Columnistas
Alianzas de cooperación y combate a la corrupción
Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*
Como país, deberán nuestros mandatarios, sean quienes fueren y pertenezcan a cualesquiera facción ideológica, buscar y procurar fortalecer procesos para estructurar racionales alianzas de cooperación entre la comunidad de naciones y nosotros en un sinnúmero de áreas que cubran inversiones en infraestructura, líneas de financiamiento, desarrollo de la capacidad digital, particularmente en zonas rurales; modernización del sistema carcelario, cooperación para el rastreo de activos mal habidos, lucha contra el narcotráfico, control de la pesca ilegal, facilitar la inversión privada, incrementar las oportunidades de trabajo, reformar el régimen del mercado de valores y fortalecer el acceso digital, entre otros.
Requerimos de colaboraciones que nos ayuden, repito en contexto de racionalidad, con el efectivo como real desarrollo y crecimiento de nuestro país, en lo que no debe haber voces que las obstaculicen o impidan, como muchas veces sucede, por parte de algunos miembros de nuestra clase política, formados en honda como grave ignorancia e inmensa corrupción. En esto el gobierno no puede pagar el precio de acomodarse a una cultura política mezquina y entorpecedora, sino ir por los caminos mejores que lleven a puertos seguros de progreso, bienestar y prosperidad integrales.
Importa entre nosotros y más en estos momentos post emergencia y crisis, de una sólida estabilidad. Combatir hasta debelarla, la rampante corrupción que nos agobia en grado sumo y materia grave; tendencia perniciosa, perversa y por demás maligna, que, si bien es asaz bastante difícil de revertir, no será para nada imposible con la ayuda, empoje, denuedo y colaboración de la ciudadanía, institucionalidad y cooperación internacional; ya que es peste que ha penetrado hasta los tuétanos en nuestra sociedad, hasta ahora indefensa ante su voraz y dañoso avance, a todas luces injustificable.
Importará para todos los efectos en el combate a fondo contra la corrupción, en mi concepto y parecer uno de nuestros más perjudiciales flagelos, implementar las prácticas, los mecanismos y las medidas que los sectores público, privado y social deberán poner en marcha para derrotarla; al tiempo de impulsar el desarrollo de nuestros ciudadanos, disminuir la inequidad en nuestras sociedades y fomentar la competitividad de nuestra economía; así como recurrir a la transparencia, la integridad y la legalidad, Importante sin duda promover la cooperación entre los países y la armonización de sus reglas y normas, la puesta en marcha de políticas públicas de amplio alcance para combatir la corrupción y ofrecer de contera mejores oportunidades, lo que debe ser un imperativo.
Se trata de combatirla con mano firme, sin concesiones y estricto apego a la legalidad, fomentar la transparencia de la gestión pública; impulsar la creación de una sociedad más informada, participativa y democráticamente activa, que exija cuentas a sus gobiernos. Se den rutas para el directo acceso a la información pública gubernamental para que cambie la relación ciudadanía/gobierno, esto es, poner la acción del gobierno en la escena del escrutinio público. Recurrir a la tecnología, así como al servicio profesional de carrera que garantice ingreso, permanencia y desarrollo de los funcionarios públicos con base en el mérito y la igualdad de oportunidades, para fortalecer a las instituciones y potenciar la capacidad de responder a las necesidades de la ciudadanía en su desarrollo y aplicación.