Columnistas
A más corrupción, mayor desigualdad
Por Rubén Darío Ceballos Mendoza
La corrupción afecta más a los que menos tienen. Estamos mostrados y demostrados ante la región, el país y el mundo como un departamento desigual, inequitativo, corrupto, que juega con la educación, la salud y el hambre de sus ciudadanos, como lo demuestran hechos recientes, no tan recientes, y ojalá que no futuros. Es la corrupción, uno, sino el principal, preocupante y más importante problema que arrastramos. Alta es la percepción de la Corrupción que llevamos a cuesta, especialmente en el sector público.
Repito, la corrupción afecta más a los más pobres, a los más vulnerables, lo que debe generar su combate y una muy superior política redistributiva. Corrupción es sinónimo de inequidad, de desigualdad económica, ya que permite a los que más poseen, caminos expeditos de impunidad, soborno, acceso a privilegios. Crea resentimiento, ira, desconfianza, inconformismo. Reduce los ingresos de los más pobres. Crea un universo de escenarios para aquellos quienes pueden pagar por debajo de la mesa, dejando por fuera a quienes no tienen ese como.
Afecta en manera potente a las empresas nacientes, así como a las familias pequeñas y medianas empresas, favoreciendo indirectamente y en alto grado a los grandes monopolios. Se convierte la corrupción en un obstáculo insalvable para esos nacientes y pequeños negocios, empresas e industrias. Empresas grandes con utilidades consolidadas tienen los elementos suficientes y necesarios para abrirse rutas en los escenarios de la corrupción.
Reduce, igualmente la corrupción, la capacidad que tiene la economía de crecer y, por tanto, de reducir la pobreza. Y Claro es que el crecimiento económico tiende a favorecer más a los ricos que a los pobres como está demostrado universalmente desde las estadísticas. Gente de negocios, organismos y tribunas muchas de opinión, estiman que es la corrupción una de las mayores cortapisas para que nos desarrollemos y crezcamos.
Emprenderla de forma decidida contra la corrupción, además de ser un derecho y una obligación, debería y tendría que ser una forma de luchar abiertamente para tener un departamento y unos municipios donde no exista más pobreza, inequidad ni desigualdad, y sí superiores niveles de educación, cultura, salud, ambiente, nutrición, recreación, turismo, convivencia y progreso , entre logros, realizaciones y parabienes, en beneficio directo de la colectividad magdalenense que tanto ha clamado, por lo cual durante años de años sin que ellos se hubiese materializado nunca.
You must be logged in to post a comment Login