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Análisis

‘Prepagos’, una mafia sin control

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El negocio le deja a las ‘agencias’ que promueven la prostitución alrededor de 157 millones de pesos mensuales. El ‘servicio’ de prepago de una agencia tiene un costo de 120 mil pesos por hora; de ese dinero, $50 mil les corresponden a la ‘empresa’, lo que se constituye en el trabajo más lucrativo de la época.

Unidad Investigativa OPINIÓN CARIBE

Echar un ‘polvo’ no es delito, los expertos lo catalogan como una necesidad fisiológica del hombre. Ni tampoco es delito la prostitución en Colombia, desde que la Corte Constitucional a través de la sentencia T-629-10, reconoció la prostitución “como un trabajo como cualquier otro, debido a que no está explícitamente prohibido y porque no afecta la dignidad humana, además, porque se ajusta a los presupuestos de todo contrato del Código Civil (persona legalmente capaz, libre de vicios de consentimiento, objeto y causa lícitos).

Tal vez ese derecho que otorga la Ley, es lo que ha permitido la proliferación de una red de prostitución que comienza a hacer carrera en esta ciudad, con ciertos visos de mafia, incluso, cuentan con abogados, políticos, ejecutivos de alto nivel y hasta funcionarios de la justicia, quienes de forma indirecta se han vinculado a la ‘organización’ como parte de la clientela y en agradecimiento al ‘favor sexual’.

Buena intención para controlar este fenómeno ha habido muchas, porque, además, se trata de un fenómeno que lleva implícito lo que sí constituye delito, la trata de personas, del que se desprenden conductas punibles como, la inducción a la prostitución, el proxenetismo con menor de edad, el constreñimiento a la prostitución, estímulo a la prostitución de menores, turismo sexual, demanda de explotación sexual comercial de persona menor de 18 años y el constreñimiento ilegal.

Pero esas intenciones no han pasado de ser eso ‘buenas intenciones’, que comenzaron con la creación del Comité de Trata de Personas a nivel departamental, con jurisdicción en todo el Magdalena, pero sin ningún resultado hasta el momento, simplemente porque nadie denuncia.

Ni siquiera hay estudios ni análisis de seguimiento, aun cuando la situación así lo demanda por ser Santa Marta una ciudad turística, susceptible de este fenómeno que cada día que pasa se hace más incontrolable para las autoridades locales.

La mafia de la prostitución ha tomado tanta fuerza en Santa Marta, que cualquier hombre se puede dar el lujo de escoger la prepago de agencia; la prepago independiente de mediano y alto niveles; una estudiante universitaria o de colegio o una ‘puta playera’. Estas últimas también tienen el estatus de prepagos.

El auge de las redes sociales y la Internet ha sido fundamental en el crecimiento del ‘negocio’. Facebook, Messenger, WhatsApp, Twitter, Instagram, es la mejor forma de promocionar la ‘presa’ y concertar una cita a través de estas redes sociales es lo más fácil del mundo.

CÓMO FUNCIONA

El ‘negocio’ funciona así: el ‘manager’ o ‘comisionista’, promociona su número telefónico entre sus amigos de universidad y hasta crean grupos de contactos en WhatsApp, envían mensajes ofreciendo las ‘chicas’ y una vez cae el cliente, ofrecen el catálogo, ya sea personal o telefónicamente. Se acuerda el precio y sitio de entrega y ‘a lo que vinimos’. El costo de un polvo oscila entre los 100 mil y los 300 mil pesos, dependiendo del estatus, la presencia y el comportamiento de la chica.

El porcentaje de la comisión para el ‘manager’ depende del acuerdo que se haya hecho con anticipación con la joven; oscila entre el 20 o 30 por ciento; hay casos en que un ‘comisionista’ se puede ganar hasta 100 y 200 mil pesos solo por el hecho de poner en contacto a la chica con su cliente.

El manejo de las prepagos de agencia es distinto; es un negocio ilegal bien organizado, tiene páginas Web, la más promocionada es Mileróticos. En el caso del Distrito, con nombre singulares como ‘Pasión de Ángeles’, ‘Club de Ángeles’, ‘Pasión de Diosas’. Son locales que existen y funcionan en Santa Marta y El Rodadero, allí se encuentran jóvenes universitarias atractivas, algunas de casa y cuyas familias no tienen ni la menor idea de lo que hacen, a otras les importa poco el qué dirán y manejan su ‘trabajo’ lo más relajado que pueden.

Todos en Santa Marta saben donde funcionan estos ‘negocios ilegales’, algunos cambian de dirección constantemente; otros permanecen en el mismo lugar como el famoso de ‘La 19’ o el de El Rodadero. En la página Web publican los números de celulares para que se realicen las llamadas, se suministren los datos y se haga el escogimiento de turno.

CIPOTE ‘NEGOCIO’

Por un ‘polvo’ de una hora, la ‘agencia’ cobra 120 mil pesos, usted recoge la chica y la devuelve al mismo sitio o si prefiere, ‘juega el partido’ en la misma ‘cancha’ y se ahorra el pago del motel. Si el tiempo es superior a la hora estipulada, el precio es mayor. De esos 120 mil pesos, 50 son para la agencia y el resto para la joven, un evidente caso de explotación sexual consentida, porque la mayoría se aguanta el descuento de la organización, con la esperanza de ‘agarrar’ por lo menos tres clientes en un día, lo que le permitiría una ganancia de 210 mil pesos diarios por semana, descansando un día, sumaria 1 millón 260 mil pesos, lo que arroja una suma mensual de 5 millones de pesos aproximadamente.

