Columnistas
Seis desafíos
Por: Carlos Holmes Trujillo
Son muchos los retos que enfrentará Colombia este año en varios aspectos. Por lo pronto, hablemos de aquellos que están vinculados con las conversaciones en La Habana, porque, quiérase o no, lo que allá suceda afectará todos los ámbitos de la vida nacional.
- El desafío de la pedagogía. Para que la ciudadanía pueda decidir si aprueba o rechaza los acuerdos entre el Gobierno y las Farc, con conocimiento suficiente sobre su contenido, se necesita una estrategia pedagógica que convierta textos complejos en contenidos sencillos y claros. Difícil, desde luego, pero indispensable.
- El desafío de garantizar que las armas del terrorismo no se usarán nunca más. Bien sea mediante la entrega real y efectiva a un tercero confiable y serio, la dejación en condiciones que impidan que sea posible acceder nuevamente a ellas, su destrucción de cualquier manera, la inutilización para que no se puedan convertir otra vez en instrumentos letales, o su fundición, por ejemplo; lo fundamental es asegurar que las Farc no volverán a utilizar jamás el armamento que tienen contra los colombianos.
- El desafío de la verificación seria, experimentada, capaz e imparcial. Con el fin de que el monitoreo y vigilancia del cese del fuego y hostilidades bilateral y definitivo sea efectivo y confiable, el mecanismo para realizar esa tarea debe tener gran capacidad y credibilidad.
- El desafío de que la concentración no afecte la unidad del país. Las zonas en donde se establezcan los integrantes de ese grupo terrorista no podrán ser una especie de enclaves con condiciones especiales, ajenas al ordenamiento territorial del país y a la legislación ordinaria.
- El desafío de la jurisdicción especial para la paz. Habida cuenta del contenido de los acuerdos en esta materia y de sus posibles implicaciones, existe el reto de garantizar que su aplicación servirá realmente a la causa de la reconciliación, que no conducirá a darle impunidad real a los culpables de los más graves delitos, y que no será utilizada como un tribunal político de inquisición para que las Farc busquen derrotar judicialmente a los sectores de la sociedad que no pudieron vencer mediante el terrorismo.
- El desafío de garantizar que el pueblo colombiano pueda aprobar o rechazar los acuerdos. La única manera de conseguir que esos acuerdos tengan legitimidad popular, sean sostenibles y se conviertan en fuente de estabilidad institucional, es acudiendo a un mecanismo de refrendación mediante el cual los ciudadanos puedan emitir su veredicto sobre el contenido de ellos.
De lo que se trata es de que decidan votando y no se los llame solo a votar sin decidir. De ahí la importancia de un gran acuerdo político y de Estado para construir dicho mecanismo. Decisiones de esa índole se tomaron en 1957 a fin de convocar un plebiscito, y en 1991 para integrar una Asamblea Nacional Constituyente. En las dos ocasiones, el telón de fondo fue la búsqueda de la paz. Es hora de obrar de igual manera.
Excandidato a la Vicepresidencia de la República.
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