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La escasez de agua en Santa Marta es producto de una errada gestión del recurso hídrico
En la última década se han propuesto nueve soluciones distintas al problema del agua en Santa Marta y se han invertido millonarios recursos en estudios y consultorías que poca o ninguna claridad han dado a este respecto, sometiendo a la ciudad a indecibles padecimientos, aumentando la riqueza de algunos contratistas y empresarios, desaprovechando el potencial y la producción de agua en la Sierra Nevada.
Los problemas de escasez que vive la capital del Magdalena, agravados este último tiempo por los efectos nocivos del cambio climático, evidencian la mala gestión que desde siempre se le ha dado a este recurso, impactando negativamente su competitividad, y la de la región, pues, el agua es un elemento fundamental para el desarrollo de cualquier actividad productiva.
Estudios científicos serios han señalado desde hace muchos años que la Sierra Nevada de Santa Marta sigue estando en capacidad de producir 10.000 millones de metros cúbicos de agua al año. Este recurso hídrico sirve para abastecer no solo a los habitantes del macizo montañoso, sino también a los cerca de tres millones de ciudadanos que viven en los departamentos de Cesar, La Guajira y Magdalena.
La ciudad de Santa Marta se abastece de varios de los ríos que de la llamada Vertiente Norte, que hacen su recorrido hasta el mar de occidente a oriente. Los 18 afluentes que conforman esta importante cuenca son: Córdoba, Toribio, Gaira, Manzanares, Piedras, Mendihuaca, Guachaca, Buritaca, Don Diego, Palomino, San Salvador, Ancho (ríos San Miguel y Garavito), Santa Clara o Cañas, Maluisa o Lagarto, Jerez o Dibulla, Tapias o Eneas, Camarones y Ranchería. Luego de la división del Magdalena Grande a finales de los años 60s, el ecosistema hídrico de la Sierra Nevada ha dejado de ser un elemento determinante en los procesos de planificación y conservación, redundando esto en los problemas de escasez que se presentan ya de manera sostenida en varias de las zonas de influencia del macizo montañoso, especialmente la capital del departamento del Magdalena.
Al problema descrito por el investigador del Banco de la República, Joaquín Viloria de la Hoz: “bajo aprovechamiento de la hasta ahora alta producción hídrica, por cuenta de la no existencia de obras civiles que logren el almacenamiento, control y regulación del recurso durante todos los meses del año”, deben sumársele los efectos nocivos del Cambio Climático en los picos nevados de la Sierra, que según el más reciente informe del Ideam, evidencian un notable retroceso de los glaciares: para el año 2020, el área de la Sierra Nevada de Santa Marta se calculó en 5.81 km², contrastando negativamente con los 8,2 km² que se reportaron en 2010.
Edimer Latorre, Sociólogo, Doctor en Sociología Jurídica, Postdoctor en Ciencias Sociales, afirma con seria preocupación y respaldado por la situación que actualmente vive la ciudad, que “Santa Marta es un caso patético de pésima planificación del recurso hídrico: el problema del agua no es de ahora, siempre ha estado presente, tanto en lo público como en lo privado, porque no se han tomado las medidas de planificación necesarias, no se han construido acueductos, no se han ampliado las redes de suministro de agua y de alcantarillado, en este momento tenemos la infraestructura de acueducto de hace 40 años.”
FUENTES Y FORMAS DE ABASTECIMIENTO DE AGUA EN SANTA MARTA
Santa Marta cuenta con el mismo sistema de alcantarillado de los años 80s: se abastece principalmente de los ríos Piedras, Manzanares y Gaira. Las aguas captadas en estos tres afluentes se conducen para su tratamiento a las únicas dos plantas actualmente en funcionamiento: Mamatoco y El Roble.
La Planta de Tratamiento de Mamatoco puesta en funcionamiento el primero de febrero de 1937, está en la capacidad de procesar, trabajando a todo ritmo 800 lps, por cuenta su estructura bimodular con capacidad de 400 lps cada uno. Informes recientes de gestión señalan que en el tipo de tratamiento que se ejecuta aquí es el convencional: floculación, sedimentación, filtración y desinfección.
