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Columnistas

Hipótesis a una hipérbole moralista

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Por Víctor Rodríguez Fajardo

“virgencita linda, tu que concebiste sin pecar, permite que yo peque sin concebir” adagio popular.

 

Mucho se podrá decir, rumorar, aseverar o negar sobre como se maneja una corporación de elección popular, cada quien podrá tener una versión diferente, algunas creíbles otras fantasiosas, y algunas que otras desfasadas. En mi concepto, a todas hay que prestarle atención, que al final del día sacamos conclusiones, y con el tiempo nos daremos cuenta que tan acertados estamos. Con base en mi experiencia trataré de interpretar las diferentes voces que he escuchado sobre lo que puede estar sucediendo con la Asamblea del Magdalena. Es complejo, espero que mi opinión de luces al lector para sacar sus propias conclusiones.

Para iniciar despejemos algunos mitos, hablar de buenos y malos no tiene sentido, no creo exista un bando de buenos y otros de malos, la clase política se ha ganado una imagen oscura que no permitiría decir que las corporaciones están llenas de crédulos inocentes. Otro mito a descartar, es el concepto de independiente, siempre hay dos fuerzas mayores que polarizan las voluntades y los actores terminan siendo satélites de uno u otro bando. Puede ocurrir que exista un jefecito independiente que para sobrevivir deba adherirse a un jefe mayor de modo circunstancial o coyuntural. El tercer mito es dejar claro que la política no es de beatos, que los inocentes son los electores, hasta cierto punto, y que es válido tener presente que, quienes son profesionales de estos menesteres no han escogido “la política como el camino mas corto para ir al cielo”; parafraseando al desparecido FélixVega.

Habiendo hecho estas salvedades, entremos en materia: De una administración que en cuatro años dispondrá de un presupuesto de más de cuatro billones y de una amplia burocracia, es impensable que trece voluntades vayan a estar facilitando decisiones administrativas mientras ven  desde lejos pasar la prosperidad del gobierno, por eso, la constitución les permite la otra cara de la moneda: hacer control político. Dentro de ese margen se desarrollan las mayorías, las cuales son creadas por el ordenador del gasto, aun las que son en su contra. Y si pueden conjugar el deber ser con sanear las arcas personales y tener utilidades en el ejercicio, el negocio es de prosperidad garantizada.

El estilo de Carlos Caicedo al respecto ha sido descifrado en los mentideros políticos, en los dos primeros años no da ni agua, el jugo de naranja es para su equipo y deja sedienta a la corporación. Con gastos de la pasada campaña electoral sin cubrir aun, llegan a un punto donde no hay negociación que aguante. Caicedo, con un presupuesto represado que no produce dolor de bolsillo, puede seducir al mas recio cabildante. Viene nueva elección a Congreso y con el objetivo de hacer su proyecto de escala nacional, podría entrar en la fase conseguir, si o si, le aprueben los proyectos, a fin de cuentas, lo respalda el argumento que lo solicitado, hace parte de su plan de desarrollo y todo es en beneficio social del Magdalena.

Al declararse en oposición al gobierno nacional, seria entendible que la bancada de Centro Democrático asumiese la misma posición respecto a su administración, lo mismo sucede con Cambio Radical, partido que llevo candidato a la gobernación y fue derrotado. Entenderíamos que los senadores Honorio Henríquez y Fabian Castillo lideraran en forma mancomunada la oposición, igual como lo hace Caicedo cuando convoca a congresistas alternativos de diferentes partidos alrededor de su gobierno. Pero una cosa es la filosofía de la política y otra muy diferente es la dinámica de la misma. Aquí es menester parafrasear a Carlos Monnery “Cada quien tira pa´ su catabre y yo pal mío”.

