Metrópolis
Remolcadores: el apoyo de los buques
Lucen como rémoras al lado de grandes embarcaciones. Pese a tener entre 30 y 40 metros de eslora aproximadamente y pesar alrededor de 400 toneladas, cuentan con la potencia suficiente para mover cualquier mega crucero, portacontenedores, carrero, granelero, tanquero o buque de carga. Sus operaciones son imprescindibles en todos los puertos marítimos y fluviales del mundo. Se trata de los remolcadores.
Estas embarcaciones son esenciales para las operaciones en el Puerto de Santa Marta, debido a su función de apoyar las operaciones y maniobras de amarre, zarpe, fondeo y cambio de muelle de los buques, así como por sus servicios como bomberos, salvamento y rescate, entre otros.
Cualquier buque superior a 2.000 toneladas no puede amarrar ni zarpar del puerto sin el apoyo de remolcadores que lo asistan. Estas operaciones las dirige el piloto práctico, el cual asesora al capitán del buque. El ´práctico’ es un nativo que conoce todas las características y condiciones meteo-marinas predominantes de la Bahía y el Puerto.
un piloto nativo que asiste al capitán del barco cuando se acerca al canal de acceso y lo entrega amarrado en el muelle. Es el ‘veterano’ de la bahía, el que sabe por dónde mover las embarcaciones y conoce las características locales como corrientes, mar de fondo, entre otras; por esto es quien guía los remolcadores durante sus operaciones.
“Los buques mercantes, pese a toda su tecnología, tienen restricciones al momento de maniobrar debido a su tamaño y peso, por lo que requieren del apoyo de los remolcadores guiador por el piloto práctico”, cuenta Juan Carvajal, primer oficial y capitán en entrenamiento, quien se encuentra a bordo de uno de los remolcadores que operan en el Puerto de Santa Marta.
Cómo funcionan los remolcadores
Pese a ser embarcaciones relativamente pequeñas, cuentan con una capacidad de tracción de 60 a 90 toneladas, dos motores de aproximadamente 2.000 HP de potencia cada uno y líneas de maniobra con una carga de rotura de 200 toneladas promedio manejadas a través de un winche, los cual los convierte en verdaderos titanes capaces de halar, empujar o remolcar de hasta más de 200.000 toneladas.
En el Puerto de Santa Marta, gracias a su fácil y rápido acceso, sumado a la condición de aguas profundas y calado natural, las operaciones de los remolcadores asistiendo el amarre o zarpe de los buques, desde el canal de acceso hacia los muelles o viceversa, toma apenas entre treinta minutos y una hora. En la terminal marítima de la Sociedad Portuaria de Santa Marta, por lo general se utilizan de uno a dos remolcadores por buque, y en algunos casos se pueden requerir hasta tres o cuatro. Todo depende de la eslora y previa solicitud del piloto práctico.
Los remolcadores están disponibles las 24 horas y suelen llevar tripulaciones de siete a ocho personas, que incluyen dos capitanes, un jefe de máquina, un marinero de máquinas, un marinero de cubierta y un cocinero-camarero.
Los turnos de la tripulación de los remolcadores que prestan servicios en el Puerto de Santa Marta constan de 28 días seguidos a bordo de la embarcación, en los cuales debe estar preparada para actuar en el momento que se requiera, por 7 días de descanso remunerado.
La vida a bordo de los remolcadores
Estas embarcaciones cuentan con camarotes cómodos, cocina, comedor y un área de recreación dotadas con computadoras y televisión, así como con servicio de Internet, canales por cable y hasta suscripción en Netflix. Todo para que la tripulación pueda sentirse cómoda durante su turno de trabajo.
El número de maniobras diarias es variable. Adicional a la operación, los tripulantes realizan trabajos de mantenimiento a los winches, generadores y propulsores, entre otros, además de ejercicios y simulacros de entrenamiento e inspecciones con base en su sistema de gestión.
“A bordo de los buques siempre encuentras en qué ocuparte y siempre debemos estar preparados para atender las maniobras a cualquier hora del día”, comenta el oficial mercante formado en la Escuela Naval de Cadetes de Cartagena.
Para los tripulantes, las largas jornadas a bordo son recompensadas por la satisfacción del deber cumplido, pues como el mismo Oficial reconoce: “Este es un trabajo de vocación”, además de gran responsabilidad, pues consiste en apoyar las operaciones de los buques que son fundamentales en el comercio exterior y abastecimiento del país.
Por: Oficina de Comunicaciones Puerto de Santa Marta
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