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Fetus in fetu: desconcertante caso

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Es también conocido como gemelo-parásito y se define como una formación humanoide, previo a la formación del embrión que, además, se encuentra encerrado dentro del cuerpo de su hermano desarrollado.

Luís Gutiérrez Cantillo

El caso más reciente de Fetus in fetu que le ha dado la vuelta al mundo ha sido el de Barranquilla. Caso que ha suscitado la curiosidad y la incertidumbre en todo el país. Aconteció precisamente en la semana 35 de embarazo a Mónica Vega, quien llegó a la clínica La Merced con una ecografía que aparentemente le mostraba un quiste en el abdomen de su hija, a la cual aún llevaba en su vientre.

La madre tenía tres ecografías que mostraban un quiste hepático. Los especialistas, en ese sentido, la vieron por primera vez a las 35 semanas. Pero analizándolo con ecografía 3D, 4D y con la ecografía doppler – color, advirtieron que lo que realmente tenía no era un quiste, sino un saco amniótico dentro del cual había un embrión que media aproximadamente 45 milímetros. El equipo científico de la clínica La Merced esperó a la semana 37 de embarazo de Mónica Vega y se le programó la cesárea a la joven. Como en la mayoría de estos casos, el otro gemelo no logró sobrevivir.

El Fetus in fetu se produce en el desarrollo embrionario, cuando las células no se dividen correctamente y al producirse la formación del cigoto, este no se separa, sino que permanece unido. La causa principal que corresponde a estos fenómenos tan poco comunes se resume en una alteración genética o como bien se conoce, una alteración en la embriogénesis, aunque en el argot médico este asunto todavía no ha esclarecido como tal.

Cuando se produce esta alteración a nivel embriológico, no hay una separación perfecta del cigoto. Y es tras este escenario que se empieza a correr el rumoreo de que hay un ‘feto embarazado de otro’, pero lejos se encuentra esa conjetura de la más estricta realidad, puesto que lo que ciertamente hace esta formación humanoide es adherirse al feto que se desarrolla perfectamente y vivir a expensas de él.

Según la revista Horizonte Médico de Lima, Perú, la localización más frecuente del Fetus in fetu es el retroperitoneo, es una causa rara de tumor abdominal. Más allá de eso, se han descrito otras localizaciones como en el escroto, el hígado, el riñón y la cavidad craneal.

Por otro lado, la Revista Médica Hondureña resalta que la mayoría de los casos se diagnostica en la infancia, pero también se han reportado casos en adultos, como el de un hombre de 47 años. Generalmente se presenta en forma de tumoración no dolorosa en el abdomen, aunque se han reportado fenómenos en otro tipo de localizaciones poco habituales. Casi siempre es un solo feto con un peso variado de 39 gramos a 1.8 kilógramos.

De acuerdo con lo anterior, la patóloga del laboratorio de patología Alhumed en Riohacha, La Guajira, Aura Siosi Illidge, señala, que “estos inconvenientes pueden darse durante o después del embarazo, incluso cuando el niño ha cumplido los tres o cuatro años, todo depende de una rigurosa investigación y de un tratamiento previo.

La calidad de la infraestructura, los equipos y el personal contribuye para la determinación de este tipo de fenómenos, es decir, que todo ese conjunto multidisciplinario influye en la carga del diagnóstico”.

CASO DE LA GUAJIRA

El primer caso de Fetus in fetu en Colombia, al menos del que se tenga registro formal, ocurrió en el departamento de La Guajira en 2014 y se conoció de manera internacional en abril de 2016, gracias a la publicación de un artículo que hizo la revista Horizonte Médico, exaltando la labor investigativa de Aura Siosi Illidge. “Mi caso fue muy similar al que ocurrió en la clínica La Merced de Barranquilla, pero sucede que muchos profesionales a veces no cuentan con el eco para destacar las labores del día tras día, así que tal vez por eso no tuvo tanto impacto en su momento. Otra diferencia es que mi caso se detectó luego de dieciocho meses después del parto, mientras que el otro, el más reciente, se detectó durante el proceso de embarazo”.

