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El Morro: estandarte ancestral que no debe ser abierto al público

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Por: Wesley Campo

El Morro, una majestuosa elevación que se yergue como vigía eterno de Santa Marta, ostenta una historia tan rica como compleja. Desde su génesis, producto de la erosión de las montañas de la Sierra Nevada, hasta su rol protagónico como centinela contra los piratas en el siglo XVII, el Morro ha sido testigo de la evolución de nuestra amada perla. Declarado Parque Nacional Natural en 1964 y reconocido como espacio sagrado por las comunidades indígenas de la Sierra Nevada, este promontorio se alza como un emblema cultural y ambiental de inestimable valor.

Sin embargo, una propuesta para abrirlo al público ha generado una acalorada controversia. Aunque esta iniciativa podría traer consigo un impulso económico para la ciudad, la apertura del Morro al público sería un error. No podemos soslayar el impacto ambiental que podría generar la afluencia de visitantes, sin mencionar la vulneración del carácter sagrado que este lugar ostenta para las comunidades indígenas.

El ecosistema del Morro es sumamente frágil. La erosión, la deforestación y la presencia humana podrían causar daños irreparables a este espacio natural. Además, el Morro es un refugio para una gran variedad de especies animales y vegetales, muchas de ella s en peligro de extinción. La apertura del Morro al público podría poner en riesgo la supervivencia de estas especies.

Por otro lado, el Morro es un lugar de profunda significación para los koguis, wiwas, arhuacos y kankukamos que son las comunidades indígenas de la Sierra Nevada. Lo consideran un espacio sagrado donde se transmiten conocimientos ancestrales y se realizan ceremonias religiosas. Aquí se encuentra la sabiduría y representa la esperanza de un futuro mejor para la tierra y los indígenas. La apertura del Morro al público sería una falta de respeto hacia las creencias y tradiciones de estas comunidades.

Existen alternativas a la apertura del Morro al público. Se podrían implementar programas educativos para que la población conozca la importancia de este lugar y cómo protegerlo. También se podrían realizar visitas guiadas con un número limitado de persona s, siempre y cuando se tomen las medidas necesarias para minimizar el impacto ambiental.

En definitiva, el futuro del Morro nos interpela a todos; su apertura es algo que no debe ser . Este debate debe ser emprendido por Santa Marta con una visión holística entre técnicos, comunidades indígenas, Parques Nacionales Naturales, ambientalistas y la DIMAR para encontrar una solución que preserve este invaluable patrimonio. No podemos permitir que el Morro se convierta en una víctima, al igual que la ciudad, de la falta de planeación y de visión a futuro.