Columnistas
Recuperar el tiempo, transformar
Por: Rubén Darío Ceballos
Importante sea cual fuere el tiempo que fuere, que nuestras administraciones, locales (caso DTCH), municipales y departamental, avancen al ritmo que se requiere y requieren nuestros pobladores para avanzar en el fomento e impulso de las transformaciones sociales que exige nuestro texto constitucional. Y a pesar que los avances que se peroran desde las instancias oficiales, que no son muchos, Por no decir que pocos, las expectativas de amplios sectores comunitarios esperan signos de progreso y conminan a los gobiernos a garantizar eficacia en los espacios de responsabilidad gubernamental.
Mucho es lo que se ha dejado de hacer y falta por hacer, lo que se palpa en los resultados obtenidos en lo económico y lo social, que profundizan malestar en el cuerpo todo de la ciudadanía que ve como la marginación es bastante y lo indicadores de mal en peor al hallarse distantes de la procura de un sólido e incluyente bienestar, como se demuestra con las muy amplias zonas territoriales y poblacionales que enfrentan severas carencias en educación, salud, empleo, bajos salarios, hacinamiento, alta tasa de mortalidad materna, infantil e incluso prevenibles, lo que pone en riesgo la viabilidad tanto del sistema de salud como de las finanzas públicas.
Nuestra política en esta, otras materias y programas existentes, a juzgar por sus resultados, denotan poca ampliación de las coberturas de acceso a los servicios, al trabajo digno y a salarios bien remunerados, se sigue pendiente de lo cual, no obstante haberse reducido ciertas carencias, pero los ingresos siguen siendo flacos.
Debemos y tenemos que estar atentos a cumplir bien y fielmente con los Objetivos del Desarrollo Sustentable, que implican desde lo estructural, erradicar la pobreza en todas sus formas, el hambre, reducir la desigualdad, espacios en los que están puestas las esperanzas de la población, que exige que los gobiernos sepan que hacer, como ir y hacer esfuerzos para llevar a cabo las necesarias realizaciones que con avidez esperan.
No debemos contentarnos con lo coyuntural, sino y sobre todo, aupar todos a una por ver la posibilidad y oportunidades que entre todos construyamos unos territorios de bienestar y justicia para quienes menos tienen, en el entendido que transformar socialmente, requiere la interpretación del mundo que queremos transformar, interpretación debe ser adecuada a la realidad y ligada conscientemente a la práctica, modo en que la teoría cumple una función práctica, no por sí misma, ya que las ideas en sí no cambian nada, sino en virtud de su nexo con la práctica. No hay pues rechazo de la teoría, sino reconocimiento de su elevado papel cuando está al servicio de la transformación, y cuando esa transformación encuentra en la práctica, su fundamento, su fin, y su criterio de verificación. El problema de la verdad del conocimiento no se puede plantear al margen de la práctica, ya que es en ella donde el pensamiento tiene que demostrar su poder y su verdad.

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