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Cultura

Son 193 años sin Bolívar

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El 17 de diciembre de 1830, a los 47 años de edad fallece Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco, más conocido como Simón Bolívar.

Su declive inició el 25 de septiembre de 1828 en Bogotá, mientras ejercía como el primer Presidente de Colombia, cuando se llevó a cabo un atentado contra su vida conocido como la Conspiración Septembrina, de la que pudo escapar ileso gracias a Manuela Sáenz, quien por este acto recibió el título de ‘La libertadora del Libertador’.

Bolívar, inicialmente intentó perdonar a los que fueron considerados como conspiradores, pero de manera eventual decidió someterlos a la justicia marcial, terminando con el fusilamiento de los acusados, algunos de ellos, sin que quedara plenamente establecida su responsabilidad.

Después de estos acontecimientos, Bolívar gobernó entre disputas fraccionales, revueltas y tuberculosis, hasta su dimisión de la presidencia el 20 de enero de 1830 en el Congreso Admirable, dimisión que no fue aceptada hasta el 4 de mayo de 1830 concediéndosele una pensión de 3.000 pesos anuales.

Solo y desengañado, Bolívar emprendió un viaje destinado hacia Jamaica y Europa, pero la tuberculosis se lo impidió. Tuvo que acogerse a la amistad y protección de un español, don Joaquín de Mier y Benítez, que lo invitó a quedarse en la Quinta de San Pedro Alejandrino, al suroccidente de la ciudad de Santa Marta.

Bolívar partió de Bogotá el 8 de mayo de 1830 con solo 17 mil pesos, producto de la venta de su vajilla de plata, sus alhajas y sus caballos con la intención de volver a Europa. Pero en julio, la noticia de la muerte del Gran Mariscal de Ayacucho desmoronó al Libertador.

A fines del mes vio publicada en la prensa la resolución del Congreso venezolano de romper relaciones con Colombia mientras el Libertador permaneciera en suelo colombiano, agravio que finalmente devoró la salud de Bolívar.

El Libertador llegó a la Quinta el 01 de diciembre de 1830 en estado de postración tras una penosa travesía por el río Magdalena desde Bogotá. Pese al buen clima y las atenciones recibidas, su salud empeoró a los pocos días.

En sus últimos momentos de lucidez, Simón Bolívar clamaba porque su muerte, por lo menos, permitiera la consolidación de la unión y la desaparición de los partidos. Deseo que no se cumplió.

El Libertador Simón Bolívar falleció “a la una y tres minutos de la tarde, murió el sol de Colombia”, según rezó el comunicado oficial.  Luego de su muerte en 1831, la Gran Colombia fue legalmente disuelta. Se establecieron así las tres repúblicas de Nueva Granada, Venezuela y Ecuador.

EL GENERAL EN SU LABERINTO

He aquí algunos apartes de ‘El General en su Laberinto’ de Gabriel García Márquez, que hacen referencia a los últimos días de la vida del Libertador Simón Bolívar, publicada por la editorial Oveja Negra en 1989.

El General, es decir Simón Bolívar, es el libertador de varios países suramericanos, planea viajar desde Santa Fe Bogotá hasta Cartagena de Indias, para embarcar hacia Europa, antes de comenzar su viaje, tiene que avisarle al vicepresidente Domingo Caicedo que recibirá un pasaporte para poder salir del país.

Él parte desde Santa fe con unos pocos oficiales fieles y su servidor José Palacios, cabalgan hasta Facatativá, donde se hospedan en una posada y su enfermedad no identificada le causa un gran deterioro físico.

Después de algunos retrasos llega a honda, donde el gobernador le ha organizado fiestas en su honor, cuando terminan las fiestas, él avanza siguiendo el curso del rio Magdalena, donde su debilidad física empeora

El general y su grupo llegan al puerto de Mompox, donde la policía no reconoce al general y le pide un pasaporte, pero él no tenía ninguno, luego se dan cuenta de que él es el General y lo escoltan puerto adentro. Después de unas festividades decide ir a Turbaco

En su camino a Turbaco pasa por Barranca, donde decide esperar su pasaporte, días después de recibirlo avanza hasta Cartagena, donde le organizan más festejos, pero él está muy enfermo para disfrutarlos

Por factores como su enfermedad, la muerte de José Antonio Sucre y manifestaciones por la elección de Rafael Urdaneta para gobernar Bogotá decide viajar a la ciudad de Soledad, donde permanece más de un mes y su salud sigue deteriorando, en su estadía en esta ciudad acepta ver un médico.

Termina su viaje en Santa Marta y nunca sale del país, demasiado débil para continuar y con unos pocos hombres y amigos, muere en la Quinta de San Pedro Alejandrino.