Frente a esta muestra diferencial en los tiempos de ambos casos, la patóloga Aura Siosi Illidge indicó, además, “esto, se debe a que en ciertas regiones del país las madres no suelen aplicarse los debidos controles prenatales, sino que al presentarse alguna anomalía durante el embarazo, es cuando acuden a una consulta y a partir de ese momento, empiezan a hacerse los controles estacionales. Creo que muchas veces la idiosincrasia del pueblo juega un papel muy importante, porque la gente se siente sana hasta que experimenta ciertos síntomas diferentes a esa sensación de estar bien”.

En el caso del departamento de La Guajira sucedió así: nació una lactante y a sus 18 meses, la madre notó que, en el transcurso de la etapa primaria de esta, la recién nacida no ganaba peso, además, perdía color y la barriga tendía a inflamársele abruptamente, de manera que resolvió llevarla a consulta, donde le comunicaron que había algo anormal dentro de su abdomen, por lo que procedieron a realizarle una ecografía a la bebé. Fue así como advirtieron la presencia de una masa, que algunos presumieron se podría tratar de tumor, el cual crecía de manera paulatina. Esto se diagnosticó como una hidronefrosis, que consiste en la progresiva formación de un tumor renal.

De allí, la niña pasó a radiología y se le aplicó un TAC (Tomografía Axial Computarizada), el cual mostró una estructura ósea, de modo que el diagnóstico preliminar resultó una completa incongruencia e inmediatamente se transfirió la niña a cirugía. La masa que se extrajo del abdomen de ella fue remitida al laboratorio de patología Alhumed, donde la recibió la patóloga Aura Siosi Illidge para elaborar un estudio del caso. La experta recuerda el episodio de la siguiente forma, “recibí una masa ovoide encapsulada con un tejido fibroso y muscular que lo envolvía, era un conglomerado multilobulado que medía 11 por 11 centímetros. Al ejecutar los debidos cortes determinamos que toda una columna vertebral estaba ya formada y había órganos que, si bien eran rudimentarios, presentaban tejido de fémur, brazos, pelos, piernas, uñas y dientes. Lo único que de lo que carecía era de cerebro y corazón”.

En el proceso de patología, lo primero fue el reconocimiento del espécimen. La patóloga Aura Siosi Illidge notó que había partes óseas muy firmes y duras, y fue allí donde empezó a hacer revisiones de casos, así como pedir la historia clínica de la niña, donde la susodicha masa había pasado por un tumor renal o una hidronefrosis y luego se identificaron estas formaciones que parecían tejido esponjoso, tejido laminar, formando islotes de hueso a nivel de toda el área tumoral. Adicionalmente, se observó tejido fibroelástico amarillento de consistencia gomosa alrededor del tejido óseo.

En concordancia con el caso, la revista Horizonte Médico enfatizó, que “dado a la baja incidencia a nivel mundial y nacional, sumado al aislamiento geográfico que presenta entre sí cada caso, no se han podido encontrar factores de riesgo o conductas que pueden ser determinantes en su aparición. Partiendo de lo anterior, se hace evidente la necesidad de profundizar en estudios moleculares que nos permitan determinar si existe un árbol genealógico u otros factores que puedan establecer una relación entre estos casos y su origen”.

ANTECEDENTES

El verdadero origen de este fenómeno se pierde en el tiempo. En el mundo apenas existen alrededor de 200 casos documentados formalmente, muchos de ellos registrados en los países de Occidente. El primer caso de gemelos-parásitos del que se tenga conocimiento fue el de Lazarus Colloredo y su gemelo Joannes Baptista, nacidos en Génova, Italia, el 20 de marzo de 1617. El gemelo autósito, Lazarus, llevaba colgando boca abajo desde el esternón el cuerpo atrófico de su gemelo Joannes, el cual tenía una pierna izquierda con un pie de seis dedos y dos brazos con manos de seis dedos también. Manifestaba un poco de vida, pues si se lo pinchaba movía los brazos y se quejaba, pero a pesar de ello, carecía de inteligencia.

