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Salud

Fragilidad mental

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Paola Ramírez Caballero

La salud mental de la población magdalenense cada vez es más frágil y, a pesar de que existen políticas públicas focalizadas en la prevención, la situación sigue siendo alarmante, naciendo el interrogante ¿Hasta dónde llega la responsabilidad del Estado?

Hasta el 2013, con la Ley 1616 de Salud Mental, fue que el país le prestó la atención que requería la salud mental de los colombianos, como un trabajo de política pública. “Anteriormente lo que se venía haciendo era poner pañitos de agua tibia, sin tener una legislación que orientara, direccionara y obligase a los entes y entidades de salud a prestar una adecuada atención”, enfatizó el psicólogo, Roberto Carlos Palacio.

El hecho de que exista esta ley no es sinónimo de que se esté cumpliendo en su totalidad, el control político deben ejercerlo los entes territoriales sobre las entidades de salud que reciben recursos para la promoción y prevención de las enfermedades y trastornos mentales.

En este sentido, el Director de la Fundación Ágape, considera que, a diferencia de otras regiones del país, el Magdalena no se ve con buenas perspectivas, porque la política pública no depende simplemente de la ciudadanía, sino de la gestión de los entes gubernamentales.

“Es importante vigilar las actividades que deben estar realizando las EPS que no están cumpliendo adecuadamente como lo exige la normatividad en Colombia, eso influye en que la problemática que podamos ver a nivel social se ha significativa y quedemos simplemente en la parte de intervención y no en la prevención”, explicó el doctor Palacio.

El departamento viene trabajando en el fortalecimiento de los programas de vigilancia epidemiológica con las entidades que le competen la ruta de atención, donde se han desarrollado capacitaciones en las comunidades para la prevención y el fomento de factores que permitan mantener y mejorar la salud mental.

Hasta ahora se viene conociendo la situación de salud mental en el Magdalena ya que anteriormente no existía esta información. Lo anterior denota que el Magdalena tiene un largo camino por recorrer para conocer el estado mental de su población. Hasta el momento se han incrementado las notificaciones referentes a casos relacionados con problemas psicosociales y psiquiátricos.

La Ley de Salud Mental, indica que, al interior de las comunidades, los entes territoriales deben capacitar a los líderes a través de los comités de salud mental que deberían estar conformados, para que hagan intervención en los grupos familiares, para prevenir los desequilibrios psíquicos.

Desafortunadamente estos no están conformados ni en el Distrito ni en el Departamento.

“Si la atención en salud física es pésima, es preocupante como se da la mental. Falta mucho trabajo en el sector público, se están acostumbrando a que tenga episodios psicóticos, lo hospitalizan, le dan atención farmacológica y sale. Las pastillas ayudan a regular procesos internos neurológicos, pero a nivel cognitivo lo que ayuda es el dialogo”, manifestó el psicólogo Palacio.

Las políticas públicas de salud mental no hacen ningún impacto permaneciendo en los documentos, sin que estas se lleven al campo, tanto el Concejo de Santa Marta como la Asamblea del Magdalena, están en la obligación de hacer control y vigilancia a esta problemática declarada por la OMS como un problema de salud pública. Aunque Colombia, ha mejorado en comparación a diez años atrás, la implementación de esas estrategias no se está cumpliendo.

La Resolución 518 de 2015 incluye entre las tecnologías en salud a desarrollar por parte de todas las entidades territoriales del país la estrategia rehabilitación basada en comunidad en salud mental, así como las zonas de orientación escolar y los centros de escucha, los cuales permiten una penetración de los entornos comunitario, familiar y educativo para disponer actividades de educación en salud y apoyo psicosocial.

La profesional de la salud, Herminia Carrillo de Cerro de San Antonio, considera que existen dificultades para atender a los pacientes con problemas psiquiátricos. “No son suficientes las políticas públicas emanadas desde el Ministerio de Salud, porque existen limitaciones en los hospitales para prevenir las enfermedades porque muchos casos llegan hasta estados lamentables por malos hábitos. Se debe trabajar por alcanzar mejores indicadores y prestar mejor atención”.

UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA

De acuerdo a lo informado por el Ministerio de Salud, la depresión se ha convertido en un problema de salud pública a nivel nacional e internacional, por la carga de enfermedad que genera (la mayor carga es por la discapacidad que produce); en el 30% de los casos se vuelve crónica, su presencia aumenta la probabilidad de que se desarrollen algunas enfermedades o empeora el desenlace de otras. El suicidio es la complicación más grave de la depresión mayor. Por esta razón Colombia realiza un seguimiento permanente al evento en todo el país.

Aunque, Magdalena se encuentra entre los departamentos con menor número de atenciones por depresión, se considera necesario que la entidad territorial haga seguimiento al comportamiento epidemiológico del evento, ya que se sabe que en el país muchas personas no asisten a la consulta y el impacto negativo que la depresión causa en el individuo, su familia y la sociedad, es muy importante.

Enfermedades mentales hay alrededor de 53, sin embargo, la depresión, los trastornos de ansiedad y las adicciones ocupan los primeros lugares. Todas estas, patologías prevenibles si se detectan a tiempo.

El Ministerio de Salud, informó que la depresión moderada o grave ha tenido en el Magdalena un comportamiento variable, los casos de depresión moderada son más frecuentes, excepto en 2014 cuando el número de casos de depresión grave se incrementó, para volver a igualarse con las cifras de depresión moderada.

