Análisis
De matadero a estación
En el año 2016 el Instituto de Vigilancia de los Medicamentos y Alimentos, Invima, selló solo en el Magdalena nueve mataderos por incumplir las normas de sanidad establecidas en el Decreto 1500 expedido por el Ministerio de Salud y Protección Social. Estos cierres se presentaron en centros de sacrificio de las especies bovina, bufalina y porcina.
Municipios como El Retén, Salamina, Plato, Fundación, Zona Bananera, Algarrobo, Cerro de San Antonio, San Zenón y Ciénaga fueron los directamente afectados por esta norma que se implementó desde su creación en el año 2007, y que pesar de que en los controles periódicos que se les realizaban a estos establecimientos, exigiéndoles mejoras sistemáticas en cada una de las visitas hechas por este órgano de control de calidad, muchos de los lugares de sacrificio en el país no cumplieron con las exigencias y tuvieron que cerrar sus puertas.
Así pues, Ciénaga fue uno de los municipios en los cuales el cierre de su matadero creo una seguidilla de problemáticas para la comunidad, que exigen soluciones inmediatas por parte de las autoridades tanto locales como departamentales.
LA EDIFICACIÓN
Los cienagueros se ufanaban de tener en su territorio un matadero de grandes proporciones ubicado al sur del municipio, en la vía que conduce al corregimiento de Sevillano; una edificación que data de los años 40, con paredes sólidas de hasta 50 centímetros de espesor en ladrillo macizo y con una altura que superaba los 30 metros, además de contar con zonas amplias especiales para el desarrollo de las labores de sacrificio.
Según lo contado por los mismos habitantes del sector, historia que no es muy clara, por cierto, la construcción fue levantada para el año 1942 con el fin de servir como centro de tanqueo para aviones.
Esta versión se comprueba con la infraestructura que aún conserva el sitio, al contar en su parte trasera con un extenso patio que pudo servir para el uso de aparatos de grandes proporciones.
Un par de años después cuentan algunos trabajadores del matadero, que lo tienen como un centro de encuentro diario, además, la edificación empezó a funcionar como zona de sacrificio municipal.
Uno de ellos, de aproximadamente 40 años, señaló: “esto ha existido desde que yo era niño”. Desde los 11 años trabajé sacrificando animales acá, me beneficiaba directamente de este ‘camello’. Pero después de su cierre el año anterior, la situación del enigmático lugar cambió radicalmente”.
Los vecinos del lugar expresaron que se demoraron en sellarlo y que los dueños de lo ajeno empezaron a desvalijarlo. Techos, madera, baldosas y hasta la puerta que se conservaba desde su creación, fueron arrancados. De allí en adelante, solo queda visitar el lugar.
De día su interior funciona como zona de pasto para algunos semovientes que aprovechan la maleza para alimentarse, descansar y cubrirse de las altas temperaturas del día; pero por la noche, manifiestan los habitantes de los alrededores, se convierte en un muladar, porque los jóvenes llegan a consumir drogas y a esconder los objetos robados en los barrios aledaños. La inseguridad ha crecido, pero los escombros y malos olores también –caminar por allí, amerita mucha precaución– ahora funciona como baño público.
A pesar de los escombros y el inminente deterioro, el lugar todavía conserva las zonas donde funcionaba el matadero. Después del pasillo de la entrada, se llega al inmenso patio central y se observa en el costado derecho la zona de ingreso de las reses que llegan a alimentarse. Por el otro lado se puede ver la zona de sacrificio, con el poco enchape que le queda y los salones donde se realizaba el trabajo para sacar la carne.
UNA ESTACIÓN DE POLICÍA
Por sus compontes arquitectónicos, el antiguo matadero ha sonado en varias ocasiones su donación por parte del municipio, dueño del mismo, para que se construya allí un nuevo comando de Policía, que por su ubicación sería un punto estratégico por su cercanía tanto al área urbana como rural, requisito indispensable a hora de presentar el proyecto de ejecución, porque la estación actual tiene más de 35 años de existencia y por el crecimiento de la población es imperioso contar con una más amplia y estratégica.
La idea tan sonada ha sido dirigida por la saliente comandante de la Policía Metropolitana de Santa Marta, la coronela Sandra Vallejos Delgado, quien confirmó para OPINIÓN CARIBE, la construcción de este comando para el año entrante.
