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ENERGÍAS LIMPIAS: oportunidad para modernizar a Colombia

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Por: Cesar J. Serpa Vega

Empiezo por recordarles cuales son las llamadas «Energías Limpias» o renovables: son aquellas que la madre naturaleza nos regala gratis todos los días en forma de rayos solares, en fuertes y suaves vientos o con el movimiento eterno de las olas del mar; pues todos esos fenómenos naturales los sentimos y vemos cada día pero no los aprovechamos totalmente porque desafortunadamente seguimos esclavizados ante la economía de los combustibles fósiles -el petróleo, el carbón, el gas- y todos aquellos recursos contaminantes cuya explotación y extracción es depredadora del medio ambiente, atentando contra nuestra supervivencia y propiciando nuestra propia extinción. Por todo lo anterior podríamos intuir entonces que a éste obsoleto modelo energético basado en recursos no renovables le está llegando su fin, para darle paso a una nueva era: la de las energías limpias.

Los fuertes inviernos seguidos de prolongadas sequías han obligado a que los países comiencen a replantear sus matrices energéticas ya que ni siquiera la mayor fuente de energía que son las hidroeléctricas pueden garantizar hoy el suministro eléctrico para poblaciones en constante crecimiento. La situación es dramática, preocupante y desesperante ya que la presión sobre los sistemas de interconexión eléctrica ha llegado a su límite, lo que en nuestro caso nos ha llevado a pensar nuevamente en posibles racionamientos y apagones temporales de energía.

Como toda crisis genera también oportunidades, ésta sequía tan tremenda que vive nuestro país debería llevar a que el gobierno nacional y los gobiernos locales replanteen sus modelos energéticos, y éste es el momento preciso y una oportunidad de oro para estudiar, innovar, desarrollar y aplicar los sistemas de energías limpias que ya se han implementado con éxito en muchos países desarrollados (Alemania, Francia, España, Noruega, EE.UU., China, etc.) y también en vía de desarrollo (Costa Rica, Perú, Chile, Emiratos Árabes, etc.). No puede ser posible que el mundo entero haya entrado en la era de las energías limpias y Colombia siga como siempre rezagada y de espaldas a una alternativa tecnológica que no sólo solucionaría el problema energético actual, sino que éstas energías limpias podrían construirse en una nueva fuente de investigación, innovación, industria, comercio, empleo y hasta de exportación de excedentes de energía a otros países ya que por naturaleza contamos con una ubicación geográfica que nos permite recibir una gran intensidad de rayos solares durante todo el año para generar abundante energía solar, vientos y brisas casi todo el año para generar energía eólica, y costas en dos océanos para generar energía mareomotriz o undimotriz, aprovechando el movimiento de las olas y la fuerza de las mareas.

Muy poco o casi nunca tenemos la oportunidad de ver o escuchar un debate en los medios de comunicación, en las universidades ó en el congreso de la república sobre temas modernos y productivos como las energías limpias y sus maravillosos beneficios ya que durante siglos hemos sido víctimas de una élite indolente y excluyente que sólo se ha preocupado por sus beneficios y privilegios personales, condenando a su propio país al atraso y al subdesarrollo. Las consecuencias de esa visión miope y egoísta de nuestra clase dirigente tradicional podemos verlas y confirmarlas al ver la mediocre infraestructura nacional en donde apenas damos los primeros pasos hacia un tardío progreso con unas carreteras denominadas “4G”, las cuales debieron hacerse hace más de medio siglo y como complemento a los ferrocarriles que son los que dominan el transporte de pasajeros y mercancías en todas partes de mundo. Como ya no se puede llorar sobre la leche derramada, la idea ahora es recuperar el tiempo perdido por lo que las energías limpias podrían ser esa oportunidad dorada para modernizar a Colombia, gracias a la tecnología, a la innovación y al desarrollo que nos traería ésta alternativa energética, lo cual podría ser algo revolucionario y transformador.

Ya es hora que en Colombia soñemos con las innovaciones y novedades que traen progreso, desarrollo y mejoran la calidad de vida de los habitantes de los países desarrollados. La guerra interna no puede seguir siendo la excusa o la talanquera para detener cualquier iniciativa modernizadora. Tenemos que ser capaces de romper las cadenas del subdesarrollo, superar la trampa de la pobreza y si la lucha contra la terrible corrupción nos lo permite, podremos al fin implementar masivamente proyectos de energías limpias (solar, eólica, mareomotriz, biogás, etc.) por toda la geografía nacional, aprovechando nuestras ventajas naturales y generando energía de forma sostenible, para ir dejando esa dependencia perversa del petróleo, del carbón, del gas y de cualquier combustible fósil y contaminante.

Soy testigo del interés que tiene el actual Alcalde de Santa Marta en darle prioridad a las energías limpias como un componente necesario en las obras públicas de infraestructura, ahora el siguiente paso es materializar esa intención con proyectos piloto como la energización con paneles solares en colegios públicos, puestos de salud, alumbrados, parques, paraderos de buses, pozos de agua (bombas), edificios públicos y todo aquello que permita que esta maravillosa tecnología le traiga ahorros al distrito en consumos y costos de facturas, además que dichos paneles solares ayudarían a disminuir la dependencia de Electricaribe, ya que pueden generar energía 100% de forma independiente. Finalmente podríamos demostrarle al país y al mundo que podemos ser una ciudad pionera y moderna que fomenta e implementa el uso de energías limpias, mejorando la calidad de vida de todos.

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