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Columnistas

Gobernar bien y en serio

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Por: Rubén Ceballos Mendoza

Gobernar bien y en serio involucra aspectos tales como sindéresis, vale decir, discreción, capacidad natural para juzgar rectamente, buen juicio, observación cuidadosa, sensatez, preservación, guardar, proteger, observar de cerca. De igual manera, implica adentrarse con conocimiento de causa en la elaboración de políticas públicas de gran contenido como corresponde a los verdaderos responsables de las mismas, que son los gobernantes, al igual que respecto de las premisas particulares en las que se soporta, a efecto de aclararlas en abundancia, tener comprensión del tema y clara visión de su proceso real y de sus varias alternativas posibles antes de adoptar una decisión sobre asuntos críticos, lo que sugiere tratarlas con carácter multidimensional, para que así la elección que se haga finalmente sea, además de interesante, adecuada y merecedora de toda atención, lo que requiere del análisis de los principios concretos que rigen una cuestión pública, para descubrir de esa manera sus principios plurales; de ahí que a los responsables políticos les quepa elegir entre ellos el correcto, en dirección a que los resultados sean real y verdaderamente los requeridos en total beneficio y aprovechamiento comunitario.

Determinante lo cual, dado que hoy la mayoría de nuestros gobernantes, desafortunadamente es así, distan mucho de tener sólidas formaciones académicas, políticas y culturales, nada brillantes ni contenidos de primeras condiciones, Los sabemos sí llenos de excentricidades, irresponsabilidades, poco compromiso, muchas y permanentes salidas de tono, acrecentadas a partir de su elección, en a juzgar como manejan los asuntos públicos, lo que en mucho se acerca a incertidumbre, desconfianza institucional y desgobierno.

Gobernantes los nuestros, dedicados más a los fuegos de artificio que a la genuina actividad de administración, gestión y gerencia de las entidades locales que gobiernan y parecieran no estar a su cargo y encargo. Y es que en lugar de afrontar los graves problemas de sus comunidades que deberían resolver, están más bien dedicados a solucionar cuestiones nada importantes para la ciudadanía, en lo que no me quiero detener por lo interminables que resultan. Gobernantes ellos, enfrascados, empecinados en lo baladí e insustancial e intrascendente, que no en lo fundamental, lo que muestra y demuestra una clara inversión de los valores que inherentes y pertinentes por demás son a la cosa pública.

Interesa en derrotero y senda de buen gobierno, dedicarse en manera cierta a administrar, gestionar, gerenciar y ejecutar como bien merecen nuestra unidades territoriales, acciones de gobierno articuladas a las verdaderas, requeridas y demandadas necesidades poblacionales, como es impulsar, potenciar y consolidar, entre otros, los múltiples servicios públicos que tienen encomendadas las entidades que gobiernan. Es total y definitivamente ponerse a gobernar bien y en serio, ya que fue para ello que los eligieron. Lo hecho hasta ahora, léase con atención, no justifica en lo más mínimo lo que cobran de los ciudadanos, por lo cual, aunque fuera poco lo que ganan, que no lo es, sus sueldos son un auténtico derroche ante la ineficaz e inútil actividad que adelantan, y en la que están enfrascados sin oficio ni beneficio en detrimento de sus gobernados.