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No entiende uno cómo es posible que por encima del bienestar general puedan primar e imponerse los intereses egoístas en deterioro de quienes de buena fe actúan con apego a la Constitución, la ley y el deber ser, menos cuando como ciudad departamento y país nos hallamos desanimado por problemas graves, además de los ya causados por esta devastadora emergencia que seguimos y seguiremos padeciendo en sus secuelas, la deficiente gestión en los más de las áreas y niveles de la administración pública, y la inquietud que empieza a percibirse respecto de la cada vez más próxima justa electiva a Congreso y Presidencia de la República.

De otra parte, es claro decirlo, sigue gravitando entre nosotros con fuerza inusitada la corrupción, la inoperancia y mal funciona ese algo que como un todo debería prevalecer: el bien común, que itero, subsumido está por los intereses rastreros de quienes solo piensan y actúan en beneficio propio y de grupo, sin importarles la suerte misma de los demás, cuando lo que está llamado a imponerse, y más en situaciones de riesgo es y será siempre un claro y eficaz liderazgo, arrojo, valentía, destreza para solucionar, superar los obstáculos, combatir frontalmente la corrupción, así como fomentar e impulsar la transparencia.

Urge de manera puntual identificar los nichos de corrupción existentes y la permisividad con que operan a nivel administrativo los servidores públicos, a fin de ponerlos, además de en la picota pública, a órdenes de las autoridades correspondientes para que sean sancionados condigna y ejemplarmente; en lo que cabe a las instancias pertinentes diseñar y ejecutar soluciones eficientes para evitar que sigamos hundiéndonos en la profundas aguas del detrimento social que se extiende con frecuencia y saña y pareciera amenazar con anegar el cuerpo sano que aún le queda a esta nuestra grande Patria.

Deber de todos es cavilar, reflexionar, ver cómo se gestó este mar de incertidumbre y cual un solo ejercito hacer que eso que llamamos bien común o bienestar de todos los miembros de una comunidad e interés público, que consiste en aquello que beneficia a la sociedad, incluyendo tanto a ciudadanos como a sistemas sociales e instituciones que debe cobijar a toda la sociedad, puesto que es uno de los fines del derecho; y de la misma manera, impulsar porque se actúe bajo los parámetros del deber ser, esa serie de normas, escritas o no, según las cuales todos los individuos que formen parte de una sociedad deben actuar, porque es esta la que determina cuáles de sus actos son correctos y aceptados y cuáles no.

Abogado.

Especializado en Gestión Pública