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Columnistas

La progresión geométrica del rumoreo

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Por Guillermo Reyes Fierro

El rumoreo se ha convertido en un algoritmo geométrico, en el cual se agrupan un sinnúmero de ‘triángulos’ informativos que buscan la desestabilización de las personas en un entorno laboral, perjudicando el desarrollo de cualquier proceso en la organización.

En el contexto comunicativo, el rumoreo es considerado un ‘ruido’ en el proceso de transmisión de la información, el cual trae consecuencias directas e indirectas tanto a la empresa y a las personas que laboran en ella, como a sus clientes y públicos objetivos.

Estos mecanismos mayormente verbales, o en algunos casos escritos, buscan obtener credibilidad en los receptores de la información, sin ningún tipo de comprobación previa; lo que genera que las personas asuman estos comentarios como algo ‘verídico’, y que puede influir en sus comportamientos o en los procesos que realiza para la organización.

Lamentablemente, este fenómeno cuenta con ‘expertos’ en la generación de esta práctica, los cuales saben a quién dirigirles la información y en qué coyuntura hacerlo; de tal forma, que las personas que reciben el rumor se convierten indirectamente en “aliados” de su causa, y se encargan de difundirlo a los demás con una precisión tan alta como cualquier fórmula matemática.

A esto se refiere la progresión geométrica del rumor. Todos los empleados en una organización, directa o indirectamente, hacen parte de esta red que se entrelaza y que genera triángulos ‘informativos’, en momentos clave para desestabilizar procesos o generar situaciones confusas.

Un ejemplo es cuando una empresa se retrasa en el pago de los salarios de sus empleados, y no aparece una información oficial que explique el motivo de dicho suceso. Automáticamente, el ambiente se torna de incertidumbre y comienzan a aparecer los comentarios que se expanden de persona a persona, siempre buscando una explicación racional para saber qué pasó, dando lugar para que los ‘expertos ’en rumoreos realicen conjeturas basadas en lo que les dijo este o aquel personaje, en diferentes dependencias.

El resultado generado en la empresa, a partir de los rumoreos, siempre será el mismo: pérdida de interés laboral, ineficiencia en procesos, y el fortalecimiento de un mal clima organizacional; lo cual puede traer consecuencias negativas como deserción laboral, conflictos internos, déficit económico, quebranto de la credibilidad y niveles bajos de productividad.

Entonces, ¿Cómo evitar que se creen esos triángulos de rumores en la organización? Ante todo, las directivas de la organización, deben tener en cuenta la importancia de una buena y efectiva comunicación interna, en la que tengan presente una información clara, coherente y fluida; realizada por medio de los canales de información oficiales de la empresa, los cuales deben ser socializados a todos sus empleados.

También, una buena alternativa es la formación de voceros oficiales, para que se capaciten a personas estratégicas de la organización en la emisión de la información generada por las diferentes dependencias, de tal forma, que los empleados puedan saber a quién acudir en el caso de requerir información sobre algún tema específico, y así evitar la consulta a fuentes no fiables.

La empresa, por tanto, debe contar con un plan de comunicaciones efectivo, el cual permita un manejo adecuado de la información y de cada uno de los canales de comunicación con los que cuenta la empresa. Para esto, se sugiere contar con un experto en Comunicación Social, que permita mejorar los procesos informativos dentro y fuera de la organización.

La productividad no solo depende de las ventas, depende de su capital humano y de una comunicación efectiva, con la cual se pueda ‘atacar’ esa progresión geométrica del rumoreo que tanto daño le está haciendo a la organización colombiana.

 

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