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Columnistas

Ni incertidumbre… ni pesimismo Por: Rubén Darío Ceballos

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Ruben_ceballosLa incertidumbre es una circunstancia de desconocimiento acerca de lo que sucederá en el futuro. El término puede emplearse aludiendo a distintas situaciones, pero en general es común su uso en el plano estadístico y económico, en donde determinadas circunstancias hacen imposible realizar un diagnóstico certero de lo que sucederá, perspectiva desde la cual hay implicaciones negativas para la actividad, en la medida en que limita las inversiones notoriamente. También es tratada desde la disciplina que se encarga de considerar la toma de decisiones; en efecto, este tipo de circunstancia tiene enorme relevancia a la hora de seguir un camino u otro en un determinado proyecto. El pesimismo, es la propensión a juzgar las cosas por su aspecto más desfavorable o negativo.

Es hora de incluir como propósito definiciones políticas e ideológicas de gran valor, rigor y transparencia. Empezar por reconocernos en nuestras falencias y posibilidades y lo mismo respecto de nuestras desconfianzas (conflicto de intereses, corrupciones); e, incertidumbres (situación económica mundial, continental, regional y nacional), alimentadas una y otra para lastimar el ánimo patrio.

Para valorar lo cual, debemos interesarnos en aupar acciones inmediatas de la administración y procurar que se den objetivos que sinteticen lo que más se requiera por parte de la población magdalenense, que en este caso es la seguridad, política, económica, social, jurídica y cotidiana, debido a que la gente debe tener seguridad en todos esos ámbitos, en las instituciones y en su futuro, para entonces sí tener confianza y certidumbre.

Es entrar a fortalecer el Estado de derecho, por ser una de las debilidades mayores que arrastramos como país y sociedad. Luchas contra la corrupción. Abogar por el respeto a los derechos humanos. Adelantar reformas sustanciales en lo importante y urgente, sobre todo respecto a las demandas cotidianas de las personas.

Auspiciar espacios económicos especiales en educación y otros más que puedan contribuir a mejorar la calidad de vida en todos los aspectos. Igualmente, programas de infraestructura y proyectos productivos. Incentivar la inversión privada. Adelantar cambios profundos en la forma de invertir y de desarrollar la infraestructura en el departamento. Todo lo cual mediante amplios acuerdos que den al traste con las intolerancias demagógicas y populistas que constituyen una amenaza recurrente contra las democracias.

Adentrase en las soluciones reales. Apartar encono, discordia y odio, toda vez que no podemos seguir enredados en rencillas menores cuando importan sobremanera los intereses superiores poblacionales y territoriales, en los que no deben caber rencores, siendo importante en consecuencia apuntarle todos a una a definir rutas mejores de progreso.