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Columnistas

No merecemos esto

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Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez

Independientemente del decir extendido que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen, considero que samarios y magdalenenses no merecemos los que por desgracia tenemos, con los que nada que ver y nada que hacer a la luz de sus ejecutorias. Estamos inmersos en un mar de confusiones, los vemos tropezar permanentemente, descalificar sin fundamentos, cientos de distracciones y yerros, se evidencian irritaciones por todo y por nada, proceden con insensatez, peroran inexactitudes, confunden las diferencias de carácter político-ideológico con los asuntos que tienen que ver con la salud de nuestros pobladores, crean alarmas, así como caen en desafueros y también falsedades.

 Lo que debe ser un pulcro manejo de los sacros recursos públicos, son objeto de denuncia en distintos foros y tribunas de opinión en cuanto a dilapidaciones, despilfarros y destinaciones diferentes. Austeridad cero. No se cumple con lo que dicta y mejor se debe hacer en toda emergencia. La comunidad teme hablar y apenas alzan sus voces algunos valerosos dirigentes políticos y comunicadores, como a todos consta. Para donde van estos gobiernos?. No sabemos. Y la ciudadanía qué? Enmudecida, hipnotizada. Nada que toma cartas en el asunto. Impávida ante el viacrucis que vivimos en medio de una pandemia que arroja resultados desastrosos en su direccionamiento y manejo.

 Importaría y no vendría mal a estos gobernantes, decidir mejor. Dejar de lado ideas tozudas y pensar en beneficio del departamento y sus gentes. Escuchar, lo que no vemos contemplado ni siquiera remotamente, sin importar que vaya en ello el rumbo del departamento y las mejores condiciones de vida de ciento de miles de personas, lo que define un trasegar incierto que nos afectará por las malas decisiones. Pauperizados nuestros servicios públicos, fobia proverbial contra la dirigencia tradicional y clase económica. No entienden que hay que acabar pobres y pobreza, que no a los ricos, Tampoco atacar sin argumentos a la prensa crítica y crear desconfianza, lo que ahuyenta la inversión afectando negativamente la confianza inversionista en el departamento y generando más preocupaciones a la ya existentes en toda nuestra apaleada economía.

Sufrimos unos gobernantes que se valen de una demagogia populista que hipnotiza incautos, prometen empleos a raudales y se les hace más que fácil hacer promesas imposibles de cumplir, pero que por fortuna la realidad empieza a poner las cosas es su sitio. No va bien nuestro departamento y ciudad capital, en lo que no es necesario un análisis de fondo para darnos cuenta de lo cual, al igual que se vienen momentos difíciles en todo sentido, que ojalá no sirvan para aprovecharlos en beneficio propio y seguir vaciando las arcas erarias.

 Importa para todos, como lo refiere la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que cualquiera que sea el nivel de desarrollo de los entes territoriales, el soporte para impulsar prosperidad, inclusión y cohesión social de manera sostenible y creciente es una oferta suficiente de empleos, que cuando es escaso o los medios de vida con que se cuentan no dan para superar la pobreza, hay menos seguridad, menos desarrollo social y humano; y, menos crecimiento económico, lo que no vaya a dar para una revuelta social instigada por el hambre, la inseguridad  y la falta de oportunidades. Preocupa que se aproveche la actual emergencia para justificar situaciones extraordinarias y establecer mecanismos para actuaciones en detrimento departamental. La emergencia que vivimos no es un título valor al portador para ser usado a las anchas y sin control, que parece ser, también se denuncia, está pasando a la vista de todos. 

saulherrera.h@gmail.com – Abogado Especializado en Gestión Pública

 

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