En la actualidad se realizan obras de ampliación en la Planta de Tratamiento El Roble inaugurada el 2 de julio de 1986, con la intención de aumentar su capacidad de 450 lps a 550 lps. La figura utilizada por la Alcaldía de Santa Marta para la ejecución de esta obra fue de Convenio Interadministrativo y adjudicado a la Empresa de Servicios Públicos del Distrito de Santa Marta (Essmar E.S.P.) por un valor cercano a los 4.380 millones de pesos.
Causa curiosidad a algunos abogados consultados, los términos en los que están consignadas ciertas cláusulas en el contrato, como por ejemplo la Cláusula Sexta, referida al desembolso de los recursos, pues el Distrito se obliga a entregar los 4.380 millones de pesos en un solo pago. Así mismo, presentan reparos con la estipulación octava, donde se refiere a la duración del convenio: no se específica un tiempo para la entrega y recepción de la obra.
Se puede leer en el documento colgado en Secop, al llegar al aparte del tiempo de ejecución, lo siguiente: “Las partes han convenido que el término de duración total del Convenio será a partir de la fecha de estructuración de este, hasta la finalización de la ejecución de la Obra.” Además, el parágrafo que acompaña la cláusula, pareciera indicar en su literal b que los tiempos pueden ser modificados a placer por la encargada de la ejecución: “El plazo para el desarrollo de las actividades objeto del presente convenio podrá ser modificado… b) En general por cualquier causa que a juicio de LA ESSMAR E.S.P. o del DISTRITO hagan necesaria tal determinación para el mejor cumplimiento del convenio.”
Debido a la imposibilidad de estas dos plantas de tratamiento de suplir la demanda de agua en la ciudad el Distrito se apoya en una red de 46 pozos profundos, que según se ha dicho muchas veces, por cuenta de las múltiples crisis de escasez que se han vivido en el último tiempo, aportan al sistema de acueducto 580 lps. No obstante, estas cifras no tiene en cuenta los datos que a corte de junio del 2020 reporta el inventario de ‘usuarios’ (legales o ilegales) que cuentan con pozos de captación de aguas subterráneas en el perímetro urbano, llevado por el Departamento Administrativo Distrital de Sostenibilidad Ambiental (Dadsa), que da cuenta de la existencia de 166 pozos profundos, cifra que puede aumentar cuando se entreguen los resultados finales del proceso de caracterización.
Investigadores del asunto, como Lía Mira Vega, empiezan a mostrar su preocupación por las situaciones negativas que a futuro puede presentar el acuífero de la ciudad por cuenta de la excesiva explotación a la que ha sido expuesto en la última década y los eventos de sequía sostenida que impiden el normal fluir de las aguas en los ríos que lo recargan.
La ingeniera Mira Vega explica que “lamentablemente la falta de información sobre el estado actual del acuífero puede llevar a una sobreexplotación del recurso y a la salinización del agua por la intrusión de la cuña marina; además este sistema se puede ver afectado por fuentes contaminantes como pozos sépticos o desechos industriales que permean el suelo. El acuífero de la ciudad se encuentra en constante explotación para suplir la demanda creciente del recurso, pero sobre este no se tiene información al detalle”.
Sumado a esta situación descrita, el más reciente informe de Calidad de Vida presentado por la organización Santa Marta Cómo Vamos, señala que la cobertura de la red de acueducto solo llega al 87,3% de la población, lo que obliga al Distrito y a la empresa Essmar a la suscripción de millonarios contratos para el suministro de agua en carrotanques. Aristides Herrera, exconcejal y excandidato a la alcaldía ha sido desde siempre un crítico de este modelo de gestión y suministro, no solamente por lo costoso e ineficaz, sino también por la imposibilidad de garantizar que el agua recibida se ajuste a los parámetros legales.
