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La Sierra siembra y vende

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Demostrar la importancia que tienen los pequeños productores dentro de un modelo agrícola sostenible ha sido una tarea ardua a la que se han enfrentado algunos países en el mundo bajo la batuta de la Organización de las Naciones Unidas, ONU que ha incluido este ítem como prioritario dentro de la evolución del sistema internacional de comercio y sus tendencias desde una perspectiva de desarrollo.

Colombia no se ha quedado rezagada y ha entrado en este planteamiento bajo diversos programas que permiten a los campesinos sentirse respaldados para fortalecer su labor, sin duda, son pasos gigantes que contribuyen a la producción y el comercio sostenibles de productos básicos.

Siguiendo esta tendencia y con el objetivo de que el campo en Santa Marta, una ciudad con una gran despensa agrícola, inició en el Distrito el programa, ‘La Sierra Vuelve a Sembrar’, una iniciativa apenas naciente, desde ya comienza a dar buenos resultados.

En Santa Marta más allá de brindar lo necesario para que el agro recobre su importancia se busca que los campesinos retornen a sus parcelas, que la Sierra vuelva a producir para todos y se logre sin pérdidas económicas, la comercialización de los productos en el Mercado de Santa Marta.

IDENTIFICANDO EL PROBLEMA

Una de las principales dificultades expuestas por los pequeños productores en la Sierra Nevada, es la falta de apoyo a la labor que ejercen en sus fincas para poder comercializar. Se pierden las frutas, el pan coger y lo que cuesta transportar el producto es superior a la cifra que reciben por el producto final.

Aunque en menor escala, esto evidencia lo que a través de varios informes la Cepal ha dejado ver y es que si bien es cierto los problemas de la producción agrícola persisten en la esfera de la manufactura, se centran con mayor intensidad en la comercialización.

Los países más desarrollados al subsidiar sus sectores agrícolas saben que producir alimentos les confiere poder político en las relaciones internacionales. Santa Marta le apuesta centrar en el Mercado Público el fortalecimiento de la economía y la disminución de la informalidad, a través de una iniciativa que pretende capacitar en varias fases a los campesinos para mejorar la producción, transportar el producto para que los costos se reduzcan y facilitar la comercialización de los mismos.

Apenas va un mes y ya se comienzan a ver resultados. Una línea ascendente del tonelaje intercambiado y la motivación de los campesinos para empezar a sembrar mucho más, demuestran que el trabajo va por buen camino y que el proyecto deja de ser una estructurada estrategia de papel para entregar resultados tangibles.

Según el mandatario local Rafael Martínez, el programa se elaboró para atender el éxodo de campesinos de la Sierra por la violencia y por falta de asistencia técnica en materia comercial para volver a sembrar. Entre sus objetivos principales se encuentra el de fortalecer la capacidad productiva, garantizar la compra en un 100%, construir un plan estratégico de rutas, establecer un sitio de acopio de sus productos, incrementar el proyecto técnico y la trasferencia tecnológica.

“Hoy queremos que la Umata vaya al campo, y ponemos la fe que ese programa sea el primer paso para consolidar un sistema productivo en la zona y que la Sierra Nevada pueda convertirse en la principal productora en la ciudad y el Caribe”, expuso.

Se pretende también, que el pequeño productor conozca lo que está produciendo y lo mejore, y empiece a producir más porque tendrá resuelto lo de la pérdida de su cosecha.

“Este proyecto pretende que todos los que se han venido de la Sierra vuelvan y retomen la tarea de producir e ir desplazando la mercancía que viene de afuera”, explicó el Alcalde.

Aunque con objetivos claros, no cabe duda que es un proyecto ambicioso que apenas da sus primeros pasos y de acuerdo con las declaraciones de la directora de la Umata, Isis Navarro, aún falta mucho por fortalecer este programa piloto con grandes expectativas.

CÓMO FUNCIONA EL PROGRAMA

El programa va dirigido a pequeños productores de Bonda, Guachaca y Minca. Los interesados deben inscribirse en la Umata, ante la Junta de Acción Comunal o en las oficinas del Mercado Público. Está estructurado para que se desarrolle en tres fases, la primera tiene que ver con el impulso a la comercialización de los productos y la generación de las condiciones, asumiendo el Distrito los costos para transportar los productos bajo controles al mercado.

La segunda fase consiste en brindarles asistencia técnica y acompañamiento con el fortalecimiento de la Umata en convenio con la Universidad del Magdalena y el Sena para maximizar la producción.

La tercera fase pretende que las súper tiendas o cadenas abran canales para comercializar los productos de la Sierra, y que los samarios puedan comprar en el Mercado y consumir productos más frescos y económicos y eliminar a los intermediarios.

La primera carga de productos llegó al mercado público el primer día de septiembre, se logró recoger una tonelada entre productos como auyama, plátano, maracuyá, coco, torombolo y limón. Así como también yuca, níspero, cebolla larga, pepino cohombro y mamón, entre otros productos, de allí en adelante, ha mejorado.

Abraham Katime, gerente operativo de la plaza de mercado de Santa Marta resalta las bondades del proyecto, al afirmar que el Mercado Público debe convertirse en una plaza minorista que se pueda abastecer con productos provenientes de la Sierra Nevada.

