“…Era la piragua de Guillermo Cubillos. Doce bogas con la piel color majagua y con ellos el temible Pedro Albundia, en las noches a los remos le arrancaban un melódico rugir de hermosa cumbia. Doce sombras, ahora viejos ya no reman, ya no cruje el maderamen en el agua, solo quedan los recuerdos en la arena donde yace dormitando la piragua…”, como reza la magistral cumbia del maestro banqueño, José Benito Barros.
Escrito musical que de otra forma puede metaforizar el olvido y casi letargo en el que se encuentra no solo el puerto fluvial de la población sino el estado actual de sus vías. Se espera que para cuatreño venidero la administración encuentre mejores soluciones para una población que lo merece.
You must be logged in to post a comment Login