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Crónica

Orgullo Caribe en el Canal de Panamá

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Calidad hecha en Colombia

Jackeline Martínez Morales llegó a Panamá con el fin de ejercer su profesión de ingeniera civil. Con 37 años de edad, esta colombiana tiene el honor de ser la única representación del país cafetero en el área directiva de la ampliación del Canal de Panamá. Su pujanza, esfuerzo y perseverancia le han permitido desempeñarse como Jefe de Control y Calidad del proyecto.

Por Rosa M. Camargo Vásquez

La recién inaugurada ampliación del Canal de Panamá tiene su toque colombiano y costeño. Jackeline Martínez Morales, es una cartagenera, que gracias a su profesionalismo logró ser parte de uno de los más grande proyectos en América Latina.

Jackeline es egresada de la Universidad de Cartagena, quien vivió en la ciudad de Santa Marta junto a sus padres, Carlos Martínez y Rosa María Morales en el año 1996. En esta tierra conoció al que hoy es su esposo y padre de su hijo. El traslado de su cónyugue a Panamá en el año 2009 le dio un giro positivo a su vida profesional.

LA LLAMADA DEL ÉXITO

Ya instalada en Ciudad de Panamá, disfrutando en compañía de su esposo e hijo la temporada decembrina, siendo las siete de la noche del 8 de diciembre del año 2010, Jackeline recibe una llamada, era una entrevista laboral, “me pareció súper extraño, porque si es para un empleo, te llaman y te ponen una cita. Pero esta vez no fue así. Casi una hora estuve atendiendo la entrevista en donde me preguntaban todo sobre mi vida personal y laboral”, explicó Jackeline.

“Mi experiencia siempre ha sido en procesos de gestión de calidad y después de esa entrevista minuciosa, me entero que requerían un profesional con mi perfil para el proyecto de la ampliación del Canal de Panamá”, relató emocionada.

En Panamá, en aquel año, iniciaba el proyecto de ampliación del Canal. Esta obra era el boom en materia de ingeniería, por tanto, todos querían hacer parte de él, teniendo en cuenta lo ambicioso del proyecto e historia de un país.

Aunque las dudas la asaltaban, Jackeline estaba feliz por el solo hecho de formar parte de la convocatoria laboral. En esa época, la competencia era dura, no solo a nivel local, sino mundial, para aspirar a cargos directivos en la ampliación del Canal.

“Desde ese momento, sentí que debía volverme devota del Santo Rosario para que me diera esa oportunidad, quería que Dios me hablara y me dijera: ve por ahí. Oraba y clamaba, Dios, si tú lo ves bien para mí, lo haré. Porque esto tiene que ser un milagro. Acá hay muchos ingenieros civiles que vienen del primer mundo y justamente se fijaron en mí”, indicó conmovida.

El encuentro de la oportunidad con la preparación se había dado y aunque no sabía qué iba a suceder, decidió dar el paso, temblando de miedo y moviéndose casi que, en arenas movedizas, Jackeline esperaba ansiosa una señal que compensara su esfuerzo y devoción, tener un buen empleo.

PASOS AGIGANTADOS

Llegó el 2011, en la segunda semana de enero, Jackeline fue contactada por segunda vez, en esta ocasión, la llamada provino de uno de los Consorcios a cargo del segundo gran proyecto para la ampliación del Canal de Panamá, Fase Cuatro, canal de aproximación al océano Pacífico.

“Desde el Consorcio me llamaron y asistí a esa segunda entrevista con la gerencia de calidad del proyecto. Desde que pisé el terreno del área de la ampliación del Canal, fue como una película, todo era inmenso, la infraestructura que habían montado para la construcción de las esclusas y todos los equipos de tecnología, eran increíbles y geniales”.

Al ver todo eso, Jackeline decía: “Dios mío, no lo puedo creer, este es el segundo paso, vamos a ver si puedo seguir”. Quien la entrevistó era venezolano, especialista en Geotecnia y el gerente del Consorcio, se sentía estresada y muy nerviosa, pero su fuerte era todo lo relacionado con el tema de gestión de calidad y auditoría.

Después de varios minutos de charla, la confianza se apoderó de la colombiana, se convenció de que su perfil era el apropiado para asumir el trabajo. Solo faltaba la aprobación de la autoridad del Canal de Panamá, para cerrar con broche de oro e iniciar la travesía de su vida, en donde imprimiría el sello colombiano y costeño.

El 17 de enero de 2011 inició su trabajo en tierra firme, más que un reto laboral, era un reto personal, era la oportunidad para demostrar que era ella la elegida.

EL RETO

Cuando Jackeline Martínez Morales entró al proyecto, se enfrentó a uno de sus mayores retos, estar con personas de varias nacionalidades, panameña, venezolana, mexicana, europeos, entre otros. Ella era la única colombiana.

“Definitivamente el hecho de que viniéramos de países diferentes, hacía que hubiera mucha pugna y guerra de poderes dentro del proyecto. Y aunque se presentaron muchas disputas, siempre fui muy centrada y objetiva en mis labores, dejando en alto a mi país y a mi tierra”, aseguró.

“EL TRIUNFO ES DE MIS PADRES”

Al verse sola, porque no ingresó más profesional colombiano, por lo menos en la fase donde estuvo Jackeline, PAC 4, correspondiente al canal de aproximación hacia el Pacífico, en donde se construyó el Canal artificial para que los barcos puedan entrar antes de las esclusas del Pacífico, trabajó en la presa más grande llamada Borinque, haciendo control de calidad y colocando rellenos.

Jackeline pensó en sus padres y en todos los esfuerzos que hicieron para que ella triunfara, es por ello, que no duda en decir, que ese logro alcanzado en Panamá es de su madre, Rosa María Morales y su padre, Carlos Martínez.

“Ese domingo que vi pasar el Cosco Shipping Panamá por la ampliación del Canal, mis ojos se llenaron de lágrimas y me emocioné, porque no podía creer que yo hubiese hecho parte de tan magno proyecto”, narró con voz entrecortada por recordar aquel momento.

No deja de lado lo que le prometió a Dios, es devota del Santo Rosario y señala, que es su soporte espiritual para enfrentar retos de ambientes competitivos como el que tuvo que asumir en el proyecto de ampliación del Canal de Panamá.