Columnistas
Opinión: Ventana a la reflexión
Por Rosario Esther Pisciotti Lara
Los colombianos que pertenecen al cordón de pobreza clasificada en estrato multidimensional, en el que África lleva la delantera, amanecieron tarareando uno de los apartes de la canción interpretada por Beto Zabaleta: “Llora, ay llora corazón, porque llorando, ay nos descansa el alma…”
Traducido, la Contraloría General de la Nación avaló el aumento de los sueldos de los Senadores y Representantes de la Cámara del 7.70 % para el 2016. Mientras, que el mínimo de los trabajadores fue del 7 %.
Siempre hay un pero, los padres de la Patria, ganan la bobada de 25 millones 915 mil pesos; aumento de 2 millones trece mil. Sume o saque cuentas.
El obrero, profesionales, entre otros, obtuvieron un repunte de 49 mil pesos, esto quiere decir, que de 640.000 pesos, se pasó a 689 mil. Qué diferencias siderales, qué ironía.
La noticia conmociona hoy, porque todos los estamentos de la sociedad están frente a tiempos críticos, difíciles de manejar; es el pan de cada día la codicia, los prejuicios, las actitudes asociales, la corrupción. Se crean expectativas ¿Cómo sobrevivir a la desigualdad extrema?
Esta es una buena base para analizar las necesidades percibidas y que ellas sean reales, que sean el centro de interés de los individuos formados dentro de una sociedad deseable y definirse con esquemas profundos, sistémicos, específicos, honestos, sensibles, en función de los requerimientos que se presenten en un momento dado.
Ojalá un rayo de lucidez atraviese los cerebros de quienes deban elegir a los Honorables Congresistas en próximos comicios electorales.
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