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Daabon & Caicedo, una alianza basada en intereses.

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Por Víctor Rodríguez Fajardo

Caicedo, es dueño de un verbo orientado a encantar a las masas, pero en ese propósito le va mucho mejor con los jefes, cabezas, líderes, principalmente, políticos o empresariales.

Desde su humilde cuna en la polvorienta Aracataca, su paso por barrios que aun recuerdan al vecino del Tairona, fue escalando en su proyección política impulsado en su momento por quienes en ese entonces eran los prohombres de nuestra política.  Franco Escobar, conservador con simpatías con el M19 y la carreta que promulgaba el samario Jaime Bateman, fue quien como Diputado del Magdalena, le presentó al joven desmovilizado al Gobernador de la época, Jorge Caballero como su cuota en el Gabinete; ya ubicado en la línea de partida, el prometedor joven, mostró su ADN, no dudó en volteársele a Escobar y pasar a ser cuota directa del Gobernador.

Así se fue labrando, una extensa lista de cargos, de nombramientos discrecionales del ordenador del gasto del momento, contó con el apoyo de Juan Carlos Vives, Chelo Dávila, etc.   Fue tan bueno con el verbo que hasta llegó a ser clave en uno de los proyectos más cuestionados de la historia, el “Plan Torniquete” pero esto le sirvió para ganarse la confianza del gobernador Caballero, lo encargó en la Universidad del Magdalena, no una, ni dos veces, fueron tres veces hasta dejarlo en propiedad aun sin reunir los requisitos de ley para el cargo, por ejemplo, tener título universitario.

En su paso por la vida pública del Magdalena es acompañado por mucho ruido sobre amenazas, asesinatos, prevaricatos, corrupción, extralimitación, escritorios partidos a la mitad, grapadoras voladoras, violencia doméstica y una larga lista que ocupa espacios y tiempo del Sistema Judicial en Colombia y Órganos de Control de forma nula y sin ningún resultado razonable.   Para muchos, no hay duda que su verborrea encantadora le sirve para esa impunidad vergonzante.

Después de salir de prisión domiciliaria, en un caso que debería encender las alarmas de la Contraloría Nacional, ameritaba acciones de la Gobernación del momento e incluso de la misma Universidad del Magdalena como víctima, se presentó ante Santa marta, con un discurso arrollador de CAMBIO. Las masas fueron eclipsadas y el rumor llego a los empresarios, entre ellos, Daabon…

Ser empresarios implica tener capacidad de ver hacia el futuro los mejores escenarios que permitan consolidar posiciones empresariales y con base en ello, planificar e invertir. Inicialmente Manuel Julián y su grupo familiar decidieron apostarle en un “gana – gana” a “caballo ganador”. Siendo Daabon el grupo empresarial más importante del Magdalena (solo eclipsado por Dole), con un exitoso portafolio de inversión amplio y extenso en todo el mundo (excepto Norteamérica) y que tiene como casa matriz a Santa Marta, le interesa tener un gobernante amigo y volvió a tomar partido en las elecciones locales. Y volvió, porque desde siempre habían sido actores políticos detrás de bambalinas, pero con Caicedo, tomaron la decisión de ser visibles, tal vez inspirados por el proceso ya posicionado ejemplo en Barranquilla del grupo Char como empresarios y políticos, con la diferencia que los Char han ocupado cargos de alcalde, Gobernador, Senadores, presidente del Congreso mientras que el Magdalena momento el único habilitado de los Dávila, seria su primo Chelito.

Juan Carlos Y Manuel Julián Dávila intrigaron ante el Director del Partido Liberal, para que  Rafael Pardo con el apoyo-acompañamiento de Jota Vives y varios concejales (menos Jorge Linero) y del diputado Porto, le dieran aval a Carlos Caicedo con la confianza que la colectividad mostraría fuerza al tener más credenciales en ciudades capitales, sería el ambiente propicio  en el que las inversiones locales del grupo, la Marina Internacional, Puerto de las Américas, y las posiciones claves en la juntas directivas de empresas de economía mixta, podrían aunar esfuerzo con las acciones que tiene la Alcaldía.   Las encuestas que se contrataron y no se publicaron, daban una apabullante victoria sobre Alejando Palacio, era a todas luces una de las mejores inversiones a que el grupo empresarial podía apostar y era la entrada para ser visibles jefes políticos.   Para Caicedo, le sirvió llegar con aval de uno de los partidos más tradicionales de Colombia, en momento que, a pesar del esfuerzo, no alcanzó a recaudar el mínimo de firmas para avalar su aspiración a la Alcaldía de Santa Marta. En ese momento no le importó que el “trapo rojo” fuera emblema de corrupción por el proceso 8000 o la catedral de Pablo Escobar, lo cierto es que ganó a grandes amigos con esa incursión tales como Ernesto Samper, Cesar Gaviria y por supuesto al invaluable Fernando Carrillo, a cada uno le prendió una vela y en su momento los milagros se le dieron. Por su parte a Daabon no le importo que el ex rector estuviera vinculado a escándalos por nexos con paramilitares, homicidios en la refundación y acabar de salir de la cárcel domiciliaria; nimiedades que estos patriotas ignoran solo por el bienestar de todos.

Tanto Daabon como Caicedo han evolucionado desde ese primer encuentro, hoy se encuentran enfrentados por intereses políticos y económicos, ambos han crecido y cada día se ven mucho mas solidos en sus áreas, Caicedo pasa de ser un candidato al concejo de santa marta ahogado en una circunscripción especial a ser hoy  gobernador del Magdalena,  patrón de la alcaldesa de Santa Marta, cuenta con lista propia a Congreso de la República, ex candidato a la Presidencia, ubicado en el radar de la política nacional y hasta dispuesto a renunciar para ser fórmula vice presidencial de Gustavo Petro.  Por su parte Daabon con su brazo político, Juan Carlos, se convirtió en el jefe del Centro Democrático en el Magdalena, tiene el bolígrafo para otorgar avales en todas las corporaciones en la parroquia, es amigo del Presidente Duque, tiene influencia sobre varios ministros del Gabinete y algunos hasta son amigos cercanos, pero, sobre todo, tiene línea directa con el ex presidente y ex senador Álvaro Uribe Vélez.

Hoy son antagónicos y navegan en orillas opuestas, pero ambos saben que, cambiado el escenario político, lo cual será más pronto que tarde con las elecciones del 2022, los intereses los volverán a reunir a intentarse una nueva oportunidad política y empresarial, y quien quita, hasta socios podrían ser. Solo es cuestión de darle tiempo al tiempo. En esa nueva oportunidad como dice la canción de Carlos Vives “cuando nos volvamos a encontrar” ya se mirarán de jefe a jefe, empoderados, poderosos, de tú a tú, es la única manera que esa alianza dure mas tiempo que la 20th Century Fox, a lo mejor les sacan una serie en Netflix. Larga vida a esa alianza para el progreso de Colombia.

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