Análisis
La venta de pieles, enemigo de las babillas
La venta de pieles de babilla es uno de los negocios que tiene a Colombia como una nación aventajada, pero por otro lado es un problema que tiene a una especie en riesgo. El país es uno de los mayores exportadores en el mundo de cueros exóticos de babilla. Los más grandes compradores de estas pieles son Europa, Estados Unidos y Asia. En ese continente, los principales socios están en Singapur, Tailandia, Hong Kong, Corea y China.
El Magdalena cuenta con una gran población de caimanes y babillas, además de un gran grupo de defensores que manifiesta su preocupación por las amenazas en contra de la especie que van más allá del tráfico, que comprenden también la pérdida de hábitat, el arrollamiento por parte de vehículos o el sacrificio de las comunidades por retaliación ante la necesidad de estos depredadores de comerse animales domésticos para mantenerse vivos, porque no encuentran los necesario en su entorno.
El Magdalena tiene dos especies de cocodrilidos la Babilla (Caimán crocodilusfuscus) y el Caimán Aguja o del Magdalena (Crocodylusacutus). Este último, visto por los turistas en el Parque Tayrona.
“La Babilla pertenece a la Familia Alligatoridae y el Caimán Aguja a la Familia Crocodylidae”, afirma Nidia Farfán Ardila, bióloga de la Corporación Natural SIG de Santa Marta, que trabaja en la investigación y conservación de estos animales.
“Es más común ver caimanes en el sector de los arrecifes y en la desembocadura del río Piedras, que, a las babillas, las cuales, por ser pequeñas, son más difíciles de hacerles seguimiento”.
El caimán aguja es una especie en peligro de extinción en Colombia, que una gran importancia ecológica y cultural en el país y de ahí la importancia de su cuidado y preservación. No conocer su relevancia es lo que hace que se le ataque en vez de ayudar a su conservación.
TRÁFICO
En el Magdalena, de acuerdo con las cifras entregadas por la policía Departamental y su comandante el coronel John Rodríguez se han incautado en lo que va de 2017 más de treinta babillas y en el mismo período del 2016, trescientas noventa y una especies.
“La protección ambiental es un programa especial de la Policía Nacional de la política estratégica institucional, facultado por la Ley 1774 de 2016 para desarrollar acciones tendientes a detener y prevenir el maltrato animal. No seremos ajenos a esa misión, la Policíales pide a todos los ciudadanos en el Magdalena a poner en conocimiento los hechos de contaminación ambiental y explotación irregular de recursos naturales, que presencien dentro o fuera de sus comunidades. Todos somos responsables del cuidado y protección de nuestro entorno”, indicó el uniformado.
En el marco de la lucha por la defensa del medio ambiente y la protección a las especies en vía de extinción, la Corporación Autónoma Regional del Magdalena en asocio con la Policía Nacional, decomisaron 1.000 babillas, que fueron devueltas posteriormente a su hábitat.
El golpe al tráfico ilegal de fauna silvestre se produjo en la vía que de Santa Ana conduce a Santa Bárbara de Pinto, luego de que en una operación de registro a un automotor se hallaran los animales, los cuales fueron liberados de inmediato en el río Magdalena, ya que de acuerdo con lo expresado por Corpamag, este cuenta con mayores niveles de agua que garantizan su supervivencia.
La babilla -según Corpamag – es una especie económicamente rentable por su piel y carne.
La alta demanda por estos productos provenientes de esta especie provocó que fuera incluida en el Apéndice II de CITES, (tratado entre 175 naciones diseñado para eliminar el tráfico de la vida silvestre), como medida para controlar su comercio.
«Su importancia ecológica radica en que ayudan a mantener el equilibrio en los cuerpos de agua que habita, mediante el control de la sobrepoblación de peces, anfibios y en general de los animales que les sirven de alimento», explicó Alfredo Martínez, subdirector de Corpamag.
Según las entidades, el éxito de estos decomisos y posterior liberación está en las denuncias, las cuales permiten actuar de manera oportuna frente a estos hechos que ponen en peligro a la fauna silvestre.
