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Faltó pedagogía electoral

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En las pasadas elecciones territoriales, en el departamento del Magdalena  hubo una votación, aparentemente absurda en lo que a votos NO     marcados se refiere,  solo 162.347, sumando los tarjetones de alcaldía, gobernación, concejo, asamblea y JAL. Es por ello,  que cabe preguntar, ¿los magdalenenses conocían a sus candidatos?  ¿Hubo suficiente pedagogía electoral por parte del Estado?

Sandra Granados Ramos

Las elecciones territoriales que se llevaron a cabo el pasado 27 de octubre, aunque fueron una victoria contundente para algunos candidatos en los 32 departamentos del país, también dejaron en evidencia el deficiente método en que se desarrolla el voto popular, el poco interés de los ciudadanos en participar en los comicios, la poca pedagogía que se ha implementado, así como los obsoletos y quebrantables tarjetones electorales que, al parecer, son la oportunidad perfecta para abrirle la puerta a la corrupción.

En el país, la tendencia del voto no marcado ha venido en alza en los últimos ocho años en los que se han realizado dos elecciones territoriales. Según la Registraduría Nacional del Estado Civil, en las elecciones de 2011 el total de votos no marcados registrados fue de 5.570.743; al seguir este resultado tan alto, se puede encontrar un alza de 324.814 votos para las elecciones de 2015, en donde la cifra total fue de 5.895.557. Por último, en las elecciones territoriales de este año se evidenció un resultado de 6.428.547 personas que decidieron no marcar los tarjetones de alcaldía, gobernación, concejo, asamblea y JAL.

En el Magdalena, las cifras no mienten, fue un total de 162.347 votos que NO fueron marcados en ninguno de los cinco tarjetones electorales que se le entregaron a cada persona en los comicios, conociendo de antemano que el potencial de sufragantes del Departamento era de 983.000 personas.

Las alarmantes cifras hacen ver un panorama desalentador que cuestiona la manera como los colombianos votan, a como reciben pedagogía electoral y si en realidad la intención de voto es real o se toma como un deber ‘a la carrera’, contrario a lo que en realidad debe representar la democracia para cada ciudadano.

La politóloga y especialista en Comunicación Política, Nuris Gómez, manifiesta, que el hecho de que el voto en Colombia no sea obligatorio hace que las personas y los ciudadanos estén enfocados en buscar nuevas oportunidades diferentes a las tradicionales; algunas de ellas son llevadas a simplemente no votar.

Según la Constitución Política de Colombia de 1991 en su artículo 258 señala, que “el voto es un derecho y un deber, por tanto, el ciudadano puede hacer parte de la democracia y decidir quiénes serán sus representantes en sus gobiernos locales, pero al parecer aún hay un porcentaje de personas a las cuales no les interesa o simplemente están pendientes de las prebendas más allá de un certificado laboral, que a su vez, no son garantes o suficientes para que el ciudadano se movilice a ejercer su derecho a sufragar”.

Nuris Gómez explica, que “el hecho de tener un alto número de votos No marcados llama a dos condiciones: una es que la gente no encontró por quien votar, a alcaldía, concejos, gobernador, diputados y JAL o no se motivaron con ninguno, ni siquiera por el voto en blanco. Es como un llamado a que el ciudadano o no sabe o no está interesado en las votaciones”.

¿EL ESTADO ESTÁ FALLANDO?

Cada año, la tendencia del voto No marcado va en aumento y seguirá, porque los ciudadanos se han vuelto ajenos a la política y se tiene la idea de que hay muchos corruptos y los buenos son pocos, por eso Yuri Ramírez, experta en Marketing Político, asegura, que “para los colombianos es tedioso votar, no se interesan de dónde son los candidatos, cuáles son, la gente no tiene amor por la política, solo por los cargos unipersonales como lo son los alcaldes y gobernadores, porque ven en ellos a alguien en quien confiar, pero, asamblea y concejo no le van a solucionar al ciudadano un problema vecinal, las personas se volvieron individualistas y el bien colectivo se quedó por fuera”.

Sin embargo, el sistema de pedagogía debería ser constante no solo dos o tres meses antes de las elecciones, sino que debe ser un ejercicio permanente en colegios, universidades y empresas. Que le enseñen a la población su compromiso a la hora de elegir a los responsables de su bienestar durante su mandato o representación.

“Por obligación, el gobierno, el CNE (Consejo Nacional Electoral) y la Registraduría deben hacer pedagogía electoral, pero, enmarcada en dos fines: disminuir la abstención, es decir, aumentar el número de personas que participe activamente a partir de las inscripciones de sus cédulas; ello debe hacerse un año antes de las elecciones, como una forma de motivarlas y registrar a aquellas que quieran hacer un cambio de su lugar de votación; el segundo enfoque es aprender a utilizar los tarjetones, cuáles son, cómo marcarlos”, precisó Nuris Gómez.

NUEVAS TECNOLOGÍAS

Con la Constitución Política de Colombia de 1991, se separaron las elecciones regionales de las elecciones legislativas (que se celebran cada cuatro años y eligen a la totalidad del Senado y de la Cámara de Representantes), sin embargo, se estableció que en la Constitución de 1991 la Elección Popular de Gobernadores se haría desde 1992.

Con lo anterior, se hace visible que hace unos 27 años, los colombianos eligen a sus gobernantes regionales por voto popular, pero, lo que está fallando ahora en el 2019 es el método en como el Consejo Nacional Electoral y la Registraduría Nacional velan por el desarrollo de las votaciones, porque aunque se han implementado sistemas biométricos para evitar el fraude electoral y la trashumancia, aún se siguen presentando casos como el de Pijiño del Carmen y San Zenón, Magdalena, en donde las sufragios tuvieron que ser cancelados, luego de que un grupo de personas entrara al puesto de votación del Colegio Nuestra Señora del Carmen (Pijiño), rompiera material electoral, tal como quedó registrado en varios videos que circularon por las redes sociales, en los que se señalan que fueron destruidas alrededor de 14 urnas con votos que ya habían sido depositados.

Nuris Gómez, especialista en Comunicación Política, manifiesta, que las motivaciones que señala el gobierno para que las personas voten no son suficientes. “Organizaciones de índole privada, que puedan promover una alfabetización electoral adecuada para que la ciudadanía esté preparada para asumir el compromiso de su voto, podría ser una posible solución para frenar los votos NO marcados”.

Además, algo que fue un impedimento para estas votaciones regionales, era la cantidad de tarjetones entregados a cada persona, eran cinco y las cifras demuestran el aumento de los votos NO marcados los últimos ocho años.

DEMASIADOS TARJETONES

En el distrito de Santa Marta hubo 293 candidatos al concejo, 102 a la asamblea departamental y 531 a la JAL. Razón por la cual, Nuris Gómez, especialista en Comunicación Política, expresa, que la confusión de los tarjetones y de tantos candidatos es una de las situaciones menos atractivas que debe enfrentar el votante.

“Creo que tantos tarjetones enredan a las personas, porque los seres humanos tenemos en nuestra cabeza uno o dos candidatos que estudiamos para alcaldía o gobernación, pero, en el caso de la asamblea departamental, concejo distrital y JAL, la gente no hace el esfuerzo mental frente a esto y el voto NO marcado se convierte en una opción o en una abstención controlada de ese tipo de voto, porque las personas no saben a quién dárselo o simplemente porque no sabe marcar los tarjetones o se les olvidó el número”.

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