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Victoria e incertidumbre
El movimiento político Fuerza Ciudadana lleva dos periodos consecutivos en el poder del distrito de Santa Marta, y con las recientes elecciones se perpetuarán por cuatro años más, ahora han dado un gran paso; lograron en las pasadas elecciones del 27 de octubre gobernar al Magdalena. ¿Es sinónimo de una pequeña hegemonía de poder que puede quebrantar la democracia magdalenense?
Sandra Granados Ramos
Fuerza Ciudadana es un movimiento de ciudadanos liderado por el exalcalde y ahora gobernador electo del Magdalena, Carlos Eduardo Caicedo Omar, quien desde hace 8 años gobierna la ciudad con una estrategia política que rompe los esquemas y que tiene a Santa Marta polarizada.
Carlos Caicedo es oriundo de Aracataca, Magdalena, terminó sus estudios en el Liceo Celedón, espacio en el que se destacaba como líder estudiantil. Luego, partió hacia la ciudad de Bogotá a estudiar Derecho en la Universidad Nacional, lugar en el que también ejerció su liderazgo e hizo parte de la creación del movimiento de la Séptima Papeleta, el cual impulsó la Constitución de 1991. Fue candidato a la Constituyente y según él, fue vocero de paz en el proceso entre el Gobierno y la Corriente de Renovación Socialista, CRS.
Sin embargo, hay quienes señalan que es desmovilizado de la CRS que pertenece al Ejército de Liberación Nacional, ELN, y lo hizo en el año 1991 en los Montes de María. Paradójicamente, al poco tiempo, comienza a trabajar con personajes vinculados a escándalos por parapolítica como Eduardo Dávila Armenta, quien fue uno de sus padrinos políticos, al igual que el exgobernador del Magdalena, Jorge Caballero, con quien trabajó como director de Atención de Desastres, personajes de familias tradicionales de la ciudad y que hacen parte de ese grupo de corruptos al que él llama: ‘los de antes’, los mismos que lo apoyaron e impulsaron.
Esta vez, en las elecciones del pasado 27 de octubre, Carlos Caicedo fue elegido como el nuevo gobernador del Magdalena con 343.789 votos, dejando por fuera a su competencia del movimiento ‘Magdalena Gana’, cuyo candidato a la Gobernación era Luís Miguel Cotes, quien obtuvo 195.505 votos.
Por su parte, Virna Lizi Johnson Salcedo, quien también hace parte del movimiento, fue escogida como la nueva y primera alcaldesa elegida por voto popular para el periodo 2020 – 2023 de Santa Marta con una votación histórica de 130.087 votos, superando los números de Rafael Martínez de 92.175 votos en 2015 y de Carlos Caicedo de 74.553 votos en 2011.
Con el próximo cuatrienio de Virna Johnson, se completaría un total de 12 años en los que Santa Marta es dominada por el movimiento político que ha sido cuestionado en varias ocasiones y en las que el poder se ha concentrado en un solo grupo de personas, lo que pone en duda si esto daña o no a la democracia del Magdalena.
CONTINUIDAD DEL PODER
César Mercado Durán, abogado y exsecretario de Gobierno del Distrito, en diálogo con OPINIÓN CARIBE afirma, que una de las estrategias en la política de Fuerza Ciudadana ha sido llegar a los municipios, barrios y corregimientos en etapa no electoral, debido a que todos los mandatos tienen una época de crecimiento y expiración.
La estrategia que ha tenido Fuerza Ciudadana se ha forjado desde las redes sociales, con los líderes barriales y comunales que movilizan cada vez a más personas para hacer parte del movimiento. Además, según César Mercado, lo que debe primar entre el elector y un candidato es el programa de gobierno, los hechos y las acciones que este gobernante ponga sobre la mesa para que el beneficiado sea netamente el territorio.
“Evidentemente existen situaciones fácticas como lo es la continuidad del poder de una persona, no es correcto para una verdadera democracia y no es sano que las posturas se perpetúen, porque se concentra el poder en una sola persona y daña la esencia o el principio de un estado social de derecho que es el equilibrio de los poderes”.
Colombia es un estado social de derecho y el voto popular es el mecanismo de participación ciudadana que les da la oportunidad a los candidatos a ser elegidos por los ciudadanos para que gobiernen y representen la voz de los electores, pero también de los que no lo hicieron. En los cargos unipersonales como alcalde, gobernador y presidente, lo que impera en el país es el voto programático, no es el rostro, ni la publicidad de este.
César Mercado hace una aclaración, “si hay una sola persona que concentra el poder no va a haber un equilibrio y división de poderes, sino una concentración de estos, pero para eso están los entes de control y corporaciones públicas denominadas Asamblea del Magdalena y Concejo Distrital. Asimismo, existe una ley de oposición que cada vez va avanzando con actos legislativos, lo cual indica, que el segundo candidato puede obtener una curul en la corporación para que se controlen políticamente las acciones del gobernador o el alcalde”.
¿Y SI EL GOBERNANTE NO CUMPLE?
