Columnistas
Sin seguridad no hay libertad
Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez
La libertad, se ha dicho con insistencia y hasta la saciedad, no es un derecho abstracto, sino una realidad que debe ser defendida activamente por todos, en la certeza que vivir en libertad implica poder expresarnos, tomar decisiones sobre nuestras vidas, elegir a nuestros gobernantes, lo mismo que significa habitar en un entorno seguro, donde podamos caminar por las calles sin miedo, trabajar y ver crecer a nuestras familias sin la constante amenaza de la violencia, misma que no distingue horarios y los actos delictivos se suceden 24/7. No tenemos condiciones de seguridad. La violencia sigue escalándose exponencialmente y no hemos sido capaces de implementar estrategias eficaces para detenerla. En territorios inseguros, la libertad se convierte en un ideal difícil de alcanzar, más cuando la violencia arrebata el derecho fundante y fundamental de la seguridad, que nos parece hoy un lujo inalcanzable.
Entre nosotros, se expresa en todos los rincones, salir de casa se ha convertido en un acto de valentía, toda vez que el miedo se ha normalizado, lo que impide que hablemos de libertad mientras muchos, los más, viven sin paz ni tranquilidad. Un territorio verdaderamente libre es aquel en el que los ciudadanos se sienten real y verdaderamente protegidos.
La inseguridad entraña crisis, incertidumbre, miedo, temor, angustia, compromete la libertad, la propician bandas criminales de toda laya, que controlan amplios espacios, siembran miedos y evitan a su antojo que la población se organice y proteste, lo que somete a los ciudadanos y de paso se les coarta y hasta niega la posibilidad de vivir en libertad, toda vez que parecemos mantenidos controlados y sin derecho a protestar o criticar lo que mal y peor camina., lo que comprueba que la violencia física y psicológica son herramientas comunes para sofocar cualquier reclamo.
La inseguridad pareciera entre nosotros el resultado de distintos factores, tales como el crimen común y organizado que nos controlan y limitan nuestras libertades, lo que impide que como ciudadanos podamos ejercer plenamente nuestros derechos y vivir con dignidad, lo que impone defender y fortalecer la libertad a la que tenemos derecho, por lo que interesa que abordemos el problema estructural de la inseguridad, puesto que ello nos impide ser verdaderamente libres. La violencia es un problema estructural que estorba avanzar hacia una sociedad más justa y libre, lo que es indispensable combatir a fondo y de manera eficaz la inseguridad que a todos nos afecta.
la libertad en una de sus formas más urgentes de protegerla es exigir que los gobiernos hagan de la seguridad una prioridad fundamental, puesto que no podemos permitir que el miedo determine nuestras decisiones o nuestro modo de vida. Merecemos ser territorios donde la libertad y la seguridad vayan de la mano. Vivir en libertad no es solo una cuestión de derechos políticos o civiles; también es una cuestión de garantizar la seguridad de las personas, lo que impone fomentar más diálogo, colaboración, acuerdos, acercamientos, convergencias, la participación activa de las personas y organización. Solo trabajando unidos como sociedad podemos generar verdaderos y positivos cambios. Sumando esfuerzos defendemos en mejor forma nuestros derechos humanos y caminaremos hacia una vida libre de amenazas. Responsabilidad, compromiso, soluciones y no promesas vacías, es lo que necesitamos en ruta de verdaderas libertad y la seguridad, mismas que deben ser indivisibles en una sociedad justa que desea avanzar. No podemos esperar más, es momento de actuar ya.