Lo anterior indica, que si el ‘negocio’ es lucrativo para la prepago, ¿cuánto representa, entonces, para la agencia sostenerlo? Al hacer la cuenta a ‘vuelo de pájaro’, solo con cinco chicas, una de estas agencias estaría ganando por ofrecer servicios sexuales de tan solo una hora, y que echen como mínimo 3 polvos diarios, la suma de 157 millones 500 mil pesos mensuales.

No pagan impuesto, no declaran rentas y tampoco tienen control de ninguna especie.

Si esas son las ganancias de una ‘agencia’, pueden imaginarse los lectores cuánto puede ganar un ‘corredor de putas’ independiente, que cuente con todo un catálogo de chicas con precios que oscilan entre los 100 y 500 mil pesos.

Su porcentaje de ganancia está entre el 20% y 30 %, es decir, si la prepago cobra 100, su ganancia es de 20 mil pesos; si cobra 500, su ganancia mínima será de 100. Por tanto, su promedio oscilaría entre los 100 y 200 mil pesos diarios, a la semana, su ganancia es de 700 mil o 1 millón 400 mil pesos, que, sumados al mes, arrojan de 2 millones 800 a 5 millones 600 aproximadamente, negociando una sola chica. Si multiplicamos esa cifra por 10, arrojaría la muy atractiva suma de 280 millones de pesos mensuales como ganancia mínima.

LOS ‘CAZADORES’

La mayoría de prepagos samarias está compuesta por jóvenes que han estado en el modelaje, con problemas afectivos de carácter familiar, algunas alcanzan a ingresar a la universidad; aunque hay otras que a duras penas logran terminar el bachillerato.

Son chicas de barrios, muchas, provincianas que han tenido su fracaso de pareja, que llegan con la esperanza de salir adelante e incluso, estudiar, pero sus deseos de triunfo y de alcanzar una estabilidad económica las convierte en ‘caldo de cultivo’ para los ‘cazadores’, cuyo trabajo es convencerlas para que entren al mundo de las damas de compañía.

‘Quieres ganarte una platica extra, tengo un amigo que quiere salir con una chica como tú y pasar un rato agradable; será que te le mides, mira que si le agradas te puede ir muy bien con él, es un tipo de plata’, son las primeras palabras con las que el ‘cazador’ convence a una chica que como *Melanie entró a ese mundo y aún no ha podido salir de ahí por mucho que lo desee.

Ella se dejó convencer por uno de esos ‘cazadores’ que conoció por intermedio de una amiga del barrio, después fue a parar a una de las agencias y ahora ha tratado de independizarse un poco, pero como todas sus amistades pertenecen al ‘gremio’ cayó en lo mismo.

Hay dos tipos de ‘cazadores’, hombre o mujer, quienes tienen una habilidad especial, buenos contactos, utilizan celulares de última gama y se mueven como ‘pez en el agua’ en este mundo.

El ‘cazador’ independiente conoce muy bien el ‘negocio’, sabe que si mantiene plata en el bolsillo puede invitar a unos tragos y corona. Se cataloga como empresario, contacta a las chicas por intermedio de otras jóvenes o a través de redes sociales, les hace estudio fotográfico sin mostrar el rostro y después las ofrece a su clientela. Siempre está en función de conseguir ‘material’ nuevo y de ‘buena calidad’.

*Melanie señala, que, como prepago o prostituta, que a la larga es igual, está ‘mamada’. No soporta más la humillación de acostarse con cualquier hombre por ganarse unos pesos; de la explotación y del maltrato.

“Quiero salirme de esto, quiero un hogar, una familia; la mayoría de las veces se tiene uno que acostar con gente de afuera, extranjeros, pero también hay hombres de aquí mismo, pelaos universitarios que manejan platica y viejos a los que les gustan las muchachas jóvenes y bonitas, pagan bien para estar un rato con uno”.

CONDICIÓN SOCIAL

En Santa Marta hay dos clases de prepago, las de clase media que estudian, incluso, en las universidades; las de estratos bajos, cuya situación económica no es la mejor.

La mayoría tiene problemas de tipo afectivo, son hijas de padres separados, de ex drogadictos y en algunos casos, huérfanas de padres.

A algunas de ellas ni siquiera les da pena decir que ‘la que nació para ser puta, puta será toda la vida’; su principal propósito es conseguir plata para mejorar su situación personal y la de su familia. ‘No hay de otra’, afirman.

Otras lo hacen por placer, porque les gusta y por satisfacer su vanidad. Manejan una doble vida, tienen novio, pero desarrollan las habilidades para que estos ni siquiera sospechen lo que hacen. Son vanidosas, se preocupan por mantener siempre su imagen para venderla y obtener mayores réditos.

En Santa Marta hay sectores y barrios donde ejercer el oficio de prepago, es casi que normal. Son barrios marginados y sectores de estrato medio donde las jovencitas salen a hacer sus ‘vueltas’ y después regresan a sus casas con la mayor naturalidad.

Esta situación obliga a las autoridades locales a ponerle el ojo, porque hasta en los colegios se observa a las niñas salir de las instituciones, quienes son esperadas por individuos en motos y carros, a los cuales se les ofrecen por unos pocos pesos.