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Análisis

Seguridad alimentaria: una paradoja

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Tiene ricos suelos, pero no los explotan de forma adecuada para asegurar la alimentación de la población magdalenense.

Por Paola Murillo García

El Magdalena es una paradoja. Tiene los mejores suelos para la producción de cualquier cultivo de pancoger, pero a su vez carece de una seguridad alimentaria, aún permanece en el listado de los departamentos con niños en estado de desnutrición.

De acuerdo con la administradora en planificación territorial, Elvia Mejía, esto se debe al desconocimiento que existe para tratar los suelos al momento de sembrar el cultivo de pancoger. “Se debe realizar una producción de alimentos que garantice su eficacia, que alcance para la población y pueda ser comercializado en otras zonas de la región Caribe.

En un extremo se encuentran los que culpan del hambre a los desastres de la naturaleza y a la ineptitud de los gobiernos; en el otro están quienes responsabilizan al sistema capitalista, las multinacionales y a los intereses bancarios. La respuesta lógica es la combinación de todos estos factores. Hay sequías y también hay explotación financiera. Hay ineficacia política y también intereses y leyes de mercado que evitan el desarrollo de las economías locales. Hay superpoblación y también faltan manos y recursos para el aprovechamiento de los mismos”.

En este sentido, el Magdalena es uno de los departamentos con mayor cifra de niños en estado de desnutrición, así lo confirma el boletín Epidemiológico del Instituto Nacional de Salud de 2016, que revela que la ingesta insuficiente de alimentos y la falta de una atención adecuada ha provocado enfermedad diarréica, reportándose más de 800 casos, que corresponden al 1.76 % de la población, es decir, 791.129 niños menores de 5 años.

Asimismo, el informe señala, que el 25 % de la población no tiene acceso a agua potable y saneamiento básico, según Aguas del Magdalena, y en el último diagnóstico del Ministerio de Vivienda, en la zona rural del departamento existe bajo porcentaje de cobertura en agua potable y alcantarillado.

TIERRAS INACTIVAS

Uno de los factores por los cuales se habla de desaprovechamiento de las zonas de cultivo en la Sierra Nevada tiene que ver directamente con los asentamientos indígenas.

Es importante resaltar que en la Sierra Nevada habitan varias etnias: los Koguis, Arhuacos, Wiwas y Kankuamos, cada una cuenta con tradiciones diferentes encaminadas a la protección de los territorios, lo cual se traduce en resguardos indígenas. Estas áreas ocupan entre 31 y 34 millones de hectáreas, las cuales pertenecen a 710 resguardos titulados. Sin embargo, sólo el 7.68%, es decir, 1.290 hectáreas son aptas para el cultivo, y en ellas vive el 65% de población indígena.

El Ministerio del Interior define los resguardos indígenas como una institución legal y sociopolítica de carácter especial, conformada por una o más comunidades indígenas que goza de las garantías de la propiedad privada, poseen su territorio y se rigen para el manejo de este y su vida interna por una organización autónoma amparada por el fuero indígena y su sistema normativo propio. (Artículo 21, Decreto 2164 de 1995).

Esto quiere decir, que los indígenas se pueden reservar el derecho de permitir o no el uso de sus tierras para cultivos específicos, mientras tanto, el último informe del Instituto ‘Agustín Codazzi’ (Igac) sobre el uso del suelo en el país, manifiesta que, en el Magdalena, 1.505.740 de las 2.316.523 hectáreas tiene un uso inadecuado. La subutilización por la ganadería y suelos sin actividad se da en el 41 por ciento del territorio lo que demuestra una mala redistribución y aprovechamiento de la tierra que influye sustancialmente en el desarrollo de la población.

Por otro lado, la experta en Planificación Territorial, Elvia Mejía, afirma, que ellos (los indígenas) se encuentran abiertos a propuestas de mejoras en la producción agrícola, gracias al trabajo que se realiza con la Art, la Agencia para Renovación del Territorio, donde se identifican proyectos en aras de la productividad y aprovechamiento de los terrenos que se encuentran en las zonas rurales de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Durante toda la época se están recogiendo los alimentos de pancoger, pero las vías intransitables impiden que lleguen a la cabecera urbana de los municipios.

