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Un derecho sin conseguir

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Por: Marcela Escandón

Independientemente de la controversia política y económica en torno a los bonos de agua, el asunto pone de presente la importancia de que los colombianos cuenten con la infraestructura adecuada de acueducto y alcantarillado para acceder de manera permanente al agua y al saneamiento básico en condiciones dignas. ¿Ha mejorado la cobertura y calidad del agua que consumimos los colombianos?

EL AGUA COMO DERECHO FUNDAMENTAL

En Colombia, el acceso al agua se considera un derecho fundamental, el cual ha sido definido por la Corte Constitucional como: “el derecho de todos de disponer de agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal o doméstico” . Además, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible consiste en “garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos”, siendo uno de los 17 ODS que hacen parte del compromiso adquirido por el Gobierno colombiano para el año 2030, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible en 2012.

SITUACIÓN ANTE LATINOAMÉRICA Y EL MUNDO

Latinoamérica tiene la mayor disponibilidad de recursos de agua dulce del mundo. Como lo muestra la Gráfica 1 . Sin embargo, eso no significa que este recurso sea accesible para la población, pues de hecho, en la región existen cerca de 34 millones de personas sin acceso a agua potable y más de 106 millones sin infraestructura de saneamiento básico, 18 millones de los cuales recurren a la defecación al aire libre.

Ahora bien, en el caso de Colombia frente al resto de América Latina, debe destacarse que el país se encuentra en un nivel promedio según el indicador de mejoras de suministro de agua potable (91.4 personas de 100 accedieron a estas mejoras en 2015). El país con mejores puntajes fue Argentina, con 99.1 %; el peor, Bolivia, con 90 %. En cuanto al indicador de mejoras de las instalaciones sanitarias (alcantarillado), Colombia obtuvo los segundos peores resultados después de Bolivia. Pero Bolivia tuvo una variación porcentual de 77, superando a Colombia en 59 puntos porcentuales. Finalmente, con respecto a la defecación al aire libre, Colombia obtiene un nivel de mejora promedio con una “variación de 73 % en 25 años, pasando de 16 por ciento en 1990 a 4.4 % en 2015. A pesar de esto, es el primer país con más personas defecando al aire libre, pues 4.4 de cada 100 realizaron esta práctica en 2015.”

COBERTURA, CONTINUIDAD Y CALIDAD DEL AGUA. ALGUNAS CIFRAS

Con ese contexto regional en mente, puede pasarse, entonces, a un análisis interno de la situación en materia de acceso al agua y a saneamiento básico. Colombia, en 1993, contaba con una cobertura nominal (solo en términos de conexiones efectivas, sin considerar la continuidad ni la calidad del servicio) del 76 %. Pero al analizar la calidad del servicio, entendida como la continuidad de 24 horas, los 365 días del año y calidad en cuanto a criterios de potabilidad, la cobertura real descendía, en ese mismo año, a casi un 38 % en ciudades mayores y capitales departamentales, y al 27 % en municipios menores.

Ya para el periodo 2010 – 2015, la proporción de personas que podían acceder a suministros de agua potable aumentó, pasando a 91.4 % de acceso, cuando en el 2000 solo se llegaba a 88.4 %. El acceso al saneamiento básico también mejoró, pues pasó de 69 % en 1990 a 81.1 % en 2015. Todas estas mejoras se tradujeron en menos caminatas de largas jornadas para acceder al agua, menos contaminación por aguas residuales en ríos y océanos y menos propagación de enfermedades.

Pese a estos importantes avances, las brechas departamentales y urbano – rural son  muy grandes, tal como lo muestran las gráficas y mapas a continuación.

A esto se suman las disparidades en el interior de las mismas regiones, pues mientras Barranquilla fue catalogada como la ciudad donde se toma la mejor agua del país en 2015, según los datos del Índice de Riesgo de la Calidad del Agua para Consumo Humano, Irca, en Tamalameque, Cesar y Sitionuevo, Magdalena, se toman de las peores .

Es importante destacar, en conclusión, los grandes avances en cobertura y calidad del acceso al agua y al saneamiento básico en Colombia. Sin embargo, también resulta fundamental reconocer que en el país persisten grandes inequidades que juegan en contra de comunidades vulnerables, bien sea con un sesgo negativo hacia lo rural, hacia ciertos departamentos o dentro de una misma ciudad, hacia aquellos sectores cuyas condiciones básicas de vida evidencian la desatención del Estado, las desigualdades económicas y el incumplimiento del acceso al agua de calidad como un derecho humano fundamental.