Esta depresión moderada es más frecuente entre los 50 y 54 años (11,5%) seguida por el grupo de 35 a 39 años (10,9%). La depresión grave se presenta con mayor frecuencia en edades de 50 a 54 año (14,6%) y de 45 a 49 años (14,4%). Por género se encuentra que la depresión moderada es más frecuente en mujeres (77,3%) que en hombres (22,7%). Algo similar sucede en la depresión grave, la cual se presenta más en mujeres (62%) que en hombres (38%). Este comportamiento del evento en el Magdalena, es similar al nacional.

En el Distrito de Santa Marta se registró el 80,2% de las personas atendidas por depresión en el departamento. Debe tenerse en cuenta que como el cálculo del indicador se hace con frecuencias absolutas, es lógico esperar que donde hay mayor población haya mayor número de casos. El municipio de Ciénaga presentó el 9,7% de las personas atendidas con diagnóstico de depresión y el de Fundación el 3,7%.

EL ESTRÉS

Existe un indicador relacionado con situaciones que generan estrés en la población: es el porcentaje de personas atendidas por riesgos potenciales para su salud relacionados con circunstancias socioeconómicas y psicosociales.

Las prevalencias del evento son bajas y muestran una variabilidad importante. En 2013 se dio la prevalencia más alta, se encontró que de cada 100 personas atendidas aproximadamente una presentó riesgos potenciales para su salud relacionados con circunstancias socioeconómicas y psicosociales.

En Colombia se mide la tasa de años de vida potencialmente perdidos (años que se dejan de vivir por muerte prematura) por trastornos neuróticos, trastornos relacionados con el estrés y trastornos somatomorfos; de 2005 a 2015, Magdalena ha reportado en cero este indicador.

El Estrés fue concebido por el Ministerio del Trabajo a través del decreto 1477 de 2014 como una enfermedad de carácter laboral. “Los médicos cuando no comprenden la sintomatología física de un paciente, lo asocian con estrés, y no se está tratando adecuadamente”, dice el psicólogo Roberto Carlo Palacio.

El especialista en psicológica laboral, explica que el estrés es cuando la persona manifiesta una sintomatología que le impide terminar las labores, no le permite ejercer una actividad cotidiana en su vida, no puede tener una satisfacción sexual con la pareja, porque hay algo que lo aqueja, empieza afectarse neurológicamente.

LA MENTE DEBE CUIDARSE

Así como se cuida la salud oral o la cardiovascular, los magdalenenses deberían invertir en atender la mente, en visitar al psiquiatra, por una enfermedad o situación estresante, por insomnio, cambio de ánimo, disminución en el rendimiento laboral, académico, por problemas de pareja, de socialización o simplemente, por chequeo preventivo.

El problema es el estigma, ese que de manera ignorante se le ha puesto a este tipo de consultas. Algunos hablan de locura, agresividad y otros, de estar fuera de la realidad, pero nada más lejano a eso. En Colombia hace falta educar para prevenir, diagnosticar, tratar y rehabilitar en salud mental.
La Organización Mundial de la Salud, OMS, define la salud mental no solo como la ausencia de trastornos mentales. Se refiere a ella como “un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”.

Los resultados de la Encuesta Nacional de Salud Mental, indica que el 30% de los trastornos mentales en Colombia son fruto de adversidades asociadas con la disfunción familia, como divorcios, violencia, la muerte de algún padre, abuso sexual, etc. De acuerdo a la investigación si se logra controlar estos factores se reducirían hasta en un 23% los casos de trastornos afectivos, en un 27% los de abuso y dependencia de las drogas, en un 31% los de ansiedad y en un 42% los de conducta.

SALUD MENTAL LABORAL

El Ministerio del Trabajo, lideró una de las encuestas nacionales de condiciones de salud y trabajo, donde se evidenció que por dos de cada tres trabajadores se encuentran expuestos a factores psicosociales en su jornada laboral y entre un 20 por ciento y un 33 por ciento sintieron altos niveles de estrés.

La encuesta también evidencia que los riesgos ergonómicos y psicosociales son identificados como prioritarios. Un 14 por ciento de los encuestados expresó que no tiene tiempo para realizar sus tareas y el 43 por ciento se quejó de que debe realizar su trabajo de forma muy rápida o con plazos muy estrictos.

La Resolución 2646 de 2008, indica que todas las empresas públicas y privadas independiente de su tamaño, deben aplicar la batería de riesgo psicosociales, donde se identifica el estado de la relaciones extra-laborales, los riesgos intralaborales, sociodemográficos y el nivel de estrés laboral. “El Magdalena esta grave en la aplicación de este mecanismo de obligatoriedad”, subrayó el especialista en seguridad y salud en el trabajo, Roberto Carlos Palacio.

Entre las enfermedades mentales laborales están el síndrome de «burnout», el acoso psicológico, manejo del duelo, estrés postraumático o agudo. “La situación del clímax laboral no es la mejor en el Magdalena, se ven conflictos entre compañeros, acoso, competencias, no existen actividades de esparcimiento, generándose factores de riesgo psicosocial”, afirma el psicólogo Palacio.

Las empresas están en la obligación de crear espacios de esparcimiento, así lo dispone el código laboral y el Ministerio de Trabajo, además pueden exigirles a las EPS y ARL que los dineros aportados se han reinvertidos en sus trabajadores en la prevención de riesgos psicosociales.

Foto- SIPSE

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