Otro caso similar tuvo lugar también en la India, 1874. Laloo era un niño nacido en una pequeña provincia llamada Oovoni, y de su zona abdominal brotaba su gemelo parásito formado por dos brazos malformados y dos piernas perfectamente desarrolladas. La cabeza, por otro lado, permanecía dentro. Trabajaba desde niño como fenómeno de feria. En 1905 Laloo murió cuando el tren que lo llevaba a México de gira con el circo Norris & Bowe sufrió un accidente.

Un caso más actual aconteció en el 2010. En Hong Kong se registró el caso de una menor que nació con dos masas anómalas en el estómago, y en un informe presentado en la revista Hong Kong Medical Journal por el doctor Yu Kai-man, del hospital Queen Elízabeth de Hong Kong se concluyó que estas dos masas eran dos fetos gemelos con un peso de 14.2 gramos y 9.3 gramos. En este caso, los fetos tenían formadas las piernas, los brazos, la columna y parte de los intestinos. Ambos estaban unidos por el cordón umbilical al abdomen de la menor. A juzgar por las partes del cuerpo que hallaron en la niña, los expertos determinaron que los gemelos absorbidos podían tener hasta 10 semanas de gestación antes de que su crecimiento se detuviera y fueran succionados por completo.

En El Paraíso, Honduras, también sucedió algo similar. Este es quizá uno de los casos que más se ha debatido dentro de la comunidad médica investigativa en la actualidad. Hazel Milagros llegó al mundo el 14 de diciembre de 2018 en el hospital ‘Gabriela Alvarado’ de Danlí, El Paraíso, zona oriental de Honduras. La bebé hondureña nació unida a su gemela. Armando Flores, jefe del Servicio de Neonatos, se refirió a la extraña naturaleza de la bebé, indicando que de su gemela sólo se había desarrollado su cabeza la cual salía del abdomen de quien sería su hermanita. Se conoció, además, que en el caso de Hazel Milagros se presentó una afección cardiaca, mientras que su gemela parásita tuvo hidrocefalia y escasa actividad cerebral. Posteriormente, el 27 de diciembre, la niña hondureña que nació con la cabeza y media pierna colgadas de su pecho murió en un hospital de especialidades de Tegucigalpa, capital de Honduras.

La vida y la salud están ligadas a la investigación; si la medicina no tiene como punto de soporte el brazo de la investigación, la vida y salud como tal estarían paralizadas, estáticas. Es por ello que es fundamental resaltar la atención en materia de investigación en las instituciones médicas. Ante ello, Aura Siosi Illidge manifestó, “cuando vi este caso, quise hacerlo, lógicamente, con la gente de la Universidad de La Guajira, pero no hay grupo de investigación en todo el departamento, por lo que me tocó recurrir a la Universidad de Cartagena. Y no es el primer caso que investigo en el departamento de Bolívar. Siempre que les he llevado material, me han abierto las puertas, incluso, hemos ido a concursar en la ciudad de Panamá con casos que he estudiado en conjunto con el grupo de investigación de la Universidad de Cartagena. En La Guajira no contamos con esas atenciones, de modo que pienso que aquí se puede hacer una excelente inversión en Ciencias de la Salud, sin duda alguna, debería hacerse. Sería estupendo que las entidades competentes tomaran la iniciativa”.

La revista Horizonte Médico planteó, que, “el Fetus in fetu es una patología poco frecuente, sus síntomas varían dependiendo de su localización, y en el caso de encontrarse a nivel abdominal, debe ir acompañada de la sospecha de otros diagnósticos diferenciales como: neuroblastoma, teratoma y tumor de Wilms. En ese sentido, debe ser evaluado clínicamente mediante imágenes para ser llevado a un oportuno abordaje quirúrgico que permita mejorar la sobrevida y morbilidad del menor”.

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