Columnistas
Crisis neoliberal y guerra comercial

Por: Carlos Arturo Rodríguez Diaz
Estados Unidos impuso el arancel universal más alto de los últimos 100 años, a todas las importaciones y castigó más a los países con los que tiene un mayor déficit comercial; por supuesto, esta decisión le dio un viraje a la economía mundial y sacudió la globalización, lo que obliga a repensar el nuevo escenario geopolítico.
Por ser Estados Unidos uno de los promotores del modelo de libre mercado, era impensable oír opiniones desde la Casa Blanca como que: “Nos han engañado durante más de 50 años, pero no va a volver a ocurrir”. Por ello se dice que, hoy buscan revitalizar la producción industrial de los Estados Unidos, al hacer más caros los productos importados y que los aranceles recíprocos son una acción proteccionista que hace saltar las reglas del comercio global.
Se afirma que la industrialización China ha hecho emerger un gigante tecnológico y la desindustrialización de los Estados Unidos, los coloca como los perdedores de la globalización a los que se refiere su vicepresidente, James Vance cuando afirma: que, “La globalización ha sido buena para los accionistas y los ejecutivos, pero no para los trabajadores de Ohio”
Lo cierto es que el remesón arancelario urge valorar todas las opiniones al interior de los países, para acordar una respuesta, lo más unificada posible, frente a la guerra comercial, la crisis neoliberal y la posible recesión. El momento presente demanda actuar con sentido de Estado frente a una cuestión de Estado, para proteger y fortalecer el Estado Social de Derecho, lo que implica ofrecer garantías a los sectores nacionales afectados, apoyo a la industria y protección al empleo.
Se dice que, desde Wall Street crecen las voces que advierten sobre la necesidad de encontrar una solución dialogada por los efectos provocados y que, en el mundo de la inversión y las finanzas, trabajan salidas dialogadas, porque la fragmentación económica podría provocar una recesión, con las consecuencias que ello traería.
Ligado con lo anterior, esta situación plantea un debate multilateral que reformule el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para hacerlo más eficaz, transparente, representativo y con límites al uso del veto. Además, una cooperación que transite de la lógica de la ayuda a la de la alianza y asumirla como un soporte para la paz.
