Connect with us

Columnistas

Mujeres y hombres

Published

on

Por Cecilia Montaño López

Más allá de la visión histórica del hombre ‘macho’ y de la mujer ‘sumisa’, algo más debe estar pasando en el mundo y específicamente en Colombia, para explicar esta ola de asesinatos de mujeres y de violaciones de niños, especialmente.

Sin duda, es un tema para sociólogos, psicólogos y otros profesionales, pero los economistas simplemente basándonos en cifras, podemos aventurarnos a buscar una explicación adicional.

Solo mirar los resultados de encuestas recientes, en especial, la de demografía 2015, arrojan elementos que podrían contribuir a explicar este terrible mal de feminicidios y de violaciones a mujeres y menores, que tanto nos acongoja pero que no parece detenerse.

Un dato sorprendente: las mujeres colombianas en un tiempo relativamente corto, redujeron el número de hijos de 6.8 en 1960 a un 1.9 en 2014. Esto lo hicieron a pesar de los hombres, a quienes no parece importarles su papel de reproductor, muchas veces descontrolado como en tiempos remotos.

Pero también las mujeres colombianas disminuyeron su fecundidad a pesar de la Iglesia católica y de muchas iglesias protestantes que parecen a menudo más conservadoras que la católica lo que ya es mucho decir.

El Estado jugó un tímido papel que se limitó a mirar para otro lado para no torear a mucho sacerdote o líder religioso, y dejó que instituciones como Profamilia empezaran a juntar la demanda de las mujeres con la oferta de métodos anticonceptivos.

Nadie les ha abonado a las mujeres en Colombia, que gracias a su decisión hoy crecemos muchísimo menos que hace 30 años, lo cual debería facilitar una mejor atención a los menores de edad y liberar recursos para el resto de la población. Pero lo que demuestra esta última encuesta de fecundidad es que este no es un comportamiento solo de las mujeres urbanas, sino lo que parece increíble también de las mujeres rurales, las más afectadas por el machismo recalcitrante y con mucho menos acceso a métodos que previenen el embarazo.

Pero algo similar está sucediendo con la educación: las mujeres urbanas, pero también las nuevas generaciones de campesinas, se están educando más que los hombres, demostrado su interés de integrarse a las demandas de una sociedad menos tradicional y más moderna.

La hipótesis que podría plantearse frente a estos y otros resultados, es que mientras las mujeres en el mundo y en Colombia en particular han cambiado radicalmente sus aspiraciones y sus ambiciones, la sociedad como tal manejada aún por hombres, sigue viviendo con el esquema fácil para ellos: el hombre como único proveedor y la mujer sumisa y dedicada al cuidado de todo y de todos, incluyéndolos a ellos mismos que se vanaglorian, muchos de ellos, de su inutilidad para labores propias del hogar.

Lo que se está dando es un indicador de la inmensa brecha que existe entre la mujer de hoy y la sociedad bajo el control de los hombres, que nada modifica y que pretende que todo sigue igual a como vivieron sus ancestros. Esta profunda desigualdad, y como todavía el poder económico y político sigue estando en manos de hombres, quienes su vez manejan las instituciones, es la que explica esta explosión de violencia contra las mujeres y esa incapacidad de muchos para entender que su papel va más allá de ser un reproductor. Si no fueran estas palabras de hombres supuestamente estudiados, no creería posible que todavía algunos piensen que vinieron al mundo a procrear, sin responsabilidad.

¿Por qué les cuesta tanto a muchos hombres ubicarse en las realidades actuales donde las mujeres buscan desesperadamente autonomía hasta el punto de preferir ser cabeza de familia que estar sometida a parejas violentas?

Porque se trata de una lucha de poder, que ha sido masculino por siglos y que el género masculino no está dispuesto a ceder ni un milímetro. Pensemos en esta como otra de las posibles explicaciones de este profundo desencuentro actual entre hombres y mujeres.

Vale la pena el ejercicio porque el costo es feminicidios y agresiones sexuales a mujeres y niños. Y si no se le pone freno a este actuar violento, van a aumentar las que reciban los hombres ¿Será que esa posibilidad si los conmueve?

 

Click to comment

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply