Columnistas
Avanzar es lo indicado
Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez
Como departamento no podemos permitirnos bajo punto de vista alguno no seguir estancados, hundirnos, no avanzar, nadar desviados en aguas de incertidumbres. Se impone salvarnos y nunca congraciarnos con los gobernantes de turno a cambio de usufructuar de las mieles del poder y sus cuantiosos recursos, que salen a mostrarse ordinariamente promoviendo la creencia, absurda creencia que solo existimos como departamento para unos posos, como sucediendo está. No podemos desmoronarnos, y antes por el contrario, promover nuestros valores superiores, vida, libertad, justicia, equidad, igualdad, solidaridad, democracia, responsabilidad social, ética, principios, derechos humanos y pluralismo político, entre otros.
Una unidad territorial donde recuperada sea definitivamente la dignidad personal, se facilite el análisis, se atienda la voluntad popular, se responda bien y fielmente a las demandas de la comunidad, se construya una sociedad justa, impregnada de concordia, acuerdos, acercamientos, y en el que la gente, mayoritariamente, supere pobrezas y penurias. Una sociedad que no se avergüence de sus mandatarios, que camine por senderos de esperanza. Que no se desdibuje a pesar de los problemas, que permanezca enhiesta, que trabaje con denuedo, que no se desvanezca en sus valores, y que se cimente cada día y cada vez más en derechos humanos, civiles, políticos y sociales, como debe y tiene que ser siempre en contexto de civilidad y democracia participativa activa.
Tenemos que superar toda asomo de crisis, ser solidarios, solidificarnos, estructurarnos, condenar desmanes, velar por que crezcamos en esencia de satisfacción general. Que la pobreza generalizada sea mañana apenas una anécdota. Necesitamos oportunos y exitosos esfuerzos para sumar en favor de todos convenientes resultados y fundamentales libertades. Tenemos que intentarlo todo en rutas de progreso. Privilegiarnos. Salir bien librados en nuestras metas, propósitos y objetivos.
Que las soluciones sean reales y oportunas, que la prosperidad sea para todos y nunca para unos pocos. Que caminemos tras consensos de forma transparente, con reglas claras y justas; cuyo desarrollo y resultados se sujeten a la más amplia observación, auditoría y veeduría. Qué en tal evento, todos los actores sociales y políticos, acaten sus resultados y se prosiga a trabajar en conjunto, más que por el beneficio individual, por el bien común de una población, que querámoslo o no, ha sido olvidada, desamparada y por decenios maltratada como a todos consta.
Requerimos dirigentes a todo nivel que superen su egoísmo, codicia, avaricia, que den por cumplidas y satisfechas sus aspiraciones; que se impongan sentar las bases para del corto al largo plazo, recuperarnos, no darse por vencidos, reconocer errores, acepten y asumir realidades, sobrepasar las diferencias, pensar en comunidad, a ver si por fin dárseles pudiera un hoy y un mañana próspero y bienaventurado. Necesitamos dirigentes en todos los niveles que vuelvan a esos valores superiores de actuación, en beneficio colectivo
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