“El proyecto presentado a Fonsecon (Ministerio del Interior) para su cofinanciamiento, ya está viabilizado en Bogotá. Allí se va a construir un gran comando del distrito tres de Ciénaga, donde vamos a tener varios servicios e igualmente se contará con la casa del sector de protección o implementación del código nacional de Policía” dijo la comandante.
A pesar de la importancia de donar la edificación para el servicio de la Policía Nacional, la idea se fue desdibujando con el paso de los años, situación que se agrava por la reciente salida de la Coronela de la Comandancia de la Mesan.
DESEMPLEO Y HAMBRE
La existencia del matadero municipal en este sector periférico del municipio de Ciénaga proveía a la comunidad más de 100 empleos directos e indirectos, así lo confirmó el concejal Diego Serrano, quien enfatizó que el cierre de esta zona de sacrificio por parte del Invima dejó a decenas de familias sin sustento diario para sus hogares.
Serrano cuestionó el proceder de la administración de Edgardo ‘Nene’ Pérez, porque cuando el matadero fue cerrado nunca se le brindó apoyo a las familias que quedaron desamparadas.
El matadero funcionaba a través de una asociación que se había conformado en la administración de ‘Tete’ Samper, cuyo nombre era Asociación de Trabajadores Unidos de Ciénaga.
Según lo expresado por Fernando Clavijo* uno de los trabajadores del lugar, la asociación empleaba directamente a 23 personas que recibían un salario básico con todas las prestaciones laborales exigidas por la ley, además de los empleos indirectos que el funcionamiento del matadero producía diariamente a personas no solo del municipio de Ciénaga, sino también de la Zona Bananera.
Clavijo habló de la buena organización que tenía la Asociación, ya que los mismos recursos que producía el negocio del sacrificio de reses se invertían en mejoras y acondicionamiento de las instalaciones donde se realizaba la actividad. “Los trabajadores ya tenían sus respectivos implementos de higiene para sacrificar y contaban con un seguro de riesgos profesionales, por si ocurría algún accidente”.
La actividad empezaba a las tres de la tarde y terminaba a las ocho de la noche, se sacrificaban diariamente de 15 a 20 reses procedentes de otras regiones del Magdalena y del departamento del Cesar. La Asociación llevaba un registro de la entrada de los animales y se cercioraba siempre de la legalidad de los mismos.
Los trabajadores señalan directamente al ‘Nene’ Pérez como responsable de su desgracia, ya que en las anteriores administraciones siempre pudieron trabajar, y que, a pesar de no cumplir con todas las reglas sanitarias, como ningún otro matadero en el Magdalena, ellos iban mejorando periódicamente de acuerdo con las exigencias del Invima.
Cabe señalar, que la Asociación tenía su aporte social al sur del municipio, porque siempre estaba abierta para apoyar las lides deportivas, realizar actividades sociales para el barrio, en especial para el Día de las Madres y en el mes de diciembre.
Si bien es cierto que las reglamentaciones de ente de control eran necesarias, el gremio desempleado califica como injusta la decisión, porque en comparación a como se les entregó el lugar y como trabajaban en esa época, al momento del cierre las condiciones eran mucho mejores.
El cierre del matadero municipal de Ciénaga tiene sumida es el hambre a las familias pobres del sector, las cuales llegaban allí a pedir las partes que no eran comercializadas para alimentarse.
LOS MATADEROS EN COLOMBIA
El Invima selló en el año 2016 233 plantas de sacrificio en los 32 departamentos del país, por no cumplir con lo establecido en el reglamento técnico estipulado en el Sistema Oficial de Inspección, Vigilancia y Control de los productos cárnicos comestibles y sus derivados destinados para el consumo humano y los requisitos sanitarios y de inocuidad que se deben cumplir en su producción primaria, beneficio, desposte, desprese, procesamiento, almacenamiento, transporte, comercialización, expendio, importación o exportación.
Debido a estos cierres son muchas las situaciones de hambre a las que están sometidas centenares de familias, en especial las del departamento del Magdalena, porque solo se cuenta en el territorio con dos plantas de sacrificio ubicados en El Banco y Santa Marta.
Mientras que en las poblaciones que no cuentan con estos lugares la comercialización de la carne se realiza de manera ilegal. El fenómeno es bien notorio, sobre todo en Ciénaga, porque los trabajadores quedan sometidos a lo que el día a día les imponga para sobrevivir.
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