Así como existe el mecanismo de participación ciudadana, como el voto popular, existe un medio participativo que es la Revocatoria de Mandato, en el cual, si al término de un año de su elección, el gobernante no ha cumplido el 20 % de su programa de gobierno, los ciudadanos pueden iniciar o promover una revocatoria de mandato, un derecho político, por medio del cual los ciudadanos pueden dar por terminado el mandato que le han conferido a un gobernador o a un alcalde.
El mecanismo de revocatoria de mandato está diseñado para defender el voto programático. En consecuencia, los habitantes de un determinado municipio o de un departamento de Colombia, pueden pedir que sus alcaldes o gobernadores sean retirados de sus cargos cuando exista insatisfacción general de la ciudadanía frente a la labor del mandatario o mandataria o se presente incumplimiento del programa de gobierno.
La solicitud de revocatoria de mandato procederá siempre y cuando haya transcurrido un periodo de tiempo no menor a un año, contado a partir del momento de la posesión del respectivo mandatario. En este sentido, César Mercado afirma, que “esto es lo importante de la democracia, que la gente pueda reclamarles a sus gobernantes sobre la gestión de sus funciones. Ya estamos en una época que el Magdalena ha reaccionado, ya hay distintas opiniones, todo se refleja en redes sociales, la radio, todo está conectado en línea y llega a todos los rincones del Departamento”.
NO HAY QUE OLVIDARSE DE LOS PROCESOS
La Contraloría General de la República hace una semana, puso en alerta, que un gobernante electo en los comicios regionales recientes deberá solucionar sus obligaciones fiscales para poderse posesionar en su cargo.
Por lo anterior, en el caso del Magdalena, la evolución de los procesos judiciales a los que se enfrenta el exalcalde y líder del movimiento Fuerza Ciudadana, Carlos Caicedo, ha estado plagada de ‘ruidos’ que se resumen en presuntos sobornos, maniobras dilatorias de muchos años y cuestionables actuaciones de jueces, magistrados y fiscales. A pesar de todo, Carlos Caicedo se muestra ante la sociedad samaria y del Magdalena como una víctima de la corrupción de ‘los de antes’ y se considera a sí mismo como el héroe de una Santa Marta que para él no era nada antes de su llegada al poder.
César Mercado Durán, abogado y exsecretario de Gobierno del Distrito, señala, que un gobernante que tenga procesos fiscales, judiciales y disciplinarios independientemente de la situación política o del apoyo que haya tenido, debe resolver su situación, porque fueron hechos causados que no se generaron posteriormente a las elecciones y deben esclarecerse tanto la verdad material como la verdad física.
“Esos procesos tienen unos términos perentorios para ser resueltos, porque quien queda en vilo es la comunidad y esperemos que ellos puedan justificar su inocencia y presumimos la inocencia porque es una garantía constitucional que tiene cada ciudadano hasta que no sea condenado o se demuestre lo contrario. No hay justicia cuando hay una justicia demorada, una justicia tardía, es sinónimo de injusticia y los entes de control no pueden paralizar para bien o para mal, sino de manera imparcial todas sus actuaciones y tienen que darle celeridad porque esos son los principios que imperan en los procesos de responsabilidad que cada uno lleva”, puntualizó el exsecretario de gobierno.
ELECCIONES ATÍPICAS
Las elecciones atípicas son eventos electorales que se realizan por fuera del calendario electoral ordinario, con el fin de cubrir la vacancia absoluta de un mandatario y elegir una autoridad por el tiempo que resta del periodo constitucional del cargo, cuando esta vacancia se registra faltando 18 meses o más para la terminación de dicho periodo.
Las causas que originan la falta absoluta de acuerdo con el Artículo 98 de la Ley 136 de 1994 son: la muerte, la renuncia aceptada; la incapacidad física permanente; la declaratoria de nulidad por su elección; la interdicción judicial; la destitución; la revocatoria del mandato; y la incapacidad por enfermedad superior a 180 días.
En el caso del Magdalena o Santa Marta, no es ajeno que se puedan convocar unas elecciones atípicas, debido al estado en que se encuentran los procesos que llevan a cuestas Virna Johnson y Carlos Caicedo, procesos que hasta el momento no se han resuelto.
“Cualquier elector o ciudadano debe estar consciente que se pueden dar elecciones atípicas en cualquier momento, porque el gobernante no está exento de enfermarse, morirse o cometer falta, sea sancionado o tenga una incapacidad permanente, así que el Magdalena no está fuera de esto”, expresa César.
De acuerdo con el Acto Legislativo 02 de 2002, el periodo constitucional de los alcaldes y gobernadores es de cuatro años y siempre que se presenta una falta absoluta del mandatario faltando 18 meses de la terminación del período, se elegirá un nuevo mandatario para el resto de tiempo que reste. En caso de unas elecciones atípicas, los candidatos que ya participaron en la contienda electoral anterior, podrán hacerlo sin ningún impedimento. Lo contrario pasa con el voto en blanco, que rechaza a los candidatos porque no hay una voluntad popular por parte de los electores.
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