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«Autogestión: La Respuesta de la Universidad del Magdalena a la Crisis Financiera de las Universidades Públicas»
Por: Edgar Jafet Hernández
La crisis financiera de las universidades públicas en Colombia sigue siendo un tema preocupante. Las profundas desigualdades en la distribución de recursos reflejan las brechas estructurales que afectan nuestro sistema educativo. Las universidades ubicadas en el centro del país reciben mayores asignaciones presupuestarias en comparación con las de la periferia, perpetuando una brecha que limita el desarrollo equitativo de la educación superior.
Un claro ejemplo de esta disparidad se evidencia en los recursos asignados por estudiante. Mientras que la Universidad Nacional recibe 25 millones de pesos anuales por estudiante, la Universidad de Antioquia 15 millones, y la Universidad del Valle 13 millones, universidades como la del Magdalena apenas reciben 4.2 millones, la Universidad del Tolima 3.9 millones, y la Universidad de La Guajira 3.5 millones. Esta disparidad es visible, incluso si algunas de estas instituciones han alcanzado la acreditación de alta calidad.
Ante este panorama de desigualdad, la innovación y la autogestión se convierten en estrategias clave para la supervivencia de las universidades. La Universidad del Magdalena, bajo el liderazgo del Rector Pablo Vera Salazar, es un ejemplo de cómo la autogestión ha permitido sortear los desafíos financieros. A través de su sistema de extensión universitaria, esta institución ha logrado un significativo aumento en la generación de recursos propios.
Creado en 2012 cuando el Rector era Vicerrector de Extensión, el sistema de extensión ha sido un pilar en la proyección social y en la gestión de recursos. A lo largo de los años, la universidad ha ejecutado más de $229 mil millones en 302 proyectos. Este crecimiento, que culminó en un aumento del 273% en recursos ejecutados entre 2022 y 2023, es un reflejo del enfoque estratégico adoptado por la universidad. Pasaron de gestionar $19.425 millones a más de $53 mil millones, lo que subraya la importancia de actualizar continuamente las estrategias institucionales.
Este modelo de autogestión demuestra que las universidades públicas de la periferia, como la del Magdalena, no solo pueden sobrevivir, sino también prosperar a pesar de las limitaciones financieras. A menudo, estas instituciones atienden a estudiantes de bajos recursos, aquellos que no tienen acceso a las grandes universidades del centro del país. Su papel en el desarrollo regional y la movilidad social es fundamental, pero sus desafíos financieros son inmensos.
El liderazgo de Pablo Vera Salazar ha sido clave en este proceso. Su habilidad para gestionar la escasez y transformar los desafíos en oportunidades es un ejemplo a seguir para otras universidades en situaciones similares. Tal como lo ha señalado, los rectores de universidades públicas en Colombia son «administradores de pobreza». Sin embargo, esta afirmación resalta la capacidad de resiliencia y creatividad que se necesita para enfrentar las dificultades financieras.
Es fundamental que el gobierno nacional valore los esfuerzos de instituciones como la Universidad del Magdalena y promueva una distribución más justa de los recursos para la educación superior. Solo una reforma en la asignación de fondos permitirá que todas las universidades públicas puedan desarrollar su potencial y contribuir al progreso de sus comunidades y del país.
La experiencia de la Universidad del Magdalena es un claro ejemplo de cómo la autogestión y la capacidad de adaptación pueden marcar la diferencia en un contexto de inequidad y escasez. Es un llamado a que más instituciones adopten este enfoque y a que el gobierno implemente las medidas necesarias para crear un sistema educativo más justo y equitativo.