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Billetes sin… ¿ceros?

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Facilitará a futuro el manejo de las cifras y las contabilidades, pero sin un proceso de difusión y capacitación social adecuado, puede generar caos.

Carlos Cabrera Saavedra

El fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, como acostumbra cada quince días, sin que sea claro su propósito, puso a hablar a los colombianos sobre este nuevo tema: eliminar tres ceros al peso colombiano.

Esta propuesta ha sido planteada desde hace varios años, pero que no fue aprobada en su momento por la coyuntura de tendencia inflacionaria, es decir, dado que la inflación estaba subiendo y el cambio podría incidir sobre la misma y/o porque se había estimado un costo muy alto en la realización del cambio.

La propuesta del Fiscal se fundamentó en que “al hacer el cambio de moneda, las organizaciones criminales quedarían sin valor y perderían su poder circulatorio”. Según Néstor Humberto Martínez, las caletas de los grupos criminales entre ellos las que, según él mismo, las Farc no declararon, se quedarían con caletas sin valor al cambiar la moneda. Curiosamente, el anuncio del Fiscal logró el consenso que no habían logrado los economistas en diez años.

Antes de analizar los posibles impactos del cambio en la moneda y no de la moneda, (es decir, que no se va a cambiar la denominación del peso, sino únicamente quitarle tres ceros), es importante examinar el supuesto impacto que tendría sobre las ‘caletas’ ilegales. Las fuentes principales de la actividad ilegal, tanto narcotráfico como minería ilegal, que a su vez han financiado la guerrilla, los paramilitares, las bacrim y demás, se pagan en dólares y no en pesos y los principales procesos de lavado, se pensaría que el de ‘las caletas’ se lleva a cabo en la conversión de dólares y no en pesos. Si eso es así, la medida no las impactaría.

El cambio de los billetes sería de alrededor de $70.000 millones, mientras que el de las monedas podría ser de $800.0000 millones.

En gracia de discusión, si las caletas se encuentran en pesos, como al parecer si es costumbre en los políticos corruptos, es necesario tener en cuenta que la medida de eliminar los tres ceros, tendría un régimen de transición entre uno y dos años, dependiendo de las recomendaciones del Banco de la República, ya sea por razones de política monetaria o por la practicidad de relacionar el cambio en los billetes con los cambios rutinarios por deterioro, ya que, se considera que en promedio un billete tiene una vida útil de dos años. Siendo así, los ilegales tendrán entre uno y dos años para lavar sus caletas en pesos, lo cual a través de ‘pitufeo’, es decir, a través de pequeños montos, es perfectamente viable, máxime para las Farc, si como lo dice el Fiscal, tienen actividades comerciales e industriales a través de testaferros, más de 7.000 hombres y una campaña política en curso, que facilita cualquier lavado, gracias a la inoperancia del Consejo Nacional Electoral en el control de los topes de campaña.

Sin embargo, aunque meter a las Farc en la justificación, le concedió un mayor nivel de aceptación a la medida, resulta curioso que el Fiscal con el anuncio, esté reconociendo la incapacidad de la Fiscalía para detectar, incautar y utilizar a favor de las víctimas, las riquezas que, según él, ocultan las Farc. El Fiscal prefiere hacerle perder la supuesta plata a las Farc, que localizar las riquezas e incautarlas, además de financiar la indemnización de las víctimas o inclusive la financiación de la Justicia, dado que de los bienes expropiados por ilegalidad le corresponde una parte a la Justicia.

En relación con la medida desde la perspectiva económica de quitar los tres ceros, es una medida que ha sido tomada por diferentes países, (en especial para contrarrestar el efecto en la cantidad de circulante que generan procesos hiperinflacionarios), con lo cual curiosamente han logrado contribuir en el control a la Inflación.

En Colombia, en los diferentes intentos realizados en los últimos diez años, se ha planteado que producto de los redondeos de los bienes y servicios fraccionados o de los de bajo valor como por ejemplo, dulces o chicles, se podría generar un efecto inflacionario, que, en los casos de hiperinflación, no son representativos, pero que con una inflación controlada de un dígito puede tener un impacto considerable. Sobre este aspecto, por la aceptación que ha mostrado el Banco de la República en la actual coyuntura, mostraría que el impacto esperado no es considerable o que simultáneamente se van a tomar otras medidas de política monetaria para contrarrestar su posible impacto.

En cuanto a los costos de la medida, según el gerente del Banco de la República, el cambio de los billetes sería de alrededor de 70.000 millones de pesos, mientras que el de las monedas podría ser de $800.0000 millones de pesos, que se reduciría a $400.000 millones con el cambio de metales. Sin embargo, el cambio de los billetes por uso y deterioro, si se realiza en un periodo de dos años, estaría absorbido por los costos ordinarios del Banco de la República. Aunque los billetes de la nueva generación cambiaron los tres ceros por la palabra mil, dichos billetes tendrán que ser sustituidos paulatinamente por unos que eliminen la palabra mil. En todo caso la relación costo beneficio por las monedas no resulta clara, sobre todo si se compara el recurso con todos los bienes y servicios que se pueden brindar a los sectores más vulnerables de la sociedad.

Néstor Humberto Martínez, fiscal General de la Nación

Otro costo difícil de calcular, aunque se pensaría que no fuese muy alto, es el que representará para las empresas los ajustes a su sistema de información, no tanto para el futuro, porque los sistemas funcionan igual con o sin los tres ceros, sino para la conversión de las cifras históricas en sus contabilidades y la parametrización de los sistemas.

Con lo planteado, pareciera que están dadas las condiciones para eliminar tres ceros al peso, lo que facilitará a futuro el manejo de las cifras y las contabilidades, pero el escollo más grande que podrá afrontar es la reacción ciudadana, ya que sin un proceso de difusión y capacitación social adecuado y un tiempo suficiente para asumir mentalmente el cambio (que será otro costo del proceso), este podría generar caos en las relaciones de intercambio, en especial, por la conversión de la moneda fraccionada.

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