Cultura
De la tradición religiosa a la parranda, el dogma de la Virgen María
La noche de las velitas es una de las festividades más tradicionales de Colombia, en la cual se celebra el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, porque desde los tiempos más antiguos, la Bienaventurada Virgen es honrada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles acuden con sus súplicas en todos sus peligros y necesidades».
Este siete y ocho de diciembre las casas de los samarios se iluminarán con el tradicional Día de las Velitas y la presencia del espíritu de la Inmaculada Concepción, pero lo que muchos no saben es la razón por la cual se celebra año tras año.
“Es aquella que pertenece al pueblo de Dios, la fiesta mariana que más pertenece al Señor”, dice el sacerdote Luís Valencia, párroco de la iglesia Santa Ana. “El dogma de la Inmaculada Concepción consiste en aquella declaración de la iglesia que la Virgen María fue concebida sin pecado original por un privilegio especial de Dios”.
Pero su origen se remonta a muchos años atrás, cuando el emperador Nerón (37- 68 después de Cristo) hacía una fiesta pagana de adoración al dios Sol, en las que se untaba brea a las personas para inmolarlas y se ponían como antorcha.
“Esa afirmación no se encuentra en las Sagradas escrituras, sino que el pueblo de Dios desde el inicio lo creyó así, y en una discusión a lo largo del tiempo que tardó unos 18 siglos, el pueblo de Dios siempre les pidió a sus pastores que declarara ese dogma, que es un privilegio especial de María”, señaló el párroco de la parroquia Santa Ana.
Fue luego, en 1858, que la Iglesia transformó la fiesta pagana en algo religioso, cuando el Papa Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción, que María, desde el momento de su concepción, por un don gratuito de Dios y por los méritos de Jesucristo, fue preservada de toda mancha del pecado original. Esta doctrina incluye que María nunca desobedeció a Dios en toda su vida.
“Muchas personas ante la noticia fueron a Roma e hicieron una noche de vigilia, la plaza de San Pedro repleta de personas en una noche de oración, era una noche fría, y para calentarse lo que encendieron fue unas velas y eso explica el porqué se encienden las velitas en honor a la Santísima Virgen María”, narró el sacerdote Luís Valencia.
La Virgen María y su adoración ganaron protagonismo entre los cristianos y por eso cada 7 diciembre se encienden las velas en las vísperas de este día marcado en el calendario católico.
¿FIESTA RELIGIOSA?
A pesar de tener una connotación religiosa, el Día de las Velitas ya no es como antes. Así opina la devota María Paula Figueroa. “Ahora todo ronda sobre la fiesta, encienden las velitas a las 7 de la noche y la tradición dice que debe ser en la madrugada del 8 de diciembre”, cuenta esta mujer de tradiciones religiosas.
“Hace muchos años veíamos una fiesta religiosa en las que nuestros padres rezaban y luego prendíamos las velitas, los niños nos despertábamos en la madrugada a prenderlas y cuidar que la brisa no las apagara, ahora la idea es que es una fiesta y un motivo más para amanecer y tomar licor”, afirma Figueroa.
Por su parte, el padre Luís Valencia dice que la iglesia invita a los fieles a encender las velas, “no tanto de una manera folclórica, sino en honor a la Virgen María, además, que sea una fecha para reflexionar y encontrar un ejemplo para servir a los hermanos”.
En la parroquia Espíritu Santo, ubicada en la Ciudadela 29 de julio, se hacen novenas en honor a la Inmaculada Concepción que terminarán con una solemne ceremonia. Las velitas son encendidas en los hogares tradicionales de la ciudad desde la 12:00 de la noche hasta las 3:00 de la madrugada. Todos reunidos expresan una plegaria a la Virgen María.
“Prender velitas es una tradición rescatada de mi madre, nunca la he dejado y ahora se la transmito a mis cuatro hijos. Las prendemos en la madrugada del 8, siempre guardaremos esta tradición que se ha perdido en muchos hogares”, manifiesta María del Carmen Ortega.
SE ACTIVA EL COMERCIO
Esta fecha religiosa activa también el comercio de velitas y faroles. “Ya son muchos años ejerciendo la labor de vender velitas, ya comenzó a moverse y puedo vender unos 600 paquetes para comprarle la ropa a mis hijos”, dice Augusto Barros, quien lleva 20 años vendiendo velitas cada víspera del 7 de diciembre.
A su vez, Barros resalta que en estos veinte años de actividad el comercio de velitas y faroles no se mueve como antes. Considera que la tradición religiosa se ha perdido y las festividades tienen otra connotación social. Sus clientes son mujeres adultas entre los 45 y 70 años de edad.
“Los jóvenes no compran velitas, eso nos dice que en un par de años la tradición religiosa se perderá. Solo permanecerá en aquellos hogares que han sido inculcados por los abuelos”, agrega Augusto Barros.
La Iglesia conmemora el nacimiento de la Virgen el 8 de septiembre. Para determinar la fecha en la cual fue concebida María en el seno de su madre, hay que restar 9 meses para llegar al 8 de diciembre, donde es recibida en cada corazón con alegría, devoción y luz.
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