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Control social para construir democracia: una reflexión

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Por: Carlos Arteaga España.

El filósofo del derecho Arthur Kaufman sentencio que «la democracia puede soportar políticos mediocres, no así una ciudadanía inactiva” consigna que resulta valedera en nuestros contornos, en donde existe un serio déficit de representación popular, pues la relación elegido-electorado se diluye automáticamente al día siguiente de los resultados, creándose un círculo vicioso cada cada cuatro años.

Si alguna falla estructural en el orden democrático, se puede detectar en nuestro Departamento del Magdalena, con mayor notoriedad, es la ausencia de un control ciudadano solido y robusto, que pase del cotilleo esquinero a ejercitar un verdadero escrutinio de las actuaciones sobre los que detentan el poder, en los aspectos presupuestales, financieros, jurídicos, contractuales, de gestión y resultados.

Ahora este llamado a que las comunidades y líderes de la misma, se empoderen en lo público no resulta caprichoso, sino que hunde sus raíces en la necesidad de generar cambios estructurales que nos permitan legar a las generaciones en formación un mejor entorno, más equitativo, justo, con reales posibilidades de generar movilidad social, donde la pobreza no sea el destino fatídico de todos los sueños inconclusos.

No resulta valedero esa queja perpetua de las esquinas, o los clamores constantes en Facebook, o twirer, cuando el marco constitucional y legal resultan generoso en instrumentos que permiten dar ese paso inaplazable del modelo representativo ineficiente y en decadencia, a un modelo de participación real y efectiva.

Para la mejora de un efectivo control social, dejo a consideración estas reflexiones muy puntuales:

a) La formación.

No me refiero a la necesidad de pisar un claustro universitario, y graduarse en una disciplina formal, como presupuesto para el idóneo ejercicio del control social. Mi afirmación va encaminada a que las veedurías o grupos de control social deben tener dentro de su agenda la formación constante de sus miembros en temas de gestión pública, derecho, economía básica y en general todo lo público. Cuando un grupo de veedores adolece de una formación básica se enfrenta a dos escenarios: Ver ilegalidad en cualquier actuación, y cometer ligerezas en algunas afirmaciones, o bien acciones legales sin posibilidad de prosperar.

Y otro caso que ocurre es que las entidades publicas con profesionales en distintos ramos, les niegan acceso a documentos, o explicaciones que caen en el vacío ante las inquietudes planteadas. En días pasados a un líder le negaron la recepción de una petición por no citar el articulo 23 de la Constitución, cuando ello no es necesario, o bien le niegan el acceso a unos documentos de contratación dizque porque tenían reserva, cuando la misma debe estar soportada legalmente según las voces de la ley 1437 de 2011, en concordancia con la ley estatutaria 1755 de 2015.O también en  otro municipio le exigieron a un veedor  la cancelación de unas fotocopias por valor de mil pesos, cuando es bien claro que solo se puede exigir el valor de la reproducción. Son mañas para vulnerar el derecho de petición y ocultar la información violando de remate el principio de publicidad. ¿Por qué lo hacen? Pues conocen que muchos lideres desconocen estas normas, para en virtud de ello volver el control social un elemento fatigoso de desgastes, pues no creo que estas cosas tan elementales sean ignoradas por un letrado del derecho.

Ojalá la academia y la ESAP se tomaran la tarea de potenciar este punto.

b) Construcción de credibilidad evitando ser cooptadas.

Se quejaba el alcalde de Medellín de que le hubieran creado una veeduría con el sello del Centro Democrático. Que establezcan una vigilancia sobre el alcalde es sano, y ello redunda en la democracia, pero que los grupos políticos se escuden en instrumentos del orden constitucional para torcer la finalidad de la participación ciudadana no es sano, pues el control ciudadano en ultimas busca es la mejora continua de la administración y el cumplimiento de los cometidos y fines estatales, en tanto que los grupos políticos usan en la mayor de las veces estas herramientas para  desestabilizar a quienes detentan el poder, pues aquí la lucha es por quien maneja   el aparato burocratico,el presupuesto, la contratación, y todas esas cosas que no permiten la tranquilidad de quienes desde la orilla opuesta contemplan el desarrollo dela “administración “enemiga, marginados de todas las apetecidas mieles que algún día esperan conducir en iguales condiciones.

En ese sentido las veedurías, o los grupos de lideres deben ponerse por encima de esas batallas de carácter político a efectos de que el control social redunde en adeptos y gane credibilidad ante la comunidad. Hacer el papel de mandaderos de políticos les resta credibilidad, y en lo sucesivo prostituye la noble labor al no delimitar su accionar. Si los grupos políticos desean realiza el control político, allí tienen sus herramientas en la Constitución, y la ley, pero ese ya es otro tema.

 c) Castiguemos la ineficiencia, la incompetencia y la corrupción de nuestros representantes en los cargos uninominales o las corporaciones públicas.

¿No le parece lector el colmo que le paguemos 32 millones a cinco Representantes a la Cámara, a los cuales no logramos identificar gestionando algún beneficio en pro de este territorio? No le parece inconcebible que, a pesar de tener un ingreso excepcional como servidor público, ¿a duras penas si participa en los debates de control político? ¿En qué temas se involucran nuestros representantes? ¿En la mejora de la salud?, en apalancamiento ante los Ministerios para gestionar vías tercerías en los distintos municipios?, en el desempleo juvenil, en los proyectos de impacto regional, ¿o nacional que justifiquen tan elevados privilegios?: En nada conocido. Adiciónele que son gobiernistas: Gobiernen Tirios  o troyanos , siempre se acomodan por si tomaran como excusa encontrarse ejerciendo una noble oposición. No puede ser que ante tanta inoperancia la respuesta sea la relección, pues entonces el problema no es ellos, sino nosotros. Y esto aplica para concejales, y alcaldes que aspiran a gobernar en cuerpo ajeno. Es la hora de decidir responsablemente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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