Columnistas
Región Caribe y desarrollo
Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*
Existe amplio consenso, luego de múltiples y concienzudos debates a todo lo largo y ancho de la geografía nacional, que un integral desarrollo del país es dable de manera adecuada desde las regiones, por ser ellas donde mejor se conocen a fondo las propias como reales necesidades, resultado de las experiencias, demandas y anhelos de sus pobladores, razones para que se definan planes regionales contentivos de ordenamientos productivos que deberán ser coordinados departamentalmente, dada la productividad diferente de cada uno de ellos, lo que permitirá de contera formar un recurso humano conforme a dichas necesidades, en lo que importará la suma de actores tales como el Servicio Nacional de Aprendizaje, academias, universidades, cajas de compensación y demás otros relacionados a estas actividades, a fin que conduzcan a transformaciones productivas, sociales e integrales perspectivas que lleven a las metas que por décadas han sido soñadas en las regiones.
De igual manera, dotarlas de una superior infraestructura física, tecnológica, de información y administración a efecto que las empresas puedan competir en los mercados internacionales con mayor rentabilidad y desde luego con los menores obstáculos posibles; al tiempo que se entienda desde el gobierno central la importancia del derecho al agua, fundamental sobremanera en todo cuanto atañe a una verdadera planeación; así como el fomento e impulso de actividades productivas articuladas a la protección de la naturaleza y culturalmente armonizadas, dentro de procesos organizativos donde comunidad, autonomía, gobernanza, ambiente y estrategia apunten a cumplir bien y fielmente con nuestra tan cacareada vocación agropecuaria.
Cabe en esto, profundizar la descentralización regional, enfrentar con decisión manifiesta y demás otras consideraciones de orden pertinente varios de los problemas estructurales que de una u otra manera afectan en materia grave nuestro integral desarrollo, como son inseguridad, corrupción, democracia en riesgo, crecimiento económico insuficiente, que de afrontarse con las herramientas e instrumentos mejores, determinará en buena parte poder superar los desequilibrios regionales, en lo que ayudará con suficiencia la participación ciudadana y comunitaria activa, ajustados ordenamientos territoriales, incremento de recursos para cumplir con los superiores objetivos y propósitos del Sistema General de Participaciones – SGP.
No debe olvidarse para el cumplimiento de este itinerario, que importa, interesa y se impone en su consolidación la participación directa de las Regiones Administrativas y de Planificación – RAPs y las RETs, a efecto que estos derroteros puedan adelantarse y darse sin contratiempos mayores las sustancialidades que se persiguen, mismas que de llevarse a feliz término serían el inicio de verdaderos como integrales desarrollos desde lo municipal, departamental, regional y por ende nacional.