Columnistas
La mujer: esencia de cambio y transformación
Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez
Importante hoy más que nunca, y eso debe queda claro, que las mujeres todas trabajen unidas en dirección definida y definitiva para lograr, desde su invaluable esencia, cambios y transformaciones profundas, reconstruir el tejido social en su todo integral e ir tras la prevención social de la violencia en rodo su espectro, así como tras otras conquistas, en las que aportar pueden con lujo de competencia y decisión, en la verdad que está en las mujeres todas impulsar nuevas formas de gobernar, ya que inciden marcadamente en como potenciar en integrar en mejor manera el tejido social; es trabajar mancomunadamente, tomarse de la mano, ir hombro con hombro, combatir li malo y peor, al tiempo de entender y comprender, repito, que son soporte, lo mismo que parte esencial, sustancial, fundamental e importante en la nevesaria ruta para cambiar y transformar vidas.
Es interesarse que todas a una vayan tras la conformación y posterior consolidación de acuerdos para el bienestar y el desarrollo, para el cambio, para una transformación profunda y radical necesaria en todos nuestros territorios, hasta lograr reducir las brechas de inequidad, las distancias de desigualdad y convencerse que la prosperidad debe y tiene que ser todas las veces compartida.
Es promover mediante las redes de mujeres que necesarias fueren todo un movimiento participativo, articulado a programas de gobiernos, a los planes de desarrollo, a programas de equidad e igualdad entre mujeres y hombres, De la misma manera, promover una mayor participación comunitaria para coadyuvar con las instancias gubernamentales en la prevención de la violencia de género, fomentar la igualdad entre mujeres y hombres, contribuir a crear entornos libres de violencia y promover una cultura de paz responsable y actuante.
Deben gestionarse y buscarse sin descanso en todos nuestros territorios la implantación e implementación de programas en los que tengan acceso todas las mujeres sin discriminaciones ni distingos algunos, camino a una vida de paz, progreso, compromiso y libre de violencia. La mujer debe ser punto de encuentro y de partida en el desarrollo de nuestros pueblos, entre economías con dinamismo propio y sociedades de vocación democrática, donde todas las personas, sobre todo las mujeres, se sientan incluidas en las decisiones fundamentales que afectan sus vidas. El progreso de las mujeres es el progreso de todos. Dar prioridad a las mujeres no es una opción. Es una necesidad. Invertir en las mujeres, además de que es un asunto de derechos, es también una expresión de buen sentido económico. Es aprovechar todos los espacios, llamarse a la reflexión, para que valoremos la conveniencia de una igualitaria y completa inclusión de las mujeres como motor del desarrollo y se impulsasen las más de las iniciativas sobre tan especial particular, debiendo de manera permanente surgir medidas concretas, de acciones dirigidas al cambio, que promuevan y respalden la participación de las mujeres en la economía, como una de las vías para lograr un crecimiento económico sostenible, la reducción de la pobreza y la prosperidad del inmediato al largo plazo para todos en nuestros territorios, esfuerzo al que debemos todos aportar.