La ciudad no cuenta con una central de abastos lo que se presta para incentivar los intermediarios y el alza de los precios, ahora el producto llega directamente al punto de venta y es la administración distrital la que garantiza la logística y el transporte.

La cadena conformada por mayoristas, intermediarios y minoristas, siendo este último el que vende el producto en la galería comercial, se reduce a campesinos y minoristas, lo que debe reflejarse en el precio del producto y su calidad, porque muchas hortalizas en el intercambio y transporte sufren caídas y golpes que afectan su color y su textura.

Sin embargo, este es uno de los puntos por fortalecer en el proyecto, puesto que los campesinos que entregan sus productos carecen de conocimiento técnico en lo que se refiere a cosecha y poscosecha, por este motivo aún no se logra la calidad máxima en el empaque de estos.

A través del Sena se busca capacitar y asesorar técnicamente a los campesinos para que adquieran conocimientos que optimicen la entrega del producto y la calidad del mismo, la Umata distrital se hace cargo de este punto que esperan prontos resultados.

A pesar de esta dificultad, las verduras provenientes de la Sierra Nevada son más apetecidas por amas de casa y dueños de restaurantes que son los compradores a conquistar en este nuevo intercambio de productos, aunque la plaza de Mercado tiene como objetivo fortalecer la relación directa con los tenderos y así reducir los costos y la informalidad de quienes venden productos en la calle.

“Queremos hacer una operación de venta a domicilio con más de mil tenderos, además de organizar la primera cooperativa que agrupa a treinta minoristas y así hacer una operación más formal y rentable; por chat, ellos podrán hacer una pre-compra del producto que luego les llegará hasta su negocio, así la cooperativa les comprará a los campesinos y les venderá directamente a los tenderos”.

BALANCE ACTUAL

El balance actual reflejado por la Umata da cuenta de unas quince toneladas de productos agrícolas provenientes de Minca, Bonda y Guachaca, una gran variedad de producto, pero pequeñas cantidades que dejan un balance cerca de los cinco millones de pesos. Aunque parece poco, para algunos pequeños productores es un alivio vender su producto.

Así ha crecido el balance de productos, lo que augura una mejoría en el programa que apenas despega:

Minca: Primer envío 700 kilos. Segundo envío: Una tonelada.

Guachaca: Primer envío: 2 toneladas. Segundo envío: 4 Toneladas. Tercer envío: 5.5 Toneladas

Bonda: Total envío: 1.200 kilos

En Minca los productos son básicamente frutas, los productos que más entran son la auyama y la yuca. Lo que más se vende es la yuca, es decir, se está produciendo según la demanda, explica Isis Navarro, directora de la Umata.

Minca: Maracuyá, Naranja dulce, limón Tahití, limón criollo, torombolo y una variedad de berenjena más suave que aún no ha sido fácil comercializarla en el Mercado Público.

El coco se ha convertido en el producto que, aunque tiene más demanda, no se produce en cantidades suficientes.

Las facturas que se han pagado a los campesinos oscilan en un promedio de trescientos mil pesos que, aunque no es una cifra que a simple vista pareciera significativa, lo es en el sentido que se ahorran el transportar el producto y esto reduce su margen de pérdidas.

“Trabajamos con productores muy pequeños a los que les sale costoso transportar esa comida, por ejemplo, si ellos deciden traer individualmente un bulto de auyama, se los comprarían en 20 mil pesos, pero invertirían en transporte siete mil pesos, es decir, lo vendió realmente en 13 mil pesos; el campesino lo vende al mayorista y este, a su vez, lo vende al minorista (comerciante del mercado) en cuarenta mil pesos y este lo vende al consumidor final en sesenta mil pesos”, explicó la Directora de la Umata, al reducir la cadena los precios deben reducirse y a eso le apunta el programa.

Lo que esperan controlar pronto dentro del programa ‘La Sierra Vuelve a Sembrar’ es el margen de pérdidas que es del 8 por ciento, actualmente por problemas de la calidad de los productos atribuidos a la falta de capacitación de los campesinos, ya el Sena y la Universidad del Magdalena se encargarán de mejorar este aspecto.

REPERCUSIONES

Para Carmen Judith, campesina y productora de Guachaca, la iniciativa ha sido positiva en el sentido de que algunos que sólo sembraban para su consumo ya empezaron a hacerlo con el objetivo de vender, así hay más producción y se sienten apoyados para permanecer en el campo.

Cada vez se unen más campesinos que trasladan su producto de las veredas a los tres corregimientos escogidos para poner en práctica este proyecto y se espera que en dos meses la producción se triplique y así se mejore la economía campesina.

Por su parte, las autoridades de seguridad como el Gaula Militar Magdalena y la Consejería para la Seguridad liderada por Priscila Zúñiga consultadas por OPINIÓN CARIBE, dieron un parte de tranquilidad a los campesinos acerca de que no deben temer por transportar sus productos o por sufrir problemas de seguridad asociados al incremento de su economía, porque de acuerdo con los balances de seguridad actuales la Sierra Nevada de Santa Marta no tiene denuncias oficiales de casos de extorsión a campesinos.

Además, hay brigadas permanentes de prevención, sin embargo, solicitan a los residentes en la zona rural hacer denuncias o poner en conocimiento de las autoridades cualquier movimiento sospechoso que atente contra su seguridad o que les impida el normal desarrollo de sus procesos productivos.

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