CON TIERRA, PERO SIN RECURSOS

El Magdalena cuenta con suficientes espacios territoriales que pueden ser aprovechados para el desarrollo económico del departamento; cualquier persona natural puede acceder a créditos agrarios, sin embargo, estos se enfocan más en los grandes terratenientes que existen en la región Caribe, como los productores de la palma de aceite; la diferencia, es que ellos cuentan con un respaldo salarial empresarial, contrario a lo que sucede con el campesinado colombiano, específicamente con el magdalenense, quienes están catalogados según la funcionaria Mejía como “deudores de mala fe” por parte del Banco Agrario, uno de los entes encargado del emprendimiento de proyectos agro, debido a que un porcentaje de cultivadores no cuenta con ingresos externos que permitan el soporte de los créditos.

Para Abel Mercado, miembro de la Junta Directiva del Grupo Empresarial Oleoflores, es importante aprovechar la programación de la Región Administrativa y de Planificación (Rap) para superar estos niveles de atraso en el que se encuentra sumergido el Departamento y Colombia en general, hacer énfasis en que existen algunas acciones del gobierno establecidas con el objetivo de trabajar focalizados en el área rural y que es responsabilidad de los mandatarios hacer uso de esos programas.

“LE HEMOS DADO LA ESPALDA AL MAR”

Esta expresión fue lanzada por el consultor experto en Acuicultura y Pesca, Oswaldo Pérez, al manifestar el desaprovechamiento que se tiene en la región en relación con el océano y sus propiedades.

En el Caribe colombiano, gran parte de las pesquerías costeras experimentan niveles máximos de explotación y sobreexplotación de productos que no son consumidos por la Región, sino que son enviados a otros países como exportación de calidad.

Oswaldo Pérez manifestó, que la misión que tiene la RAP es apoyar el desarrollo de la agricultura. Declaró que una de las vías importantes es la creación de clúster alimentarios (agrupación de empresas e instituciones relacionadas pertenecientes a un mismo sector) para que con toda una política de aglomeración y de encadenamiento se pueda reaprovisionar al Caribe colombiano de los productos de la canasta familiar básica, y añadió, que “hoy somos importadores netos, de tal manera, que hay que volver a producir para primero alimentarnos y el excedente, exportarlo”.

Aunque el Magdalena cuenta con todos los pisos térmicos para cultivar cualquier alimento, continúan elevadas las cifras de desnutrición.

La experta en Planificación Territorial, Elvia Mejía, sustentó, que la región Caribe importa más del 60 % de los alimentos que se consumen. En cualquier sitio de venta de pescado a niveles nacional e internacional se vende Tilapia, producido en el Departamento, el cual equivale al 40% de los cuerpos de agua. Solo dos represas artificiales que son Betania y Orado producen más del 80%de los pescados que nosotros consumimos, el resto de pescados vienen de Vietnam y el tan conocido Bocachico, es traído de Argentina.

“Hasta hace algunos años se sacaban alrededor de 30 toneladas de pescado de la Ciénaga Grande de Santa Marta, hubo un momento en la historia en la que decayó la producción pesquera en esa zona, se trabajó, se hizo un proceso de recuperación y se volvió a encontrar en las principales pescaderías de la ciudad la ‘Mojarra Plateada’.

En la actualidad, no se come ni un cuarto de tonelada, “no se come nada de la Ciénaga Grande”, acotó la funcionaria departamental, Elvia Mejía.

Situación que ha llevado a Colombia y a la región Caribe a posicionarse de manera estratégica cerca de los principales mercados del Caribe y a cinco o seis días del puerto más importante del sur de los Estados Unidos que es Nueva Orleans; uno de los caminos asertivos, por tanto, es pensar en inversiones sustentables inteligentes y apostarle al tema de investigación y desarrollo con el compromiso de transmitir esos conocimientos a los pequeños cultivadores que no tienen acceso a los grandes técnicos, por los costos.

Igualmente, para Abel Mercado lo principal es aprovechar la ubicación estratégica para ser proveedores hacia el Caribe, protegiendo los recursos hídricos y procurar la seguridad alimentaria.

LAS ZIDRES Y EN QUÉ BENEFICIAN A LOS PEQUEÑOS CULTIVADORES DEL PAÍS

Las Zonas de Interés de Desarrollo Rural, Económico y Social (Zidres) son territorios especiales, aptos para la agricultura, la ganadería, la pesca o los desarrollos forestales, pero alejados de los centros urbanos.

Estas zonas fueron creadas con el fin de desarrollar planes rurales integrales, fortalecer la sostenibilidad ambiental y fomentar el desarrollo económico y social de sus habitantes.

Entre los supuestos beneficios que encuentran los campesinos en las Zidres, es el aumento de la disponibilidad de tierra para desarrollos agroindustriales. De acuerdo con la ley cualquier persona natural o jurídica puede hacer parte de una Zidres, sin embargo, es necesario presentar un proyecto productivo ante el Ministerio de Agricultura.

