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Metrópolis

Asesinato en la impunidad

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En el aniversario número 17 del asesinato de Roque Morelli Zárate, familiares le escribieron una sentida carta, en donde evidenciaron lo desgarrados que los dejó la pérdida de su ser querido y que su único clamor se llama justicia:

El 5 de septiembre del 2002 sonaron los disparos asesinos que acabaron con tu vida, se nublo de inmediato la tarde, el silencio se vio interrumpido por los gritos y el llanto de una madre que quiso comprobar con sus propios ojos si era verdad que su hijo era el que estaba tirado en el pavimento caliente y con unas monedas en sus manos, el mismo que minutos antes se aprestaba a tomar una buseta para ir a la universidad.

Jamás olvidaré el rostro de mi madre y como se confundían en sus ojos llorosos el llanto de rabia, de dolor y de impotencia. Esa escena me tocó vivirla a mí y hoy en día la siento viva en mi mente como si fuera ayer.

Nuestro padre falleció esperando justicia y hasta ultima hora me reclamaba por qué el asesino seguía libre, me reclamaba por qué no lo dejaba tomar justicia con sus propias manos.

Nunca le di respuesta, siempre lo ilusionaba diciéndole que las investigaciones estaban adelantadas y que muy pronto el sentiría ese alivio de justicia en su alma y en su espíritu, le decía que Dios estaba con nosotros y que él nunca nos abandonaría.

Solo Dios sabe que en mi interior ese deseo de justicia indígena era igual de compartido con el de mi padre, pero me toco la difícil tarea de estabilizar a una familia totalmente destrozada por la perdida violenta de su líder espiritual, del alma, de la familia, de la alegría de todos. No podía quedarte mal hermano, sentía que me hablabas al oído pidiéndome a gritos que cuidara a nuestros padres y a esa hermosa hija que nos dejaste como herencia de sangre.

Para mi es triste hermano tener que decirte que este país sigue enfermo, sigue depravándose cada día mas y que las victimas por no tener poder económico ni político tenemos que seguir esperando los espacios coyunturales para poder hacer valer nuestra voz.

Hoy vemos como el victimario se vuelve victima y saca provecho político de eso, vemos como con facilidad dilatan los procesos para que se venzan los términos, vemos como arrodilla a todo un sistema judicial comprando conciencia y como para su bien utiliza su tráfico de influencias para amedrentar a quien se le interponga en su camino.

Nada ha cambiado hermano todo sigue igual…o más desigual, lo único nuevo es que los asesinos de corbata se han descarado cada vez mas y se apoyan en un pueblo que no quiere o le da miedo reconocer su verdad y se escudan en su ignorancia para someterse al explotador déspota asesino.

Pero seguimos en la lucha, tu familia no te abandona y Dios está haciendo su trabajo…pues tu asesino déspota de corbata se consume cada día mas en su interior y los fantasmas le crean mas enemigos cada día, él no tiene paz, en cambio tu familia sí.

No te imaginas la falta que nos haces a nosotros, a tus alumnos, a tus amigos verdaderos.

Hoy después de 17 años seguimos en pie de lucha fastidiando a este sistema corrupto con nuestra honestidad, con nuestra dignidad, con nuestra honradez. Seguimos pagando con nuestras vidas, pero no hay espacio para rendirse.

Salúdame a Hugo Maduro, a Julio Otero y a todos los que desaparecieron en la universidad del Magdalena solo porque nunca aceptaron los atropellos ni las humillaciones del monstruo asesino.

Colombia es un país que cada día nos invita mas a morir que a vivir pues siempre habrá mas paz en el cielo que en la tierra.

Nos hace falta tu risa Roque, pero me reconforto pensando que estas en el cielo al lado de Jaime Garzón mostrándonos ese optimismo y esa luz de vivir.

Hasta luego hermano, me despido de ti con la ilusión de que el otro 5 de septiembre el título de este mensaje ya no sea de impunidad sino de justicia verdadera.

Mi voz la que está gritando,
mi sueño el que sigue entero
y sepan que solo muero
si ustedes van aflojando.
Porque el que murió luchando
vive en cada compañero.
Por nuestros muertos ni un minuto de silencio
Toda una vida de combate.
¿Hasta cuándo? Hasta siempre¡¡
¿Hasta dónde? Hasta la victoria…y si es necesario hasta la muerte¡¡

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