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Cultura

20 de marzo: Día Internacional de la Felicidad

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¿Qué es el Día de la Internacional de la Felicidad? ¡Es un día para ser feliz, naturalmente! Desde 2013, las Naciones Unidas han celebrado el Día Internacional de la Felicidad como reconocimiento del importante papel que desempeña la felicidad en la vida de las personas de todo el mundo. De hecho, Las Naciones Unidas acaban de establecer 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que pretenden poner fin a la pobreza, reducir la desigualdad y proteger nuestro planeta –tres aspectos primordiales que contribuyen a garantizar el bienestar y la felicidad.-.

Las Naciones Unidas invitan a todas las personas de cualquier edad, así como a las escuelas, los negocios y los gobiernos a celebrar cada 20 de marzo el Día Internacional de la Felicidad.

Por mucho tiempo se creyó que la felicidad no se podía enseñar como las matemáticas o la geografía. Sin embargo, desde cuando Martin Zeligman creó la psicología positiva, esa idea cambió. A partir de sus muchas investigaciones se sabe que el 50 por ciento de la felicidad depende de factores como creencias y hábitos que son modificables y por lo tanto se pueden enseñar. “El resto es genética”, dice Andrés Aljure, coach y profesor de la cátedra de felicidad y bienestar de la Universidad de La Sabana.

En efecto, aprender a ser feliz es posible y por eso muchas universidades en el mundo se han dado a la tarea de incluirla como una cátedra. En Harvard, donde existe desde 2006, es la más apetecida por los estudiantes, al punto de que desbancó a Introducción a la Economía, que por años había sido la clase más popular.

Los siguientes comportamientos y formas de pensar representan cambios estructurales que generarán bienestar permanentemente.

1. La felicidad está en la mente: el nivel de bienestar está determinado por la interpretación que cada cual hace de los eventos externos. Si se ven catastróficos o provechosos depende de dónde se ponga el foco de atención. Según Aljure, “el 10 por ciento es lo que nos pasa en la vida y el 90 por ciento es lo que hacemos con lo que nos pasa”.

2. Agradezca:
el ser humano se adapta a todo, tanto a situaciones negativas como positivas. A eso se le llama adaptación hedonista. El agradecimiento es beneficioso porque significa reconocer las cosas que la gente da por sentadas y creer que siempre estarán allí.

3. Haga ejercicio:
se ha podido establecer que 20 minutos de ejercicio al día equivalen a una dosis de Prozac o cualquier otro antidepresivo. Esto sucede porque durante la actividad física el cerebro secreta un tipo de hormonas, las endorfinas, opiáceos naturales que proporcionan una sensación de calma y placer.

4. Cultive sus amigos:
los estudios señalan que con solo mantener cinco relaciones de amistad durante toda la vida las personas tienen el 60 por ciento mayor posibilidad de sentirse mejor. “Los amigos ayudan a que los individuos se desahoguen y al hacerlo se producen varias cosas: se reducen las emociones negativas, el cerebro se estructura mejor porque entiende con más claridad la situación y, además, brindan consejo y apoyo”, dice Aljure.

5. El sentido de propósito: la evidencia científica muestra que tener una meta, un proyecto, un sueño que le dé sentido a la vida redunda en bienestar porque funciona como un motor interno que  sirve para sobrellevar los obstáculos. Estudios recientes han mostrado que las personas felices que no tienen un claro sentido de propósito cuentan con las mismas probabilidades de padecer problemas de salud que aquellos que enfrentan una adversidad crónica.

6. Simplifique: hay que hacer la vida sencilla. Los expertos aconsejan no agendar más actividades de las que puede hacer, ni vivir muy lejos del trabajo, ni quedarse rumiando los problemas.


7. Medite:
esta practica milenaria reduce el estrés negativo, relaja, genera paz interior y da energía al cuerpo y a la mente para capotear las situaciones diarias.

8. Permítase ser humano: todas las emociones humanas, tanto las llamadas positivas como las negativas, entre las que están la ira y la tristeza, tienen un propósito. Por eso, es bueno sentirlas. También es importante ser compasivo consigo mismo, aceptar las debilidades y las fortalezas y no juzgarse más de la cuenta cuando hay fracasos.

9. Vuélvase un caucho:
la resiliencia se asocia a la habilidad que tiene un caucho de volver a su estado normal. En el caso de los humanos significa tener la elasticidad suficiente para ser impactado por un trauma, pero al mismo tiempo poder recuperarse. Esta palabra también se relaciona con crecimiento postraumático, lo que implica seguir caminando pero fortalecido después de una situación dificil o una pérdida.

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