Para nadie es un secreto que el dueño de la franquicia del partido de gobierno en el Magdalena es Juan Carlos Dávila Abondano, quien desde su oficina recibe, convoca, financia, dirige y ordena la política del Magdalena en lo que tiene que ver con su bancada, la cual, necesita la llegada de nuevas fuerzas para conseguir un contrapeso efectivo a los intereses de Fuerza Ciudadana. Solo así se entiende la “subordinación” de diputados a sus intereses. Desde el inicio de este periodo constitucional, la mayoría conformada en la Asamblea ha estado en concordancia con lo que indica el Piso 13… y no es gratis.

Los 13 diputados quedan en medio de intereses superiores, en este caso, entre Caicedo y Dávila. Y no como ovejas sacrificables, sino más bien en un fenómeno parecido al capitalismo puro de la oferta y la demanda para buscar su orilla. Cada vez que la administración presenta proyectos hay propuestas, negociaciones, ofrecimientos, tratativas buscando el “bien común” del Magdalena y por supuesto, los 13 son Magdalena.

¿Para que se necesita una mayoría? ¿Por qué es importante estar en mayoría? ¿Cuál es la motivación del dueño de la mayoría? Y aquí viene la pregunta a ti lector que llegas hasta estas líneas ¿Por qué desde el Piso 13 se financia una mayoría? Revisemos los proyectos presentados en estos dos años por la administración departamental, ¿Cuál afecta los intereses del grupo empresarial? Y si no los afecta ¿Por qué busca tener una injerencia que le cuesta?

El poder, le da marco y justificación a este escenario. Manejar el poder, alimenta el ego y la ambición embriagante de tener más. Para algunos el tema es económico, político, ode dominación total ya sea de cuna o trepando, por eso se entendería que diputados que tienen honorarios que están por encima de la media en lo referente a ingresos en el Magdalena, puedan recibir incentivos mensuales adicionales para mantenerse agrupados en torno a un empresario conintereses políticos. No importa si son 20, 30 o 50 millones mensuales, existe una oferta satisfaciendo la demanda. Tampoco importa si son 500, 600, 1000 0 1200 millones para aprobar proyectos puntuales, son tentaciones a las que ceden emulando a Adán en el paraíso.

“Nada es gratis” por lo menos en un mundo de consumo y de galopante capitalismo, sucede lo mismo con los actores políticos en las corporaciones, no llegaron gratis, les costó una inversión muchas veces muy superior a los topes permitidos al igual superior a lo que les consignarán por honorarios, de alguna parte debe salir la recuperación del capital más rendimiento. Todos son prósperos lejos del detrimento patrimonial familiar por estar en una actividad quijotesca.

Así como el elector vota crédulo, o algunos reciben beneficios, estos son una bicoca al lado de lo que percibirá quien gane la credencial, a su vez, quien doblega sus voluntades para conseguir el voto en la corporación, les repetirá el tratamiento en esta pirámide de poder. Caicedo es uno de los hombres mas ricos del Magdalena, sometiendo el poder político para cambiar el escenario de su cuna. Esta riqueza se le ha dado en 16 años de poder público, tanto en tres administraciones distritales como al frente de la refundación de la Universidad del Magdalena, como haber sido secretario de despacho en las administraciones de Juan Carlos Vives y Jorge Caballero . Todo desde el sector público. La situación del grupo empresarial de Juan Carlos Dávila, podría parecerse con la diferencia que al nacer ya la familia era rica, pero la riqueza de hoy en nada se parece a quienes eran hace esos mismos 16 años. ¿Coincidencia? Tal vez revisar ocho años de Uribe como presidente, ocho de Juan Manuel Santos y cuatro de Iván Duque podrían responder a esa prosperidad superlativa.  Tanto uno como el otro ostentan riquezas de orden nacional, aunque uno la haya incrementado desde una base familiar y el otro la haya levantado desde la catapulta de la política.

En síntesis, es evidente que hay un juego en permanente desarrollo, y que no se trata del bien y del mal, sino de Poder. Ahora las pregunta que les dejo, para su digestión es ¿Esa evidente riqueza que no pueden ocultar ni Dávila ni Caicedo, es congruente con la realidad económica del Magdalena en este momento?