“El tiempo nos ha ido dando la razón en muchas cosas: dijimos que el asunto de los pozos era inconveniente para el acuífero porque lo sobrecargaba y hoy muchos expertos lo confirman; mostramos también unos audios donde se evidenciaba la forma poco honesta en la que se adjudicaron y ejecutaron esos contratos y sobre eso se pronunció un ente de control, amén de los errores humanos que dieron al traste con el proceso. Lo mismo ocurre con los carrotanques, que hoy se muestran y publicitan como una gran paliativo al problema de escasez, cuando es todo lo contrario, porque lo han convertido en un negocio lucrativo para unos cuantos, atentando contra la salud de quienes los reciben, pues el líquido no cumple con los estándares sanitarios legales”, comentó Aristides Herrera Posada, conocido como ‘El Man del Agua’.
En su último informe en el marco de la vigilancia especial a la Empresa de Servicios Públicos de Santa Marta (Essmar E.S.P.), la Superintendencia de Servicios Públicos advirtió que “del agua que se capta en los ríos Piedras, Manzanares y Gaira, apenas se trata en las plantas de Mamatoco y El Roble en promedio el 54%. Y de este caudal, en 2019 se perdía en promedio el 60,1% del agua, en 2020 la cifra se redujo a 54,3% y a abril de 2021 la cifra aumentó a 58,8%.”
¿Y LA SOLUCIÓN ‘DEFINITIVA’?
En esta misma tribuna, el pasado mes de agosto Edward Torres Ruidiaz, economista, exdiputado a la Asamblea Departamental y excandidato a la Gobernación, señaló cómo en la última década se han propuesto nueve soluciones distintas al problema de escasez de agua en Santa Marta. En su artículo, Torres hace énfasis en la forma como Juan Pablo DiazGranados, Carlos Caicedo, Rafael Martínez y Virna Johnson han ido abortando año a año las iniciativas.
De todo se ha propuesto: captar agua de los ríos Toribio y Córdoba en Ciénaga; traerla por impulsión hasta la Planta de Mamatoco, de Guachaca y de Don Diego; crear una Alianza Público Privada para abastecer a la ciudad con agua del Magdalena, pero nada ha cuajado por deficiencias técnicas de los proyectos, por falta de presupuesto para garantizar la ejecución, por ausencia de voluntad política o porque definitivamente no era la solución.
En la actualidad, la empresa Sanear adelanta una consultoría, por un valor de 12 mil 498 millones de pesos, para determinar si la nueva ‘solución definitiva’ a la escasez de agua es viable técnica, financiera y jurídicamente. En su más reciente intervención en el Concejo Distrital, la gerente de Essmar E.S.P, Patricia Caicedo explicó que “para la solución definitiva del agua se está planteando que la captación sea entre los ríos del Norte, la combinación de dos o más de ellos, el Guachaca, el Buritaca y/o el río Don Diego, el caudal captado sería de acuerdo con el resultado que arroje la consultoría que está en ejecución y que nos debe aportar un caudal total de 2.400 litros por segundo”.
Quiere decir esto, que no hay aún una solución definitiva, puesto que la viabilidad de la opción propuesta depende decididamente de los resultados de la costosa consultoría que se viene ejecutando. Para el doctor Edimer Latorre, la nueva propuesta obedece a un capítulo más de la novela populista en la que los políticos han convertido el asunto.
“El agua se ha convertido en un botín de los políticos, todas las propuestas de los políticos giran en torno a procesos que solucionan la problemática del agua tanto de manera inmediata como a largo plazo. Pero estas propuestas necesitan empoderamiento ciudadano, organización ciudadana, una construcción societal en torno al agua y, necesitan también una construcción simbólica que nos permita entender el valor del agua en la sociedad contemporánea”, sentenció.
Advierte además de las implicaciones sociales del discurso en torno al agua, pues, mientras no se dimensione la trascendencia del agua para las actividades productivas y humanas, se convertirá el agua en una feria para los políticos y los tendremos, como ha sucedido hasta ahora: cada cuatro años hablando de la mejor y las más adecuada opción para hacerle frente al tema de la escasez.
