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Columnista: De los barrios populares a la élite del poder

Por: José de los Santos Z.
La metamorfosis política de los últimos tiempos en Colombia, ha permitido sin lugar a dudas, desmantelar viejas estructuras políticas que se había creado en muchas regiones y ciudades del país. En efecto, Santa Marta se está oxigenando con profundos cambios, especialmente, en la forma de pensar de los electores y en la capacidad de gestión de los nuevos dirigentes en función del deber ser de verdaderos gobernantes.
En otros tiempos el poder político de la ciudad estuvo centralizado en lo que equivocadamente se llamó la rancia oligarquía, acaudillada por cuatro familias que al igual que los gobiernos sátrapas del norte de áfrica perpetuaron a sus gobernantes, liderando equivocadamente y con mezquindad los destinos de Santa Marta. Pero el ajedrez se ha enrocado y originó nuevas estrategias sobre todo de inclusión en el escenario político de muchas personas que estuvieron al margen de la participación democrática.
Todo lo anteriormente descrito, es el corolario de lo que vendrá y no se sabrá hasta cuándo. La clase más pudiente de la ciudad, siempre estuvo interesada en el jugoso botín y esa fuente inagotable de riqueza fue compartida por socios de los clubs, los parientes, algunas empresas y las oficinas jurídicas. La repartición del poder eran temas de conversación en torno a la mesa, a la hora de comer, en que los individuos de las mejores familias y sus amigos discutían el alcance de las grandes ganancias en un ambiente completamente familiar.
Pero el panorama cambió, y lo que fue considerado por anteriores gobiernos como la clave del éxito, se convirtió en un boomerang de fracaso. Factores sociales que explican la decepción del electorado como los niveles de marginalidad, representado en corrupción administrativa, altos índices de desempleos, crónico analfabetismo y la exclusión de la ciudadanía de la mermelada política.
En contraste, la presente administración o quienes van a dirigir a Santa Marta en los próximos cuatro años, no provienen del seno de las familias acaudaladas de clase alta, ni compartieron pupitres en la educación primaria y secundaria, ni mucho menos en las históricas aulas universitarias donde se educa la élite del poder, su excelente formación profesional y humanística emana de claustros académicos públicos regionales y nacionales como la Universidad Nacional, Antioquia, Atlántico y la gloriosa Universidad del Magdalena.
Rafael Martínez “Rafa”, encarna el sentimiento y la ilusión de miles de egresados de nuestra querida Alma Mater, hoy es el Alcalde de Santa Marta, después de ser un habitante más del Barrio Tayrona.
El nuevo modelo político, se erige en una moderna arquitectura de conocimientos interdisciplinarios y saber hacer (know-how), que junto con la humildad, trasparencia y cumplimiento será la estrategia de competitividad sostenible en el tiempo. Es insoslayable, reconocer el origen y dónde recibieron la formación profesional quienes hoy gobiernan. La Universidad de Magdalena es el ente donde muchos del gabinete distrital cursaron sus estudios de pregrado en diferentes disciplinas.
Finalmente, quiero señalar, que ser humilde o de escasos recursos económicos no es condición para estigmatizar a nadie. Con mucha alegría pude ver en Facebook el mérito al sacrificio de una persona que he tenido la oportunidad de saludar en dos ocasiones como es el Ingeniero PhD, Pablo Vera Salazar que de ‘vendedor en la Playa’ pasó a ser Vicerrector de la Universidad del Magdalena, igualmente mi amigo Wilfrido Gutiérrez Ospino, candidato a PhD, en Ciencias Gerenciales y hoy elegido Contralor del Distrito, y otro de mis grandes amigo el sociólogo PhD, Edimer Leonardo Latorre Iglesia que forma parte del gabinete distrital y crean que quien escribe pasó terribles contingencias de orden económico y social para conseguir algún reconocimiento.

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