Columnistas
Y de la empleabilidad ¿Qué?
Por: Saúl Alfonso Herrera*
La empleabilidad entre nosotros, dado nuestro arquetipo productivo desafortunadamente no ha cambiado, no obstante, los aislados esfuerzos de algunos sectores primarios, industriales y de servicios. Poco se ha hecho para generar condiciones que potencien la materia prima fundamental de toda sociedad, que no es otra que el desarrollo humano, a lo que se suma un debate serio sobre el papel de la educación a este tenor, que viene afecta a las generaciones presentes y por venir, más cuando incide en aquellos que se encuentran por debajo de la línea de pobreza, lo que se vuelve más grave en los jóvenes que no han podido finalizar su secundaria.
Tenemos un sistema educativo arcaico, que requiere con urgencia cambios importante pero las urgencias no dieron espacio y poco y nada se ha avanzado en tal dirección. No ha provisto el Estado los instrumentos ni las herramientas suficientes y necesarias para que cada quien pueda vivir libre y dignamente con amplias oportunidades educativas que puedan colmar las expectativas y les permita desarrollarse; imponiéndose reforzar las capacidades de las personas y dotarlas de mayores atributos para conseguir empleo.
Para la Organización Internacional del Trabajo – OIT, empleabilidad es la aptitud de la persona para encontrar y conservar un trabajo, para progresar en el mismo y para adaptarse al cambio a lo largo de la vida profesional. Afirmación esta que impulsa ponernos a tono con un mundo que ha cambiado sustancialmente y que deja por fuera del sistema a muchísimos jóvenes que nunca accedieron o no terminaron su ciclo superior, obligando reivindicar y promover la imaginación como arma fundamental para el desarrollo profesional, en lo que importan instituciones secundarias que permitan una salida laboral intermedia y que aquellos que decidan dedicarse a trabajar puedan hacerlo sin reparos y puedan además insertarse a la vida laboral sin inconvenientes.
Nada pues de tenerle miedo al futuro. Para avanzar necesitamos jóvenes capacitados para los nuevos desafíos que el mundo nos propone. Jóvenes incentivados a explorar sus capacidades y potencialidades; y mientras en muchas latitudes del orbe esto acontece y se avanza en tal sentido, nosotros seguimos devanándonos los sesos respecto si es positivo o negativo que intervengan en la discusión de contenidos curriculares los empresarios que mañana contratarán a los futuros trabajadores que emerjan de las aulas de clase.
Pareciera que no entendiéramos que la cuarta revolución industrial está aquí y llegó de la mano de una revolución educativa, razón por la que no sirva modificar lo existente, sino llevar a cabo la sólida construcción de un sistema educativo más cercano a la empleabilidad que nos permita una ciudad y departamento mejores y más preparados para el futuro, como debe y tendría que ser.
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