Nación
»Cifras de personas con obesidad en Colombia seguirá aumentando»: FAO


En el 2030 aún habrá colombianos con hambre y la cifra de personas con obesidad seguirá aumentando, lo que va en contra de las metas de desarrollo. Esa fue la conclusión del más reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sobre seguridad alimentaria y nutrición.
El panorama regional es igual de desalentador y los problemas de salud que giran en torno a la inseguridad alimentaria están ganando la batalla “por paliza”, dijo Julio Berdegué, representante de la FAO.
Las cifras en el país indican que más de 3,2 millones de colombianos (6,5 %) están en condición de hambre; y si bien se redujo el porcentaje en 0,6 puntos frente a la última medición, está por encima del promedio regional (6,1 %). Colombia fue uno de los cuatro países, junto a Haití, México y República Dominicana, donde la desnutrición cayó desde el 2014.
Pero al revisar el sobrepeso a nivel nacional la preocupación se dispara porque más de la mitad de la población (56 %) está por encima de su peso ideal.
Esos resultados, explica el documento, son producto de la transformación de los patrones alimentarios de las últimas décadas, pues han crecido la urbanización, el comercio internacional y la disponibilidad de alimentos ultraprocesados, que son poco saludables.
Basta ver que en Colombia, como en la mayoría de los otros países, la desnutrición, deficiencia de micronutrientes y sobrepeso se concentran en grupos de menores ingresos, en niños y niñas, en mujeres, en la población indígena y en familias rurales. Y en esos mismos grupos el sobrepeso y la obesidad aceleran.
El informe cuestiona, en ese sentido, que pese a que en el país se producen y se tienen a disposición más gramos por persona al día de los requerimientos de frutas y verduras, el gasto anual en alimentos consumidos fuera del hogar y en bebidas no alcohólicas va en aumento.
Algunas propuestas
Expertos consultados por el periódico EL TIEMPO lanzaron opciones para intervenir estos problemas. Dora Hilda Aya, nutricionista dietista, experta en alimentación y nutrición, asegura que se necesitan políticas estructurales orientadas a la reducción de la pobreza que representen transformaciones reales en la vida de las personas.
“Estamos generando pobres con una altísima dependencia del Estado”, cuestiona.
El sistema alimentario, agrega, debe buscar que las familias no se alimenten con productos de baja calidad nutricional, alta densidad calórica y pocos nutrientes, sino promover como hábito el consumo de alimentos variados, sobre todo provenientes de pequeñas familias productoras.
Rubén Orjuela, nutricionista investigador de Educar Consumidores, considera vital excluir de impuestos los alimentos saludables como frutas, verduras, leguminosas, cereales, lácteos, huevos, carnes y otros sin procesar.
Más allá de cuestiones sociopolíticas, Iván Darío Escobar, director del Instituto de Diabetes y Endocrinología, afirmó que hay acciones que las familias pueden tomar, como buscar alimentos “buenos, bonitos, baratos y naturales por encima de los ultraprocesados”; cocinar en casa y retomar la siembra de huertas caseras, cuando sea posible.
María Teresa Ochoa, nutricionista, magíster en seguridad y soberanía alimentaria, señala, por su parte, que el problema de la comida no debe ser una discusión técnica sino humana y que los alimentos se han convertido en mercancías que al deshumanizarse “nos dejaron sin qué comer”. “Por eso las decisiones en este tema deberían ser éticas y no económicas”, concluye. EL TIEMPO


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