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Columnistas

Por la ciudad y el departamento

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Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza

Importa e importará siempre, en aras de superiores logros, alcances, desarrollos, elaboraciones, materializaciones, concreciones y realizaciones, entre otros muchos avances, que como ciudadanos comprometidos desde el sentimiento de pertenencia, la dignidad y el compromiso, estemos resueltos como un solo hombre en convivencia y solidaridad, a jamás ni nunca abandonar el cumplimiento de los deberes y obligaciones que nos competen como tales, tanto más encomiables y sagrados cuanto mayores sean nuestros conflictos, demás objetivos y propósitos por adelantar, así como las dificultades administrativo públicas, sanitarias, económicas, ambientales, sociales por superar y lo que menester fuere.

Como personas de definidos propósitos que debemos ser, nos corresponde primero creer y confiar en nosotros mismos con tesón de carbonero. Seguros. Altas miras, a efecto de encaminarnos mancomunadamente a luchar sin cesar contra inequidades, desigualdades, desequilibrios y falsas promesas, en sólida, acérrima e inclaudicable defensa de los derechos y libertad de todos sin excepción.

En este itinerario interesa y se impone por parte nuestra, seguir sosteniendo en alto las banderas de nuestras unidades territoriales por todo el tiempo que necesario sea, hasta obtener el triunfo de la causa santa de los progresos mejores de nuestras gentes e institucionalidad. Ello, tenemos que alcanzarlo como sus buenos hijos, combatiendo todos con el auxilio de todos, con los recursos del alma y con los elementos que fueren y necesarios sean para salir en victoria.

Se impone igualmente, arrostrar todos los sacrificios, antes que consentir seguir siendo testigos inermes de la disolución de nuestros terruños, ahondada por los malos y peores manejos de las actuales administraciones, mismas que creen que soportadas en demagogia, autoritarismos, avasallamientos, populismo y demás desmanes, pueden transgredir impunemente todo cuanto bien y mejor hubiera podido ser en claros y articuladores beneficios en favor de los pobladores del Distrito de Santa Marta y departamento del Magdalena.    

En nombre de todos, deseo desde estas líneas agradecer y rendir tributo con el más alto reconocimiento a los buenos ciudadanos que los han defendido, como tampoco permitido que se les compren sus conciencias con prebendas non sanctas, en la verdad que entienden que nuestro real triunfo como pueblo será coronar nuestras más nobles aspiraciones, que son los de ver consolidados los intereses superiores de la comunidad, que no los mezquinos y egoístas de los particulares.

Ser pueblos mejores será en definitiva nuestra más noble aspiración, que igualmente será por siempre el mayor título de gloria y el mejor premio a nuestros esfuerzos. Tenemos que ser en adelante un pueblo para nada incauto, sino pleno de confianza. Un pueblo ajeno a encantamientos y cantos de sirenas. Un pueblo cumplidor de deberes y obligaciones que hace respetar sin menoscabos sus derechos. Es caminar por sendas que en nada perjudiquen nuestra integridad territorial, ni el respeto debido a la Constitución y a las leyes.

Se trata de progresar, desarrollarnos, crecer y afianzarnos en paz y trabajar aunados por el porvenir, en lo que debemos encaminar desde ya todos nuestros esfuerzos para obtener y apuntalar los beneficios que ganarnos debemos. Confiemos en que todos superaremos las calamidades y cooperaremos en consecuencia porque realidades sean bienestar y prosperidad, mismas que solo pueden conseguirse con un inviolable respeto a las leyes y una voluntad popular debida y legítimamente encauzada.