¡ES HORA DE GESTIONAR ADECUADAMENTE EL RECURSO HÍDRICO!
Para Carlos Jiménez Aguilar, Politólogo y Maestro en Historia, el desabastecimiento de agua es el típico problema de los países del trópico en América que poseen desbordantes riquezas, pero están faltos de capacidad administrativa.
“Tenemos tanta riqueza que no planeamos, vivimos en sociedades disfuncionales que no han hecho grandes esfuerzos, qué tal si fuéramos un desierto, tenemos la Sierra Nevada de Santa Marta, miles de páramos, la mejor agua del mundo… básicamente nos hemos visto afectados por la riquezas y no hemos hecho planeación de manera paralela al crecimiento vertiginoso de las ciudades intermedias, que adicionalmente tienen un problema, que no es tan notorio en las grandes metrópolis, y es que sus capacidades administrativas, las de planeación, son bastante limitadas, por eso las ciudades intermedias como Santa Marta y muchas otras que están en el mismo nivel demográfico, sometidas a muchas presiones de crecimiento, se han visto rebasadas por la falta de planeación” explica.
Según Jiménez Aguilar, la gestión del recurso hídrico es esencial, fundamental hoy en día para las ciudades y se encuentra actualmente respaldado por la normatividad nacional e internacional. Un tema medular de cara al futuro y tan complejo que requiere primero definir la autonomía administrativa de la región o departamento y traslaparlo con una referenciación geográfica que permita identificar las fuentes de abastecimiento más adecuadas y coordinar el acceso a estas, mediante una estrategia coherente, pues el agua en Colombia también significa energía.
“Es absolutamente imperativo alcanzar una gestión administrativa de escala local, regional, departamental y nacional y una gestión administrativa inteligente sostenible, hábil y resiliente de recursos que por su naturaleza son escasos como el agua y las fuentes de energía no renovables. A futuro uno de los factores fundamentales de la competitividad estará directamente relacionado con el acceso a los recursos naturales como el hídrico y, en un país como Colombia, dada nuestra matriz energética que depende casi en un 70% de los recursos hídricos, pues el problema se ampliaría porque no solamente estamos hablando de agua sino de energía, se trata de un tema tanto de política como de geografía natural muy complejo”, explica Carlos Jiménez Aguilar, también Doctor en Relaciones Internacionales y estudios políticos.
Una de las estrategias más viables e incluyentes, según Carlos Jiménez, profesor Asociado de la Universidad de La Sabana, sería la de hacer gestión del agua de manera regional, con el concurso de los departamentos de La Guajira, Magdalena y Cesar, aprovechando la experiencia positiva que ha tenido Valledupar en sus procesos de gestión hídrica, y en el entendido de que el recurso atraviesa éstas jurisdicciones y tiene varias demandas.
“Yo creo que una buena alternativa sería recoger esa bonita idea de la asociación interdepartamental, de pronto con un pacto interadministrativo de todas las gobernaciones se puede crear una Unidad de Planeación interdepartamental, dotarla de funcionarios competentes, con buenos salarios, con capacidad administrativa y técnica para poder hacer planeación. No se debe olvidar que es indispensable, por muchas razones, involucrar al Gobierno Nacional dentro de la iniciativa para que sea viable; involucrar a las élites políticas, a los proveedores de industrias que son directamente las que más consumen recursos y, en una región como la Caribe todos los prestadores de servicios turísticos, hoteles, restaurantes unidades productivas altamente consumidoras de ese bien. Se requiere de una institucionalidad compleja e incluyente: todos los actores sin ninguna discriminación, y sin ningún sesgo hacia ningún sector porque todos son fundamentales y generadores de riqueza. Requiere una visión muy holística, muy amplia para poder involucrarlos a todos y seguir garantizando los servicios y el acceso al agua” puntualiza el experto.