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Con amigos así para qué enemigos

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Por Cecilia López Montaño

Era necesario que el presidente Santos comprometiera públicamente al vicepresidente Germán Vargas Lleras, con su voto por el Sí, el 2 de octubre. Como han reconocido muchos, el Gobierno, en cabeza del Presidente, se la ha jugado totalmente para llegar al punto en que está Colombia hoy. Por fin se logró un Acuerdo de Paz con las Farc después de décadas de intentos infructuosos por parte de varios presidentes de Colombia.

Aunque debe reconocerse que sus esfuerzos de una manera u otra han permitido llegar a esta firma el 24 de agosto, la verdad es que la obsesión del presidente Santos por abrir la llave de la paz a costa de su capital político, ha sido el elemento crítico para lograrlo. Además, el 29 de agosto empezó el fin de todas las hostilidades y combates entre las Fuerzas Militares y este grupo guerrillero.

Sin embargo, Vargas Lleras no oculta su posición guerrerista y el poco apoyo que le ha dado al gobierno al cual pertenece, en su titánica tarea de acabar con el conflicto armado. Puede ser un exceso de democracia del presidente Santos, gracias a lo cual admite disidencias en temas cruciales. Pero lo que es innegable es que la actitud del Vicepresidente es poco entendible y menos justificable. Ninguna de las personas que han ocupado tan alto cargo en Colombia, ha gozado de todos los privilegios que hoy tiene Vargas Lleras: varios ministerios, una cuota burocrática inmensa y como si fuera poco, en momentos de serias restricciones presupuestales, el manejo de inmensos recursos para su programa de vías denominado 4G.

Lo mínimo que se esperaría sería una cierta solidaridad con la bandera más importante de la Administración Santos. Y si no está de acuerdo, como tendría todo el derecho de estarlo, pues sencillo, no forme parte de ese gobierno, es decir, o renuncia o no acepta ser parte de la fórmula presidencial. Pero esta doble posición es inaceptable, sobre todo cuando la sociedad colombiana y el presidente Santos se enfrentan a semejante oposición llena de dudas y muchas falsedades. Darle municiones al expresidente Uribe y su combo es lo que ha hecho Vargas Lleras.

Con amigos así para qué enemigos, es el dicho popular que se aplica claramente en este caso. Mientras de la Calle sale a aclararle a los enemigos del proceso, cuáles son las informaciones incorrectas que están utilizando para estimular el rechazo al Acuerdo de La Habana, en vez de resolver sus dudas, porque está en su derecho de tenerlas, en el ámbito privado del gobierno, al cual tiene un acceso privilegiado, el Vice sale a disparar contra su mismo equipo de la administración del país.

Esas declaraciones son coherentes con su talante y su tibieza frente al compromiso de la paz, pero puede haber un componente politiquero detrás de sus declaraciones. Como sabe que aquellos que votaremos por el sí no creemos en su campaña por la presidencia, con esta posición atrae a los del no. Esto no tendría nada de raro, si reconocemos que Vargas Lleras es el representante más joven de la vieja política. Esa que muchos quisiéramos ver fuera de la próxima elección presidencial.

Lástima, que esta vez con razón, le dio oportunidad al expresidente Gaviria a salir furioso contra sus posiciones que enredan al gobierno. Mientras muchos quisiéramos un debate tranquilo, estas actitudes dobles de alto funcionarios, impiden que esto suceda. Es imposible ser indiferente ante las palabras de Vargas Lleras y su doble actitud, por decir lo menos. Con amigos así para qué enemigos.

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