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Internacional

Protestas en Colombia sacaron de la vía una importante reforma tributaria

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Texto traducido de The Economist, medio de comunicación inglés.

Durante la última semana, los protestantes han desafiado el toque de queda de las 8 p.m., y el riesgo de contagiarse de Covid – 19 por tomarse las calles de Bogotá, la capital de Colombia. Han quemado buses y estaciones de policía, saqueado bancos y tiendas. Una de las vías principales que dirige a Cali, la tercera ciudad más grande del país, fue bloqueada, dando como resultado estanterías vacías en las tiendas de abarrotes. Incluso Medellín, en donde las protestas rara vez ocurren, ha sido afectada por los saqueos. Al menos seis personas han muerto y cerca de 400 civiles y oficiales de policía han sido heridos. El 1 de mayo, Iván Duque, el presidente, desplegó al Ejército para calmar la violencia.

Las protestas fueron provocadas por un proyecto de reforma de impuestos que el gobierno envió al Congreso el 15 de abril. El 2 de mayo parecía que los protestantes habían alcanzado lo que se propusieron: Duque retiró el impopular proyecto. El día siguiente el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, renunció. Pero el resentimiento al presidente, quien actualmente tiene un grado de aprobación del 33%, significa que es probable que el malestar continúe. Más protestas están programadas para el 5 de mayo.

La reforma de Duque era muy necesitada. Su gobierno necesita más ingresos. Por la pandemia, el déficit de Colombia se triplicó hasta cerca de un 8% del PIB. La deuda pública podría alcanzar el 108% del PIB en diez años. La reforma habría removido muchas exenciones del IVA y reducido el umbral para empezar a pagar el impuesto de sueldo, que se encuentra entre los más bajos, como una cuota del PIB, en la OCDE, un club de conformado en su mayoría por países ricos. Las pensiones habrían tenido impuesto también. El gasto en programas sociales habría aumentado, beneficiando potencialmente a 19 millones de personas en el país. Carrasquilla aseguró que el proyecto pudo haber reducido el aporte de los colombianos que están en pobreza extrema (cualquiera que gane menos de 145.004 pesos al mes, o 38 dólares) en seis puntos porcentuales.

Sin embargo, la mayoría de los colombianos lo percibieron como algo injusto. Uno de los encierros más largos del mundo ha dejado las carteras vacías y la moral agotada. Desde el año pasado, 2.8 millones de personas han caído en pobreza extrema. Más de 500 mil negocios han cerrado. El alza en los impuestos habría golpeado duro incluso a los más ricos, muchos sienten que no es el momento preciso para aumentar impuestos. Un firme 80% se opuso al proyecto.

El proyecto era la única queja de los protestantes. Los colombianos están frustrados, especialmente con Duque, el presidente prometió hacer de país un territorio más seguro, pero la violencia se está haciendo peor. Colombia está exportando cantidades récord de cocaína – el país todavía proporciona alrededor del 70% de la provisión del mundo. Mientras tanto, los grupos armados ilegales se están fortaleciendo. Desde el 2016, el año en el que se firmó el Acuerdo de Paz entre la guerrilla de las FARC, los grupos restantes han sacado de sus hogares a un número creciente de colombianos rurales y han asesinado a cientos de líderes sociales. Los colombianos, como muchas otras personas en otros lugares, también culpan al gobierno por el mal manejo de la pandemia, que sigue arrasando en el país. Sólo el 7% de la población ha tenido acceso a la primera dosis de la vacuna contra el virus.

Duque es políticamente débil – a diferencia de sus antecesores, no tiene una coalición de mayoría estable en el Congreso. Incluso su mentor, el expresidente Álvaro Uribe, se ha distanciado de Duque; fue uno de los primeros en hablar en contra del proyecto de ley. El presidente se ha rodeado de personas que no le llevan la contraria, lo que ayuda a explicar por qué parece estar desconectado de muchos colombianos. De hecho, desde que comenzaron las protestas ha dado la impresión de que ni siquiera había leído el proyecto de ley. Parecía haberse sorprendido al enterarse de algunas de sus medidas de IVA y dejó que Carrasquilla y otro ministro defendieran la reforma.

Gobernar se va convertir en algo incluso más difícil para el presidente. Su mandato termina en agosto de 2022 y ya parece que va a perder el poder. Su oposición política se siente envalentonada. Gustavo Petro, de izquierda, está ganando impulso en las encuestas. Él perdió contra Duque en las elecciones presidenciales del 2018, pero está planeando lanzarse otra vez el próximo año. Ha propuesto que el banco central imprima más dinero para lidiar con las consecuencias de la pandemia, y ha alabado a Hugo Chávez, el déspota socialista quien puso a Venezuela en el camino a la ruina. En vez de una reforma tributaria audaz, el legado de Duque podría estar asegurando que Colombia tenga su primer presidente socialista.

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