El proyecto debe ser administrativo, financiero, jurídico y ambientalmente viable; debe garantizar la compra de la producción a precios del mercado; debe ser compatible con las políticas de seguridad alimentaria del país; y debe ajustarse al ordenamiento territorial de la región donde sea implementado.

Los agricultores que no sean propietarios de los predios podrán vincularse como asociados al proyecto productivo, siempre que se establezca un mecanismo que permita, antes de los tres primeros años de iniciado, que estos se hagan propietarios de un porcentaje de tierra, fijado por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.

Para los pequeños productores es difícil acceder a créditos del Bancoagrario.

Pero, será que los campesinos del Magdalena que están empezando a proyectarse en el cultivo como mecanismo de subsistencia, y no cuenten con predios propios, (lo cual es muy probable considerando el costo que puede tener una sola hectárea de tierra en cualquier zona del país), tiene acceso a un crédito para garantizar que antes de los tres primeros años se hagan propietarios de un porcentaje del terreno, como lo exige la ley para poder hacer parte de las Zidres.

OPINIÓN CARIBE se comunicó directamente con la señora Erika Gaviria, asesora comercial del Banco Agrario,es enfática en explicar que, para solicitar un crédito, obligatoriamente se debe tener un documento de propiedad de predio o en su defecto el certificado de extradición de libertad y predio con la fecha de expedición menor o igual a 30 días.

El campesino debe acercarse a las instalaciones del Banco Agrario inicialmente solo con la fotocopia de la cédula y con un plan perfectamente viable con fines económicos y ambientales del proyecto que quiere emprender, es decir, el pequeño agricultor debe tener claro cuáles van a ser sus egresos e ingresos mensuales y anuales, lo cual requiere estudios de tierras y considerables cálculos financieros, ¿se encuentran los campesinos del departamento y el país preparados para ser incluidos en un proyecto que exige una preparación superior o en su defecto, una cantidad considerable de dinero para contratar a alguien que si tenga la preparación formativa que pueda darle respuesta a los requisitos del banco prestante?

El trámite de estos procedimientos puede durar como mínimo, un mes, dependiendo de la cantidad de dinero y de la magnitud del programa que se quiera emprender.

CALIDAD DE VIDA O CONFORMISMO

Para Elvia Mejía, la región Caribe puede con el tiempo aumentar su ingreso per cápita, pero,solo con eso no se va a incrementar el mejoramiento de la pobreza ni la situación de desequilibrio que existe entre personas con extrema pobreza y la gente que tiene algunos recursos para invertir, desafortunadamente eso no garantiza la erradicación del problema.

Elvia Mejia, asesora de la Gobernación del Magdalena.

Además, afirmó Mejía, que “La Guajira no presentaría las tasas tan altas de muertes por desnutrición en niños, alrededor de cinco mil, debido a que tiene un ingreso per cápita jalonado por El Cerrejón y por muchos factores que no les llegan a los habitantes comunes del departamento de La Guajira; hoy, una zona donde no hay nada que comer, cuando hace algunos años se podía autoabastecer”.

Por su parte, Abel Mercado, afirma, que “mientras no se mejoren las condiciones en el área rural, no se les brinde educación, salud y vías, además de la realización de programas de producción de alimentos, la región Caribe seguirá como dependiente del interior y del exterior para mejorar su situación nutricional”.

Es importante garantizar la educación a los habitantes de las zonas rurales, no solo se debe pensar en hacer más asequibles los créditos bancarios, pero la formación educativa es un punto importante que va a ayudar al momento de aprovechar los recursos que tienen a la mano.

Las estrategias de fortalecimiento del sector agropecuario deben contribuir a mejorar la situación del sector rural en la región del Caribe colombiano, involucrar al sur del Departamento no solo con programas agropecuarios, sino también con atención en los temas de salud y educación.

El Magdalena es privilegiado por el mar y el río, fuentes de alimentación.

La educación es necesaria en todos los sentidos. Para alcanzar mejores niveles de bienestar social y de crecimiento económico; para nivelar las desigualdades económicas y sociales; para propiciar la movilidad social de las personas; para acceder a mejores niveles de empleo; para elevar las condiciones culturales de la población; ampliar las oportunidades de los jóvenes; vigorizar los valores cívicos y laicos que fortalecen las relaciones de las sociedades. “Necesitamos que la producción de alimentos y la lucha contra la desnutrición sea una de las prioridades de la región Caribe”, puntualizó la experta, Elvia Mejía.