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ARIEL QUIROGA & ABOGADOS

El exilio en una casa

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Por Ariel Quiroga.

Debo pedir disculpas a mis lectores, había decidido obtenerme de escribir columnas de crítica política por la sencilla razón de que debo dedicarme a mis negocios y empresa, pues de ello es que vivo, además, que es mi misión proteger mi integridad física y la de los miembros de mi familia. No obstante, no es correcto negar la esencia con la que se nace, y menos ignorar el llamado de aquello de lo que sacamos beneficios y nos hemos desarrollado, y esto es, el sentir democrático. En línea de lo anterior, retomo desde la trinchera que me armé con la pluma, lo que hace unos meses había abandonado.

Con asombro acudí a la indignación con que un amigo me informaba, que, en Bogotá, la gobernación del Magdalena (Carlos Caicedo) había inaugurado algo llamado “la casa Magdalena” un espacio de interlocución del departamento con la nación, según dice el discurso de Fuerza Ciudadana, pero un total despilfarro según cree mi amigo, el suscrito y la inmensa mayoría de samarios y magdalenense.

Uno se pregunta, sobre la pertinencia de una casa de 900 metros cuadrados, con pinta de consulado y cuyo arrendamiento cuenta alrededor de 20 millones de pesos mensuales, frente a los hechos y realidades que vive un departamento, anclado en los peores lugares de nivel educativo, empleo formal, seguridad, atención de desastres (actual ola invernal), protección a lideres sociales, condiciones de equidad, infraestructura vial y otros problemas sin resolver. Ante el pasado interrogante la respuesta es sencilla, es una apuesta impertinente e innecesaria, y me atrevería a decir que hasta grosera con el departamento.

Como una vez me comentó un amigo ex diputado, el señor gobernador está en campaña presidencial desde el momento en que tomó posesión del cargo, y no por el bien de un departamento con vocación agrícola y turística, porque sus movimientos de políticas publicas en nada han beneficiado a las bases y al empresariado, sino a sus ambiciones personales y de la camarilla sin voz ni voto que lo sigue. 

La casa Magdalena en nada servirá a los samarios y magdalenenses, simplemente será la sede de Fuerza Ciudadana en Bogotá, una especie de enclave para tratar de mantener las cercanías al gobierno Petro, que bastantes señales ha dado sobre que Carlos Caicedo y su colectivo son un aliado indeseable, una especie de cacicazgo  leproso y pigmeo de la provincia, que hay que tener al lado por el mero hecho de que ostentan el poder departamental y distrital, mas no, porque sigan representando a las mayorías y a las bases que se mueven en la cotidianidad.

Fuerza Ciudadana está tratando de no morir, y el embeleco de esa casa es muestra de ello, pues a su mejor estilo, insisten en mostrar superficialidades, colores, ruidos y banderas, porque ya se quedaron sin proceso, sin gente que les crea de corazón y que les vaya a esas marchas ficticias que tanto organizan, sino, saquen conclusiones de las últimas elecciones a Congreso, la maquinaria no les alcanzó.

La Casa de Caicedo en Bogotá, será contraria a lo que buscan, pues se convertirá en un símbolo de la profunda crisis en que vive el departamento y el distrito, pues mientras los samarios y magdalenenses se la rifan diariamente por salir adelante o mantener lo alcanzado en condiciones muy complejas, el señor gobernador se nos gasta la plata en pendejadas politiqueras, cuyo fin no trascenderá de ser mas que un sitio para tomar tinto, o quien quita, un remanso para exiliarse en la montaña y lejos del mar, al no poder cumplir nada de lo prometido. El mensaje desde la casa Magdalena a los magdalenenses, es que coman pasteles (María Antonieta de Austria, guillotinada por la revolución francesa). 

Ahora bien, considero que esa dichosa casa puede representarse como un lugar simbólico de retiro, de descanso forzado, una especie de Santa Elena a la cual el gobernador y las cabezas aun hipnotizadas (o transadas) de Fuerza Ciudadana, vayan a esconderse de las heridas que produce fallarle a diario a cientos de miles que les creyeron y que hoy hacen parte del partido político mas grande del Magdalena, los decepcionados.

Mientras el gobernador se inventa consulados departamentales y allá seguramente irá a escapar de lo que no ha podido solucionar, acá nos quedamos los que seguimos creyendo en que esta tierra es de progreso.

PDT: Como feo eso de que Petro no les nombre a nadie en un cargo importante, felicidades al Dr. Stalin Ballesteros y a la Dra. Amelia Cotes, y a cualquier otro samario tenido en cuenta para lugares de mando en el gobierno central.

REPDT:  Felicidades a la EMP por estar administrado la ESSMAR.