La incautación más reciente arrojó un total de 906 pieles de babilla o caimán de anteojos realizada por la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa), al entrar de manera ilegal desde Venezuela hasta las llamadas trochas que permiten el acceso al departamento de La Guajira.
El director de la Polfa, coronel William Valero, señaló, que las pieles están avaluadas en 72.000.000 de pesos.
“Este tipo de contrabando –pieles de babilla– no es común. Esta es la más grande incautación lograda hasta la fecha. Las pieles iban hacia Barranquilla, donde se utilizan en la industria de la marroquinería, especialmente en la elaboración de calzado y cinturones.
Queda en evidencia el daño que se le hace a la fauna por la caza irregular de estas especies. En este caso, las pieles de las babillas ya venían secas y curadas. Su carne pudo haber sido comercializada en otra actividad ilegal”, señaló el coronel.
CUIDADO Y CONSERVACIÓN
Con respecto al caimán aguja, por ser gregarios, diseminan una gran cantidad de materia orgánica por medio de sus excrementos, lo cual ayuda a las poblaciones de peces para que enriquezcan el lecho del río. Estos lagartos están en peligro por la reducción de su hábitat y la caza indiscriminada para el aprovechamiento de su piel.
Por otro lado, el caimán es una especie cruelmente asesinada para fines comerciales, sobre todo para la industria del cuero, pues la piel de este reptil es muy fina y cotizada. Igualmente se venden como mascotas y se consumen los huevos y la grasa de la carne por pobladores cercanos, quienes aseguran que son muy saludables.
Las babillas, por su parte, ayudan a mantener el equilibrio en los cuerpos de agua que habitan, mediante el control de la sobrepoblación de peces, anfibios y en los animales que les sirven de alimento.
PARQUE TAYRONA
Las 15.000 hectáreas del Parque Tayrona son el hábitat de 59 especies de mamíferos, una amplia variedad de aves, reptiles y especies marinas.
Algunos de estos animales como el caimán aguja y el jaguar, cuya presencia en el parque Tayrona es un indicador del grado de conservación del área protegida, representan un peligro para los visitantes si hacen caso omiso a las recomendaciones que les dan al ingresar y a los avisos de advertencia.
El caimán aguja se encuentra en estado crítico en todo el país, en especial, en el parque Tayrona, en los sectores de Los Naranjos, Cañaveral, Arrecife, Cinto, Gairaca y Chengue.
Corpamag señala, que desde hace más de dos años adelanta en alianza con la Unidad de Parques Nacionales, campañas de prevención y de advertencia a la comunidad que habita en la zona entre el parque Tayrona y el río Palomino, sobre la presencia de caimanes y cocodrilos en los ríos que bajan de la Sierra Nevada, los cuales son indicadores de conservación del área protegida que se encuentra en peligro de extinción.
Cabe anotar, que en todos estos sitios se han colocado avisos de advertencia y se han impartido charlas a la comunidad sobre acciones preventivas por la presencia de estos grandes depredadores.
Yulieth Prieto Rodríguez, funcionaria de Corpamag, encargada del manejo de conflictos de Fauna Silvestre, sostiene que la situación de peligro en las áreas habitadas por los caimanes en el sector del parque Tayrona, se agudiza más para esta época, a razón de que entre enero y mayo se cumple el período de anidamiento de estas especies, tiempo en que el animal pone sus huevos y asume una actitud de defensa de sus crías. De allí, el llamado a las comunidades para que tengan cuidado, sobre todo con los niños que son los más vulnerables ante cualquier situación de peligro.
La funcionaria explica, que un caimán a pesar de ser un animal altamente depredador, no ataca a una persona a no ser que se invada su territorio y, cuando lo hace, es para defender su cría. “Normalmente son las hembras las que hacen esa defensa y eso ocurre en la época entre enero y mayo que es cuando están en anidamiento. Un caimán no ataca un ataque sino se va a comer a su presa, las hembras son las que adoptan esta actitud como una forma de proteger a sus huevos y para defenderse”, afirma.
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